Rutilius Pudens Crispinus, [-.]. Italia, c. 188 – ?, 244-249 post. Gobernador de las provincias de Hispania citerior, Lusitania y Baetica.
Itálico de origen, poseía tierras en la región de Ostia y junto a la Via Salaria; fue abuelo del también senador Rutilius Crispinus. Una larga inscripción que sostenía su estatua en Roma relata la vida de este personaje, que desarrolló la mayor parte de su carrera entre los gobiernos de Septimio Severo (193-211) y Gordiano III (238-244).
Inició su carrera en el orden ecuestre como jefe de una unidad auxiliar de caballería, la cohorte I de Lusitanos, y probablemente recibió las insignias del orden senatorial antes del año 211; hacia el año 213 ya había ejercido la cuestura, que en la carrera de un joven senador se desempeñaba hacia los veinticinco años de edad, y hacia el 218 había recibido ya la pretura, lo que solía ocurrir hacia los treinta.
Tras desempeñar el mando de la legión XV Apollinaris, el año 225, coincidiendo con la llegada al trono de Severo Alejandro (222-235), asumió el gobierno de la provincia hispana de Lusitania; a éste le seguirían los de Tracia, Siria y Achaia, todos en el mismo reinado.
Seguramente fue a finales de esta etapa cuando asumió el consulado sufecto. El año 238 formó parte de la comisión nombrada por el Senado para poner fin a la inestabilidad generada durante el gobierno de Maximino (235-238), los XXviri ex Senatu consulto rei publicae curandae; tras el asesinato de Pupieno y Balbino (238), con la llegada al trono de Gordiano III (238-244) se volvió a encauzar su carrera política fuera de Italia.
De este modo, hacia el verano del año 238 asumió el gobierno de la provincia de Hispania citerior et Callaeciae, la nueva denominación de un territorio unificado que por unas décadas había estado dividido.
Sucedía en el cargo, ya como hombre leal al emperador Gordiano III, a Quinto Decio Valeriano (el futuro emperador Trajano Decio) que había sido fiel a los intereses de Maximino el Tracio; permanecería en Hispania, en esta su segunda estancia, hasta el año 241.
A finales del gobierno de Gordiano III o a comienzos del de Filipo I (244-249) fue nombrado gobernador de la provincia hispana de Baetica, su tercer y último destino en la Península Ibérica. Su designación como gobernador dependiente del monarca muestra que la Bética en estos años centrales del siglo III ya no estaba regida por procónsules como con anterioridad; este dato, conocido ahora gracias a la reinterpretación hecha por Géza Alföldy de su inscripción honorífica de Roma, supone un importante cambio en nuestros conocimientos sobre la organización administrativa de la Hispania romana.
Bibl.: G. Alföldy, Fasti Hispanienses. Senatorische Reichsbeamte und Offiziere in den spanischen Provinzen des römischen Reiches von Augustus bis Diokletian, Wiesbaden, Franz Steiner Verlag, 1969, págs. 59-60; H. Devijver, Prosopographia militiarum equestrium quae fuerunt ab Augusto ad Gallienum I-VI, Lovaina, Symbolae Facultatis Litterarum et Philosophiae Lovaniensis Ser. A 3, 1976-2001, n.º R 20; G. Alföldy, “Der Status der Provinz Baetica um die Mitte des 3. Jahrhunderts”, en R. Frei Stolba y M. A. Speidel (eds.), Römische Inschriften-Neufunde, Neulesungen und Neuinterpretationen. Festschrift für Hans Lieb zum 65. Geburstag dargebrachjt von seinen Freunden und Kollegen, Basilea, Reinhard, 1995, págs. 30-42; K. Wachtel, Prosopographia Imperii Romani saec. I, II, III. Editio altera (PIR²), Pars VII, Fasciculus 1, Berlin-New York, Walter de Gruyter, 1999, n.º R 257; F.J. Navarro, “Nuevos magistrados senatoriales en la Península Ibérica. Un complemento a los Fasti Hispanienses”, en J. González (ed.), Ciudades privilegiadas en el Occidente romano, Sevilla, Universidad, 1999, pág. 448; G. Alföldy, Corpus Inscriptionum Latinarum. Volumen sextum. Inscriptiones Vrbis Romae Latinae; pars octava... Fascilculus tertius: Titulos magistratuum populi Romani ordinum senatorii equestrisque thesauro schedarum imaginumque ampliato, Berlin-New York, Walter de Gruyter, 2000, n.º 41229 (= CIL VI 41229); Provincia Hispania Superior, La Coruña, 2002, págs. 34 y 72.
Juan Manuel Abascal Palazón