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Thomas O'Daly

Biografía

O´Daly, Thomas. Condado de Galway (Irlanda), p. t. s. XVIII – Puerto Rico, 1784. Militar, coronel e ingeniero en jefe.

Ingresó en el Cuerpo de Ingenieros, como ingeniero extraordinario, en julio de 1751, después de realizar sus estudios en la Academia de Matemáticas de Barcelona.

A mediados del siglo XVIII, una tormenta destruyó la dársena e inutilizó el puerto de Gijón. Carlos III al año siguiente solicitaba al ingeniero irlandés Thomas O'Daly el proyecto del puerto de Gijón. Finalmente, se aprobaba la construcción de un nuevo muelle, cuyas obras fueron encargadas al ingeniero Thomas O’Daly. Las obras comenzaron en 1753 y se dieron por concluidas en 1789. Al respecto, realizaba dos planos: Plano del proyecto de reparo de los muelles de la villa de Gijón, 1753 y Nuevo proyecto del Puerto de Gijón. Mapa de la Rada y Barra de Gixon, 28 agosto 1754.

Destinado a Puerto Rico en 1765, llevaba a cabo a partir de su llegada a la isla una intensa labor para adecuar las fortificaciones existentes a las necesidades de la defensa. En ese sentido, realizó un gran número de proyectos de fortificaciones, materializando gran número de esos proyectos. El mismo año de su desembarco en la citada isla dibujaba un plano “en el que se demuestra con la mayor exactitud el castillo y el frente de Tierra de San Juan de Puerto Rico” y otro del castillo del Morro de la misma plaza y de sus inmediaciones. En 1766 comenzaba las obras del citado castillo, siguiendo en cierta manera el proyecto de D. Alejandro O´Reilly del que llegaría a construir, además del replanteo general, tres baluartes, dos hacia el mar y uno hacia el interior.

En 1767 era promovido a teniente coronel del Ejército y comandante de Ingenieros de la plaza. En los siguientes años y hasta su muerte, siguió con su intensa actividad constructiva en la isla. En 1767 realizaba un proyecto para la reconstrucción de la iglesia del convento de Santo Tomás. En efecto, la rehabilitación de la iglesia de los Dominicos se llevó a cabo tras el preceptivo reconocimiento previo a esa reconstrucción realizada por O’Daly según orden del gobernador, emitiendo un presupuesto valorado en 15.407 pesos, la mayor parte del mismo dedicado a reconstrucción de bóvedas. Este edificio fue después dedicado a cuartel general del Ejército norteamericano en Puerto Rico. También la iglesia de Carmelitas fue reconstruida tras reconocimiento de O’Daly en 1770.

Siguiendo con las obras de defensa de Puerto Rico, entre 1771 y 1783, construyó la batería de la Trinidad, reformando el proyecto del ingeniero O´Reilly, así como las cortinas desde el Morro hasta el baluarte de Santa Catalina. En 1772 informaba sobre la construcción de un almacén en la ermita de Santa Ana. En ese año levantaba un plano de San Juan de Puerto Rico y de sus inmediaciones (mapa de la plaza de Puerto Rico hecho por el ingeniero Thomas O’Daly en 1776), y al año siguiente otro, con tres hojas, en el que mostraba el estado de las nuevas obras de fortificación que estaba construyendo en el Frente de Tierra de la citada plaza. El citado Frente de Tierra sería terminado posteriormente, por el ingeniero Juan Francisco Mestre. En ese año citado de 1772 terminaba el castillo de San Cristóbal, que convirtió el viejo reducto existente con anterioridad en la gran defensa de la ciudad por la parte de tierra, además de ser un eficaz auxiliar del castillo del Morro para la defensa del puerto. El castillo de San Cristóbal emplazaba 450 cañones, que en 1797 ayudaron al capitán general Ramón de Castro y Gutiérrez para detener a los 7.000 ingleses mandados por el general Ralph Abercromby y del almirante Henry Harvey. Como agradecimiento, la Corona nombraba caballero de la Orden de Alcántara a O’Daly.

También en San Juan construyó cuatro almacenes de pólvora, situados estratégicamente para el suministro de la pólvora. Eran de gran solidez, abovedados en el interior para que resultasen a prueba de bombas.  Finalmente, en 1780 se le ascendía a coronel, siendo nombrado jefe de Ingenieros de la isla.

Su obra maestra posiblemente fue el castillo San Cristóbal. Aunque construido en 1634, O’Daly expandió el castillo hasta convertirlo en el más grande de las Américas, añadiéndole las defensas exteriores y un sistema de túneles de contraminas para mover tropas, materiales y también para ser volados en caso de una invasión. O’Daly ayudó a fundar una hacienda en Guaynabo llamada San Patricio, lo cual hoy en un centro comercial llamado “San Patricio Mall”.

El 23 de abril de 1772, O’Daly, exponía, una vez más, en un informe, el deficiente estado del puerto de San Juan, solicitando que se realizara un dragado para evitarlo. Resultaba que la bahía de San Juan iba deteriorándose durante el siglo XVIII, al disminuir notablemente la profundidad de sus aguas, debido a los arrastres de tierras arrastradas por la lluvia. No obstante, el rey Carlos III desestimaba sus peticiones, al considerar que solo debían dedicarse los esfuerzos a mejorar o construir fortificaciones que aseguraran la plaza ante amenazas exteriores. Esta serie de reclamaciones habían de tener continuidad, pues de nuevo insistía en 18 de agosto de 1783, poco antes de la muerte de O’Daly sobre esta cuestión el ingeniero militar D. Juan Francisco Mestre, exponiendo al gobernador que estaban vigentes las opiniones de su compañero “Coronel e Ingeniero en Gefe D. Thomás O’Daly” sobre los daños ya reseñados. Y además proponía una serie de remedios proporcionados a esos daños producidos, sobre todo en la reparación del fondeadero, a pesar de que “quiere S.M. que por ahora se lleven toda la atención las obras de Fortificación proyectadas”.

Finalmente, O’Daly también estableció en San Juan un ingenio azucarero, llamado “Hacienda San Patricio”, modelo de las haciendas azucareras que se establecieron en la isla en las décadas finales del siglo XVIII. 

 

Fuentes y Bibl.: Archivo General Militar de Simancas, Expedientes Personales.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; J. A. Calderón Quijano, Historia de las Fortificaciones en Nueva España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1984; H. Capel et al., De Palas a Minerva: la formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, Barcelona, SERVAL - CSIC, 1988; C. Martínez Martínez, “Los problemas militares en la segunda mitad del siglo XVIII”, vol. XI-2, en Historia General de España y América, vol. 25, Madrid, RIALP, 1985; C. Sambricio, Territorio y ciudad en la España de la Ilustración. Relación de mapas, documentos y manuscritos sobre ciudades españolas que se encuentran en diferentes archivos, Madrid, Ministerio de Obras Públicas y Transportes - Instituto del Territorio y Urbanismo, 1991; R. Gutiérrez y C. Esteras, Arquitectura y Fortificación. De la Ilustración a la Independencia Americana, Madrid, Ediciones Tuero, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. M. García Leduc, Apuntes para una historia breve de Puerto Rico: desde la prehistoria hasta 1898, San Juan, Isla Negra, 2002; C. Virgili Belda, “La proyección hispanoamericana de la Academia de Matemáticas de Barcelona, en La Academia de Matemáticas de Barcelona. El legado de los Ingenieros Militares, Barcelona, Ministerio de Defensa, 2004; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “La Fortificación a partir del siglo XVI”, en Aproximación a la Historia Militar de España, vol. 3, Madrid, Ministerio de Defensa, 2006, págs. 891-912; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; Ramón Alvargonzález Rodríguez, “El Gijón de Jovellanos: la villa, el escenario”, en J. Ocampo Suárez-Valdés (coord.), La luz de Jovellanos: exposición conmemorativa del bicentenario de la muerte de Gaspar Melchor de Jovellanos (1811-2011), Madrid, Sociedad Estatal de Acción Cultural, págs. 89-111.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño