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Francisco Silvela y de le Vielleuze

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Biografía

Silvela y de Le Vielleuze, Francisco. Madrid, 15.XII.1845 – 29.V.1905. Jurista, escritor y político; presidente del Gobierno como jefe del Partido Conservador.

Nieto del afrancesado Manuel Silvela e hijo del notable jurista y político Francisco Agustín Silvela Blanco y su esposa Luisa Antonia de Le Vielleuze, distinguida dama guipuzcoana, nació en Madrid el 15 de diciembre de 1845. Activo ateneísta, tras ingresar en la Facultad de Derecho en 1858, siguió la carrera de Leyes en la Universidad Central con tal aprovechamiento que en el mismo año de su licenciatura (1862) se incorporó a la Academia de Jurisprudencia, y a los dieciocho años había publicado ya un notable trabajo, su Reseña general del Derecho español.

Tras la revolución de 1868, figuró como diputado por Ávila en las Cortes Constituyentes, dentro del grupo de la Unión Liberal. Entró en sustitución de Joaquín Escario, diputado electo por Ávila en las votaciones del 15 de enero de 1869 que, al no presentar su credencial, en sesión de 12 de marzo de 1869 renunció.

Su primera intervención política fue el discurso de inauguración de la Bolsa de Madrid en abril de 1869.

Tras esto, Francisco Silvela obtuvo acta de diputado en trece elecciones más, entre 1871 y 1903, siempre por la circunscripción de Ávila, salvo en los comicios de 1893, en que fue diputado por Pontevedra. Durante las segundas cortes amadeístas en 1872, renunció a presentarse como diputado.

Vinculado al canovismo, al producirse la Restauración tuvo papel destacado en las nuevas Constituyentes de 1876. En el primer gobierno de Cánovas, fue subsecretario de Gobernación con Romero Robledo en el Ministerio y dimitió por incompatibilidad con el titular. Obtuvo ya una cartera ministerial —la de Gobernación— en el Gabinete conservador que presidió Martínez Campos en 1879, de la que fue titular entre el 8 de marzo y el 9 de diciembre de ese año.

Intentó, durante su mandato, crear un sistema de beneficencia que encontró fuerte oposición por parte de Romero Robledo, que lo sucedió en la cartera bajo el nuevo gabinete de Cánovas.

Como abogado en ejercicio, el bufete de Francisco Silvela alcanzó extraordinario prestigio, que culminó con la aparición de sus Estudios sobre las bases del Código Civil (1876), pero al mismo tiempo cultivó la investigación histórica; así, en 1885 publicó el interesantísimo epistolario de Felipe IV y sor María de Ágreda.

El 18 de enero de 1884, bajo la presidencia de Cánovas, ocupó el Ministerio de Gracia y Justicia hasta el 27 de noviembre de 1885, en que se constituyó un nuevo gabinete de Práxedes Mateo Sagasta. En ese tiempo, y tras la firma del pacto de El Pardo entre Cánovas y Sagasta y la muerte de Alfonso XII al día siguiente en noviembre de 1885, Silvela fue segundo de Cánovas en el Partido Conservador. De nuevo con Cánovas como presidente, fue titular de Gobernación entre el 5 de julio de 1890 y el 23 de noviembre de 1891, en que dimitió por desacuerdo ante la reconcicliación de Cánovas y Romero Robledo.

En política le caracterizó siempre su pasión por la autenticidad, esto es, por la limpieza en los usos electorales: ello le enfrentó con Romero Robledo, encarnación de la picaresca en los comicios, típica del “turnismo” pero de hecho inevitable en una época en que la situación social no se avenía con la teórica democracia —el sufragio universal masculino— proclamada en 1890; ello le llevó a una ruptura con Cánovas (1892), aunque se abstuvo de intentar la creación de un partido disidente del conservador que aquel presidía.

Situado al margen de la política durante la crisis de Ultramar, a partir del final de ésta —y ocurrida la muerte de Cánovas (asesinado en 1897)—, Silvela, que se hizo notar con el famoso artículo “Un país sin pulso” (publicado en El Tiempo el 16 de agosto de 1898), encabezó la Unión Conservadora por él fundada en 1899, y en calidad de tal fue llamado al Poder por la Reina Regente. Se trató del primer Gobierno de la Restauración al margen del “turnismo”: en él entraron políticos de diversa procedencia pero atenidos a su programa de “regeneracionismo ético”, entre los que destacaron Fernández Villaverde, que logró liquidar la deuda de Ultramar y equilibrar los presupuestos, y Eduardo Dato, que inició una legislación social inédita hasta entonces. Pero chocaron en el Gabinete los criterios rígidamente restrictivos de Villaverde con las exigencias de una necesaria y costosa restauración de las Fuerzas Armadas, por parte de Polavieja, así como de unos presupuestos paccionados requeridos para Cataluña por Durán y Bas. Este Gobierno suprimió el Ministerio de Ultramar y creó el de Instrucción Pública.

Sobrevenida la crisis, Silvela retornó a su labor intelectual.

Fue miembro de cinco Reales Academias.

De la de Jurisprudencia y Legislación, que presidió entre 1888 y 1890; de la Academia Española, donde sucedió en el sillón K al primer marqués de Molins (Mariano Roca de Togores), e ingresó el 30 de abril de 1893 con un discurso que fue contestado por Alejandro Pidal y Mon. Su hermano Manuel había ingresado en 1871 y fue contestado por Cánovas del Castillo, su jefe político.

El 21 de enero de 1898 fue presentado para ocupar la medalla 5 de la Real Academia de la Historia por fallecimiento de Pascual de Gayangos y se incorporó a la institución el 1 de diciembre de 1901 con un discurso sobre Matrimonios Reales de España y Francia en 1615.

En sustitución del arqueólogo Juan de Dios de la Rada y Delgado, el 20 de noviembre de 1904 fue elegido para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando e ingresó el 29 de mayo del año siguiente.

En la de Ciencias Morales y Políticas ingresó ese mismo año de 1905 y convivió en la institución con su hermano Luis, que había tomado posesión dos años antes.

Llamado de nuevo al Poder en diciembre de 1902, cuando se iniciaba el reinado personal de Alfonso XIII, que había alcanzado la mayoría de edad en mayo, su Gobierno incorporó una nueva figura que había de tener amplio horizonte en los empeños regeneracionistas del futuro: la de Antonio Maura, en Gobernación. Maura coincidía plenamente con la consigna de Silvela —la revolución desde el Poder— que él transformaría luego en “la revolución desde arriba”. Pero la crisis volvió a plantearse, de nuevo, al producirse el choque entre los criterios restrictivos de Villaverde, presidente de las nuevas Cortes, y los proyectos de una nueva escuadra acariciados por el ministro de Marina, Sánchez de Toca, y apoyados por Maura y por el propio Silvela. Tras la inevitable crisis, sobrevenida el 20 de julio de 1903, Silvela se alejó de la política y del país. A su regreso de un viaje por Centroeuropa, y decidido ya a abandonar la política, señaló como su sucesor al frente del partido a Antonio Maura, que coincidiendo con él en el plano ideológico había demostrado una energía y poder de convicción de los que él carecía. Le quedaban pocas semanas de vida: moriría en Madrid el 29 de mayo de 1905. En su lecho de muerte, se había reconciliado cristianamente con Romero Robledo.

Hombre de mundo elegante, proclive a la sonrisa irónica, le define una frase suya que se hizo célebre: “Madrid en verano, con dinero y sin familia, Baden-Baden”; y sobre todo su opúsculo, escrito junto con Santiago de Liniers, La Filocalia o el arte de distinguir a los cursis de los que no lo son (1868), crítica mordaz de lo cursi y de la cursilería. En cuanto a la agudeza de su espíritu crítico, se convirtió en proverbial su temible “estilete” o “daga florentina”.

En 1875 había contraído matrimonio con una distinguida dama malagueña, Amalia Loring y Heredia, hija de Amalia de Heredia y Livermoore (Málaga, 4.III.1830 – 16.X.1902) y de Jorge Loring y Oyarzábal, (Málaga, 28.II.1822 – 11.II.1900), primeros marqueses de Casa Loring. Su hermana María de la Concepción Loring y Heredia fue la primera mujer que habló en la Cámara participando en la discusión en noviembre de 1927 acerca del papel de la enseñanza de la religión en los institutos de bachillerato.

En 1915, y atendiendo a los méritos y servicios de Francisco Silvela (fallecido en 1905), por Real Decreto de 19 de abril, le fue concedido a su viuda el título de marqués de Silvela con Grandeza de España.

 

Obras de ~: Reseña general de la historia del derecho español, disertación leída en la clase de derecho civil, e impresa por los alumnos de la misma, Madrid, Imp. del Colegio de Sordo- Mudos y de Ciegos, 1861; La filocalia o arte de distinguir a los cursis de los que no lo son: seguido de un proyecto de bases para la formación de una hermandad o club con que se remedie dicha plaga, Madrid, Imp. de Tomás Fortanet, 1868; Los neocultos, Madrid, Imp. de El Imparcial, 1868; Discursos pronunciados en el Senado y... Congreso de los Diputados con motivo de la discusión del mensaje de la Corona, Madrid, Eduardo Viota, 1879; Discurso leído... en la solemne apertura de los tribunales, celebrada en 15 de Setiembre de 1884 por Francisco Silvela, Madrid, Imp. del Ministerio de Gracia y Justicia, 1884; Cartas de... Sor Maria de Agreda y del... Rey Don Felipe IV; precedidas de un bosquejo histórico por D. Francisco Silvela, Madrid, “Suc. de Rivadeneyra”, 1885-1886; Discursos pronunciados en el Senado y Congreso de los Diputados durante la legislatura de 1884 á 1885, Madrid, M. Tello, 1886; Discursos leídos ante la Rl. Academia de Ciencias morales y políticas, [principios capitales á que deben ajustarse en nuestra codificación civil la vida y modo de ser de las personas morales], contestación del Sr. D. Carlos María Perier, Madrid, Tipografía de los Huérfanos, 1887; Discurso leído por el Excmo. Sr. D. Francisco Silvela presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación en la sesión inaugural del curso de 1888 á 1889 celebrada en 31 de Octubre de 1888, Madrid, Imp. del Ministerio de Gracia y Justicia, 1888; Memoria presentada por D. Francisco Silvela: tema tercero, bases para una legislación internacional común a España, Portugal y las repúblicas ibero-americanas sobre propiedad literaria, artística e industrial, Madrid, Imp. de la viuda de M. Minuesa de los Ríos, 1892; Discursos políticos pronunciados por Don Francisco Silvela durante las legislaturas de 1885 á 1890, Madrid, Imp. de los Huérfanos, 1892; Discursos leídos ante la Real Academia Española en la recepción pública del Excmo. Señor D. Francisco Silvela el día 30 de abril de 1893 [sobre el mal gusto literario en España], [y contestación de D. Alejandro Pidal y Mon] [Texto impreso], Madrid, Tip. Sucs. de Rivadeneyra, 1893; Discursos del Excmo. Sr. D. Francisco Silvela pronunciados en el Congreso de los Diputados los días 30 de abril, 5 y 7 de mayo de 1898 con motivo de la guerra con los Estados Unidos, Madrid, Imp., fundición y fábrica de tintas de los hijos de J. A. García, 1898; Matrimonios de España y Francia en 1615: discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública del Excmo. Señor D. Francisco Silvela de Le Vielleuze, el día 1.º de diciembre de 1901, Madrid, Estab. Tip. Sucesores de Rivadeneyra, 1901; Larra: discurso leído en la sesión que celebró el Ateneo de Madrid el lunes 26 de Mayo de 1902 en honor de Rosales, Larra y Espronceda..., Madrid, M. Romero, imp., 1902; Discurso leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Francisco Silvela el día 20 de Noviembre de 1904, [contestación del Excmo. Sr. D. Amós Salvador y Rodrigáñez], Madrid, Fortanet, 1904; Artículos, discursos, conferencias y cartas, ed. de F. de Llanos y Torriglia, Madrid, Mateu Artes Gráficas, 1922-1923, 3 vols.; Escritos y discursos políticos: entre el liberalismo y el regeneracionismo, ed., est. intr. y notas de L. Arranz Notario, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2005.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 60 n.º 5; 62 n.º 7; 77 n.º 5; 81 n.º 5; 89 n.º 5; 94 n.º 5; 99 n.º 5; 105 n.º 5; 107 n.º 40; 109 n.º 5; 111 n.º 5; 113 n.º 5; 115 n.º 5; 117 n.º 5.

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Carlos Seco Serrano

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