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Domingo Cerdán

Biografía

Cerdán, Domingo. Zaragoza, c. 1309 – c. 1391. Justicia de Aragón.

Pertenecía a una familia infanzona aragonesa afincada en Zaragoza, y debió de nacer a principios del siglo xiv, hacia 1309, ya que cuando renuncia al cargo de justicia era octogenario. Se casó con María Sanz de Aliaga y uno de sus hijos, Juan, le sucedió en el cargo. Vivía en el barrio de la parroquia de Santa María la Mayor de Zaragoza.

En 1357, cuando Pedro IV encomendó al justicia de Aragón, Juan López Sesé, la defensa de Zaragoza en uno de los episodios de la larga guerra con Castilla, nombró para ayudarle en su labor a seis jurados, dos caballeros, dos infanzones y algunos letrados importantes, entre los que se encontraban Jaime de Hospital y Domingo Cerdán.

El 10 de octubre de 1362, estando el Rey en Perpiñán, le concedió el oficio de justicia de Aragón. Como solía ser habitual, el Rey le hizo varios encargos relacionados con el cobro de deudas y con la recaudación de tributos para financiar la guerra con Castilla. E incluso, en enero de 1364, le ordenó que en adelante, no aceptara firmas de derecho —procedimiento procesal aragonés que paralizaba cualquier actuación mientras se demostraba si se había conculcado el derecho del que presentaba la firma— porque se usaban como excusa, para no pagar a los comisarios del General del reino el tributo acordado y esto provocaba que no hubiese dinero para pagar las soldadas a los hombres de a caballo. En 1368 le volvió a recordar este mandato.

Sin embargo, no parece que mantuviera muy buenas relaciones con el Rey ya que éste, en numerosas ocasiones, le llamó la atención, recordándole sus obligaciones y competencias. Por ejemplo, le ordenó que observara y no fuera en contra, por ningún motivo, de la concesión de gracia que había otorgado el Rey a los judíos de la aljama de Ejea (Zaragoza). Años más tarde, le pidió que no se entrometiese en asuntos que compitiesen a otros oficiales, como el merino de Zaragoza, salvo en el caso de que se presentara una apelación contra dichos oficiales.

Este justicia, arropado quizá por sus buenas relaciones con la nobleza aragonesa, se atrevió a incumplir disposiciones reales e incluso a cuestionar asuntos de la competencia real. Así, entre junio y julio de 1370 el Rey le ordenó con reiteración que no dejara de observar los fueros, usos y libertades que tenían la ciudad y aldeas de Teruel —distintos en esa época a los del resto de Aragón— y al final le condenó al pago de 1.000 maravedís por no cumplir su mandato. Cuando Pedro IV destituyó a Pedro Jordán de Urriés de los cargos de merino y bayle de las aljamas de moros y judíos de Huesca, Domingo Cerdán aceptó la firma de derecho presentada por el destituido, al ser su nombramiento y cese eran competencia exclusiva del Rey.

Y lo mismo ocurrió cuando el Rey quiso destituir al infante Don Juan de la lugartenencia del reino.

Cerdán estuvo presente en las Cortes que se celebraron durante su tiempo, aunque Juan I tuvo que requerir su presencia, bajo pena de incurrir en la ira del Rey, en las Cortes generales de Monzón de 1389, diciéndole que dejase cualquier cosa que estuviera haciendo y acudiese a ellas. Tradujo del romance al latín los fueros promulgados en las Cortes de Monzón de 1362, Zaragoza-Calatayud de 1366; Tamarite-Zaragoza de 1367, Caspe-Alcañiz-Zaragoza de 1371, y Zaragoza de 1380-1381. Precisamente en estas últimas, el Rey, ocupado como estaba por las celebraciones de la solemne coronación que quiso ofrecer a su cuarta esposa Sibila de Forciá, con la autorización de las Cortes, delegó en el justicia para que continuasen celebrándose sin la presencia del Monarca.

No debió de ser Domingo Cerdán demasiado honesto, como se deduce de las diversas reclamaciones que se presentaron contra él. En marzo de 1387, Juan I encargó a los jurisperitos de Zaragoza Fernando Jiménez de Galloz y Sancho Acenar de Guardeyn que estudiaran todas las causas civiles y criminales, tanto principales como de apelación, que afectaran al justicia de Aragón, a su mujer e hijos, domésticos, familiares y hombres de sus tierras y lugares. Sin embargo, no parece que hubiera consecuencias negativas a raíz de estos hechos porque siguió en el cargo un par de años más.

Aparte de Jaime de Hospital, conocido jurisperito, figuran otros lugartenientes de este justicia, como Jimeno de Huesca en 1367, Juan Aldeguerri en 1380 y Juan Pérez de Cáseda entre 1384-1389.

El 7 de diciembre de 1389, Juan I aceptó la renuncia, con condiciones según Giménez Soler, al justiciazgo del octogenario Cerdán. El mismo día el Rey armó caballero a Juan Ximénez Cerdán, hijo de Domingo, y le nombró sucesor en el cargo de justicia de Aragón. Con ello se sentó un precedente que a la larga no beneficiaría al prestigio de esta institución.

Juan Ximénez Cerdán, en la Carta Intimada que dirigió a Martín Díez de Aux en 1435, dice que su padre murió a los dos años, poco más o menos, de haber renunciado al cargo y que fue enterrado en Zaragoza, en la iglesia de Santa María la Mayor, en la capilla del Santo Espíritu.

 

Bibl .: A. Giménez Soler, “El Justicia de Aragón Juan Giménez Cerdán”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, año 1, n.os 8 y 9 (agosto-septiembre, 1897), págs. 337-346; “Las libertades aragonesas”, en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, t. I (1901-1902), págs. 25-38; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, edición preparada por Ángel Canellas López, vol. 4, libro IX, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1978; Á. Bonet Navarro, Procesos ante el Justicia de Aragón, Zaragoza, Guara Editorial, 1982; M.ª L. Rodrigo Estevan, Documentos para la historia del Justicia de Aragón, vol. I Archivo Histórico de la Corona de Aragón, Zaragoza, El Justicia de Aragón, 1991; A. M. Parrilla Hernández, Documentos para la historia del Justicia de Aragón, vol. II Archivos Aragoneses, Zaragoza, El Justicia de Aragón, 1991; L. González Antón, “La vinculación familiar del cargo de Justicia y sus consecuencias institucionales”, en Tercer Encuentro de Estudios sobre el Justicia de Aragón (Zaragoza, 24 de mayo de 2002), Zaragoza, El Justicia de Aragón, 2002, págs. 9-31.

 

María Dolores Barrios Martínez

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