Los negocios familiares de azulejos y mosaicos, con la representación de las mejores firmas de España, le mantenían en una desahogadísima posición económica, lo cual le permitió volcar todas sus energías en su afición al fútbol. Se vinculó al Athletic de Bilbao y, ya en 1916, aparece por primera vez en su junta directiva como tesorero; contador desde 1918 hasta que, para las temporadas 1919-1921, pasó a ser presidente del club, cargo que volvió a ocupar desde 1923 hasta 1926. Los avatares del fútbol nacional le hicieron intervenir activamente en las asambleas de la Real Federación Española, siempre en defensa de los intereses tanto de su club como de los clubes vascos. Ello le llevó a ser elegido vicepresidente 3.º del máximo organismo futbolístico nacional en 1930-1931. Al año siguiente fue promovido a vicepresidente 2.º, cargo que ostentaba al llegar la Guerra Civil.

En ese momento, y siendo un activo nacionalista, fue encargado de dirigir la Selección Vasca que, con el nombre de Euzkadi, emprendió una gira por Europa. El resultado de la guerra le convirtió en un equipo en el exilio. [...]