Hijo de Juan Francisco de la Cerda (Alcalá de Henares, 1604-1678), V marqués de la Adrada, señor de las casas de Arteaga y de La Lama, caballero Trece de la Orden de Santiago en la que fue comendador de Alcuéscar, gentilhombre de Cámara, virrey y capitán general de Nueva España en los años 1660 a 1664. Su madre fue Mariana Isabel de Leiva, II condesa de Baños, marquesa de Leiva, hija de Sancho de Leiva y de María de Mendoza. Sucedió en los títulos de sus padres como III conde de Baños y VI marqués de la Adrada. El virreinato de su padre se caracterizó por frecuentes alteraciones entre las que está un hecho provocado por su propio hijo Pedro cuando mató a un criado del conde de Santiago para luego intentar lo mismo con el propio conde. En otra ocasión, la ruta de la procesión de Corpus Christi fue desviada para que pasara frente a los balcones del palacio virreinal porque la virreina deseaba verla, lo que provocó que el Cabildo eclesiástico levantara enérgicas protestas condenándolo a pagar una multa de 12.000 ducados. Sus excesos, como embargos de tierras y mercancías, provocaron varias rebeliones y el rey Felipe IV le destituyó como virrey en junio de 1664, destitución que fue celebrada con tumultos y regocijo populares. Regresó a Madrid, donde, después de enviudar, tomó el hábito carmelita hasta su muerte en Guadalajara. [...]