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Juan de Jaraquemada y Codina

Biografía

Jaraquemada y Codina, Juan de. Islas Canarias, c. 1563 – Lima (Perú), s. XVII. Militar, gobernador y capitán general del reino de Chile, caballero de la Orden de Santiago.

Nacido en Canarias hacia 1563, hijo de Juan Codina e Isabel de Jaraquemada; asistió desde muy joven a las guerras, estando presente en las campañas de Lombardía, en 1577, y en las de Portugal más tarde; soldado destacado en las guerras de Flandes, peleó allí durante siete años, siendo agraciado con una renta de dieciocho escudos de ventaja; vuelto a España fue, sucesivamente, capitán de Infantería; sargento mayor de una compañía en las Islas Canarias, en la que se mantuvo al mando durante seis años; pasó a La Habana con el socorro de Francisco Colona y luego a Cádiz.

Fue a América con el marqués de Montes Claros, virrey de Nueva España, de quien era su criado, y éste le nombró, sucesivamente, corregidor de Tabasco, castellano del fuerte de San Juan de Ulúa y tesorero de la Casa de Contrataciones de México.

Nominado Montes Claros como virrey de Perú, Jaraquemada vino en su compañía como su mayordomo, pasando después a desempeñarse como alguacil mayor de la Audiencia de Lima, corregidor de Huancavelica y, después, de Cajamarca.

Cuando el virrey Montes Claros se enteró de la muerte del gobernador de Chile, Alonso García Ramón, decidió —pues tenía poderes para ello— nombrar como nuevo gobernador de ese reino a una persona de su confianza, recayendo dicho nombramiento, expedido el 20 de noviembre de 1610, en la persona de Juan de Jaraquemada.

Para justificar su decisión, el virrey, en carta de 21 de noviembre de 1610, escribía a Felipe III, diciendo: “La persona [Jaraquemada] es cuerda, prudente, de autoridad y canas, y de quien vi hacer al adelantado mayor de Castilla, mi tío, mucha estimación y confianza, que me obligó a encargarle, después que estoy en las Indias, cosas graves y de importancia, de que ha dado satisfacción”.

El virrey no quería arriesgar el desempeño de su aliado al nuevo gobernador de Chile y, por ello, aprovechando que el afamado militar de las guerras de Chile, Pedro Cortés, se encontraba en Lima, le despachó título de maestre de campo y le hizo acompañar a Jaraquemada; además, y siempre en el mismo espíritu, acudió a viejos militares residentes, como Miguel de Silva, para que le acompañaran y asesoran en su gobierno.

Jaraquemada salió de Callao el 4 de diciembre, con doscientos hombres de armas y recaló en Valparaíso el 1 de enero de 1611. Sorprendido por la pobreza del lugar —sólo había unos cuantos galpones— inició sus acciones de gobierno designando al puerto cabeza de todo el distrito comarcano y lo dotó de un corregidor especial. De camino a Santiago, visitó el obraje de paños de Melipilla, que era una fábrica real.

Recibido en el cargo el 17 de enero de 1611, enterado de las cosas de Chile y entregado el mando por parte del oidor Merlo de la Fuente, mandó a su maestre de campo tomar control del ejército y se puso resueltamente a administrar al país, siendo uno de los más importantes problemas de la época, el de la permanencia o no del servicio personal de los indígenas.

Una vez acabados los primeros trabajos administrativos, marchó a Concepción, resuelto a entrar en campaña contra los indígenas. Reunió cerca de ochocientos hombres, mientras Ainavilu, jefe mapuche, lograba juntar cerca de seis mil guerreros venidos de todas las comarcas del sur. El encuentro no tardó en producirse y, aunque logró desbaratar a los mapuches, no pudo causarles grandes daños. Un levantamiento en las márgenes del Bio Bio le hizo volver a la zona de Concepción.

Entretanto, en España, el padre Valdivia se hallaba predicando, ante la persona del Monarca, la denominada guerra defensiva. Decía en su discurso que la guerra contra los indígenas de Chile era una guerra injusta y que el único modo valedero de conseguir la pacificación de ellos era a través de la conquista espiritual que permitiera, a través de las misiones religiosas enclavadas en el territorio mapuche, la conversión y la aculturación de los naturales. Convencido el Rey y el Consejo de Indias, decretó la guerra defensiva como método a seguir y el virrey —también proclive a ese sistema— lo ordenó para Chile, mandando a la Audiencia y al gobernador ponerse a las órdenes del padre Valdivia.

En Chile el criterio de los soldados era contrario a lo mandado por las autoridades y el propio Jaraquemada, que siempre marchó conforme a los designios del virrey, se opuso a lo mandado, diciendo al Rey en carta de 28 de enero de 1612 que aquél era “uno de los mayores engaños que se pueden pensar, y el más cierto camino para acabarlo de destruir y arruinar todo”.

Terminado su gobierno y nombrado su sucesor, Jaraquemada volvió a Perú y, desde allí, preparó su vuelta a España, donde continuó prestando servicios a la Corona, sirviendo como castellano de Pamplona y gobernador de las fuerzas de Alarache. Ordenado caballero de la Orden Militar de Santiago, con pruebas aprobadas el 23 de agosto de 1623, fue casado en 1623 con una señora de apellido Quemes.

 

Bibl.: D. Rosales, Historia General del Reino de Chile. Flandes Indiano, Valparaíso, 1877; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial, Santiago, Imprenta Elzebiariana, 1906; C. Errázuriz, Historia de Chile bajo los gobiernos de García Ramón, Merlo de la Fuente y Jaraquemada, Santiago, 1908; F. A. Encina, Historia de Chile, Santiago, Editorial Nascimento, 1940; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago, Editorial Andrés Bello, 1956; A. Ovalle, Histórica Relación del Reyno de Chile, Santiago, 1969; S. Villalobos, Historia del pueblo chileno, t. IV, Santiago, Editorial Universitaria, 2000; D. Barros Arana, Historia General de Chile, Santiago, Editorial Universitaria, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2000.

 

Julio Retamal