Nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, Alfred Opisso, pese a ser licenciado en Medicina, se dedicó al periodismo y a la crítica artística, desde las páginas de distintas publicaciones. Fue director de la Ilustración Ibérica y codirector de La Vanguardia. Su afición a las Bellas Artes le llevó a la redacción de la obra Arte y artistas catalanes, que analizaba y valoraba la obra de los principales exponentes pictóricos de la última década del siglo xix. La inclinación y la aguda sensibilidad de su padre hacia las artes plásticas, sumadas a unas dotes innatas para el dibujo del joven Ricard, fueron decisivas para el inicio de su carrera artística. No obstante, a pesar de ser descendiente directo del antiguo director de la Escuela de Bellas Artes, el pintor Pere Pau Muntanya, tuvo una formación al margen de la institución. Su trayectoria se inició cuando entró de aprendiz en el estudio de Gaudí en la Sagrada Familia a mediados de la última década del siglo xix. Allí realizó labores de delineante, fotógrafo, e incluso de modelo para las esculturas de la fachada del Naixement del Templo Expiatorio. Compaginó su trabajo en el estudio del arquitecto con el aprendizaje de dibujo del natural en el Círcol Artístich de Sant Lluchy y la asistencia al cenáculo de jóvenes pintores de Els Quatre Gats. De dicho grupo formaban parte los artistas más inquietos del ámbito barcelonés: Pablo Picasso, Joaquim Mir, Isidre Nonell, Carles Casagemas, entre otros rebeldes de gran talento. [...]