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Mawlay 'Abd al-Malik

Biografía

Mawlāy ‘Abd al-Mālik. El Maluco. Fez (Marruecos), 1541 – Río Oued el-Makhazen, Alcazarquivir (Marruecos), 4.VIII.1578. Sultán de la dinastía Sa‘dí de Marruecos.

Hijo de Muḥammad Šayj, sultán sa‘dí de Marruecos de 1544 a 1557, y hermano de ‘Abd Allāh al-Gālib, que gobierna entre 1557 a 1574. Durante el sultanato de este último debe huir de su tierra al conocer las intenciones de acabar con sus familiares, pretendientes directos al trono, para asegurar la descendencia a su hijo Abū ‘Abd Allāh Muḥammad b. ‘Abd Allāh, al-Mutawakkil. Se refugia primero en el cercano reino de Tremecén, para exiliarse luego en las ciudades de Argel y Estambul. Se alía, por lo tanto, con los enemigos declarados de su hermano que pretenden dominar de Marruecos desde mediados de siglo. En 1563 combate con el ejército del beylerbey argelino en el asedio del doble presidio español de Orán-Mazalquivir y en 1574 toma parte en la conquista de la fortaleza de La Goleta y la ciudad de Túnez que realiza Eludj Alí (el “Ochalí” cervantino).

Durante estos años, tanto en Estambul como en Argel, pretende que la Sublime Puerta le conceda armas y dinero para emprender la conquista de las tierras gobernadas por los sa‘díes, requerimientos que son dilatados en el tiempo por el sultán otomano. En 1574 se desposa con la hija de Haŷŷī Murād (Agi Morato), personaje que será utilizado por Miguel de Cervantes como eje de la trama de Los Baños de Argel, con la que tiene un hijo que se llamará Muley Ismael. Su matrimonio le entronca con uno de los principales personajes del Argel otomano y su destacada intervención en la empresa tunecina le deparó el cambio de actitud de Murad III. Según informa el cronista al-Ifrānī (1669-1727), el pretendiente al trono de los sa‘díes envió a su madre, Sahāra al-Raḥmāniyya, una carta relatando el éxito del ejército osmanlí ante los defensores españoles del fuerte de La Goleta. Es la primera persona que comunicaba a la Sublime Puerta este deseado éxito, por lo que pidió como recompensa al sultán que los jenízaros asentados en la regencia berberisca ayudaran a su vástago en la empresa de Marruecos. La orden la recibe Eludj Alí a mediados de 1575, saliendo el Maluco de Argel con destino a Tremecén en diciembre de 1576.

El ejército lo formaban, según Diego de Haedo, seis mil turcos escopeteros, mil azuagos del rey del Cuco, ochocientos sipais, doce piezas de artillería y sesenta mil jinetes marroquíes que se fueron uniendo al pretendiente a lo largo del viaje. La batalla con los fieles de su sobrino, mandados nominalmente por Muley Xeque, el futuro Felipe de África, se produce en al-Rukn el 17 de marzo de 1576. La traición del alcalde andalusí Dugalī, con mil quinientos infantes de su mismo origen, decantó la victoria para el pretendiente, siendo proclamado sultán de Fez en los días siguientes. El antiguo gobernante se refugió en la ciudad de Marrakech, donde reorganizó sus fuerzas para volver a luchar contra el ejército del Maluco en Jandaq al-rayḥān (barranco del arrayán), en las cercanías de la ciudad de Salé. Nuevamente fue derrotado al-Mutawakkil, entrando ‘Abd al-Malik en la ciudad el 16 de julio de 1576. La guerra entre los dos pretendientes se continuó a lo largo de los siguientes meses por el control de las regiones de Sus, lugares donde varios morabitos prestaron apoyo al sultán desposeído. Aprovechando que los ejércitos de su enemigo se encontraban persiguiendo a sus partidarios, atacó Marrakech, saqueando la judería, aunque sin lograr conquistar la alcazaba. A fines de 1577, al-Mutawakkil se encontraba con un escaso número de seguidores en las tierras del Atlas, desplazando su lucha contra el Maluco hacia el norte del país para buscar el apoyo de los reyes peninsulares. Por los continuos reveses militares que sufrió en estos meses se tuvo que acoger bajo la protección de los cañones de la fortaleza del Peñón de Vélez de la Gomera, donde fue muy bien recibido por el gobernador español.

A lo largo de estos años de guerra civil, se iniciaron una serie de embajadas de los dos pretendientes con los monarcas ibéricos, Felipe II y don Sebastián. Al-Mutawakkil ofreció al rey luso, por medio de su cuñado ‘Abd al-Karīm ibn Tūda, la entrega de la plaza de Larache, que se despobló ante la falta de interés de la corte lisboeta, y la de Arcila al gobernador de Ceuta, Duarte de Meneses, que fue ocupada por los fronteiros en julio. Al-Karīm, después de esta acción, se desplazó a Lisboa para negociar un acuerdo con el rey portugués para lograr su ayuda para recuperar el sultanato perdido.

‘Abd al-Mālik, por su parte, dio a entender a Felipe II que ha roto completamente con sus antiguos aliados, los otomanos, y que estaba dispuesto a firmar una alianza ofensiva y defensiva con España. Esto mismo hizo saber a la corte francesa e inglesa para escapar de la amenaza intervencionista de Estambul. Luis Cabrera, Francisco de Zúñiga y Tapia, Diego Marín y Andrea Gasparo Corso, espías y emisarios de ambas partes, ratificaron la veracidad de la propuesta del Maluco con anterioridad y posterioridad a la conferencia de Guadalupe. De esta manera, el sultán marroquí contradecía todos los argumentos expuestos por don Sebastián a Felipe II para emprender la empresa en África, lo que explica el comportamiento del Rey Prudente en esta cuestión. Los informes de Diego Torres y Francisco de Aldana confirmaron a principios de 1578 la sinceridad de las propuestas de amistad y colaboración de al-Malik, así como el poco apoyo militar y civil con el que contaba en Marruecos. Al mismo tiempo, Euldj Alí pidió al sultán que dejara entrar en los puertos de Salé y Larache a los corsarios argelinos. Francisco de Ibarra llegó a redactar un tratado para ser firmado por los dos príncipes, documento que no salió de Madrid por los acontecimientos que propició el mesianismo del rey portugués.

El Maluco intentó hasta el último momento no entrar en batalla con don Sebastián, pero la deserción de sus filas de su sobrino Muley Naṣr, que se presentó arrepentido ante su hermano en Arcila, y las ansias de emprender el combate del rey portugués impidieron sus buenos deseos. Muley ‘Abd al-Mālik se presentó en el campo de batalla cercano al río Majazin muy enfermo y fue llevado en una litera dado su mal estado de salud. La causa de su muerte varía, según la fuente que se consulte: del envenenamiento hasta unas cuartanas, falleciendo durante el desarrollo de la batalla. Se silenció el óbito a los soldados que combatieron el 4 de agosto de 1578 para que no decayera su moral en la lucha, que apenas duró dos horas. Su vida termina a los treinta y seis años el mismo día que la de sus adversarios al-Mutawakkil y don Sebastián de Portugal, razón por la que se conoce este hecho de armas como “la batalla de los tres reyes”.

Muley ‘Abd al-Mālik, el Maluco, es uno de los sultanes marroquíes que cuenta un mayor número de descripciones en las fuentes cristianas y árabes. Ambas, aunque por cuestiones diferentes, coinciden en ponderar su sabiduría, dominio de idiomas, afición a la ciencia, conocimiento de los libros sagrados cristianos e islámicos, genio y valentía militar, buen trato que da a los cautivos y por adoptar muchas de las costumbres civiles occidentales. Algunos textos portugueses y marroquíes refieren algunas críticas con respecto al ejercicio del poder, aunque el escaso tiempo que lo detenta puede excusarle de algunas de estas interpretaciones sesgadas del personaje. Miguel de Cervantes lo describe en Los baños de Argel con estas palabras: “Moro muy famoso, / y en su secta y mala ley / es versado y muy curioso. / Sabe la lengua turquesca, / la española y la tudesca, / italiana y francesa, / duerme en alto, come en mesa / sentado a la cristianesca. / Sobre todo es gran soldado, / liberal, sabio, compuesto, / de mil gracias adornado.”

 

Bibl.: J. Bautista, Crónica de la vida y admirables hechos del muy alto y muy poderoso señor Muley Abd el-Melech, emperador de Marruecos y rey de los reynos de Fez, Mequinez y Sus, y del victoriosísimo sucesso en la restauración de todos ellos [...], 1577; J. Centellas, Les voyages et conquistes des Roys de Portugal es Indias d´orient, Ethiopie, Mauritania d´Afrique et d´Europe […], Paris, 1578; J. F. Conestaggio, Dell´Unione del Reyno di Portogallo alla Corone di Castiglia, Napoli, 1585; D. de Torres, Relación del origen y suceso de los arifes y del estado de los reinos de Marruecos, Fez y Tarudante, Sevilla, Francisco Pérez, 1586 (ed., est., índices y notas de M. García-Arenal, pról. de J. Caro Baroja, Madrid, Siglo XXI de España, 1980); L. del Mármol Carvajal, Descripción General de África, Granada, René Rabat, 1573; H. de Mendoça, Jornada de Africa, Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1607; D. de Haedo, Topografía e historia general de Argel, Valladolid, 1612 (ed. de I. Bauer, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927); L. Nieto, Relación de las guerras de Berbería y del sucesso y muerte del Rey Don Sebastián, Corpus de Documentación Inédita para la Historia de España (CODOIN), C, Manuel Giniesta, 1864, págs. 411-502; Zayyani Ez, Et-Trdjeman el Mo´arib an dosel el Machriq ou l´Maghrib, tr. de O. Houdas, Paris, 1886; Al-Ifrani, Nozhet-Elhadi, Histoire de la dynastie saadienne au Maroc (1511-1670) por Mohammed Esseghir ben Abadía Eloufrani, texte arabe et traduction française publiés par O. Houdas, Paris, 1888-1889; Sources Inédits de l´Histoire du MarocDinastía Saadienne, I serie, Paris, 1905-1912; H. de Mendoça, Chronique anonime de la dynastie saadienne, ed. de G. Colin, Rabat, 1934; J. Oliver Asín, La hija de Agi Morato en la obra de Cervantes, Madrid, S. Aguirre, 1948; Vida de Don Felipe de África, Príncipe de Fez y Marruecos, Madrid-Granada, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1955;; P. Berthier, La bataille de l´Oued el-Makhazen, dite bataille des trois rois (4 aout 1578), Paris, CNRS, 1985; M. de Cervantes, Los Baños de Argel, ed. de J. Canavaggio, Madrid, Taurus, 1992; M. García-Arenal, F. Rodríguez Mediano y R. El Hour, Cartas Marruecas. Documentos de Marruecos en Archivos Españoles (siglos XVI-XVII), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002; Ch. de la Veronne, “Les frères Gasparo Corso et le Chérif Moulay ‘Abd el-Melek”, en SIHM, III, págs. 157-165.

 

Beatriz Alonso Acero y Miguel Ángel Bunes Ibarra

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