Hija de Antonio Barrientos y de Esperanza Llopis, en su familia no había ningún antecedente de personas dedicadas a la música y al canto, pero ingresó y estudió en la Escuela Municipal de Música de Barcelona.

Allí enseñó clases de solfeo para ganar dinero y perfeccionó su educación musical. Entre sus maestros figuraron Francesc Bonet, amigo de la familia, que se unió a la soprano en lo que se conoció como “tándem Bonet-Barrientos”. Bonet intentó llevar a María Barrientos al Liceu para el Orfeo y Eurídice de Glück, para el personaje de Cupido-Amor, pero fue rechazada.

La verdadera oportunidad llegó con Evaristo Arnús, el banquero y mecenas de las artes, propietario de la Banca Arnús, que contrató a la cantante. Barrientos debutó en 1898 en el teatro Novedades con la ópera El Africano. Alcanzaba con gran facilidad el fa sobreagudo y contó con Pellicer y Sánchez, este último en violín. En 1899 debutó en el Teatro Lírico de la ciudad condal con apenas quince años. En 1901 cantó en Buenos Aires el papel de Amina de La Sonámbula de Bellini. Se presentó en el Covent Garden de Londres en 1903 y en la Scala de Milán en el año 1904. Recorrió los principales teatros del mundo interpretando Puritanos, Lakmé (1914), la Traviata (1914) de Verdi, el Barbero de Sevilla y fue la protagonista de Lucia de Lammermoor. Uno de sus éxitos fue el aria de la Flauta Mágica, de Mozart. María Barrientos, Lluís Millet y Joan Manén se reunieron también en el Orfeó Català de Londres. [...]