Primogénito del matrimonio formado por Ángel Fernández-Casariego y Fernández-Bardiales e Ignacia María Rodríguez-Trelles y Blanco-Casariego, ambos del estado de los hijosdalgo, como la mayoría de los habitantes de Tapia. Pasó su infancia en su pueblo dedicado a las tareas agrícolas, pero desde muy temprana edad se sintió atraído por el negocio de las telas, especialmente por haber sido favorecida la industria del hilado en la zona gracias a las gestiones del conde de Campomanes, cuando era gobernador del Consejo de Castilla (1774). Participó en la Guerra de la Independencia en las guerrillas que trataban de obstaculizar al ejército invasor al mando del mariscal Ney (1809), y terminada la guerra, comenzó con pequeños negocios de telas entre Lugo y Oviedo. Pronto se trasladó a Madrid (1815), aprovechando el viaje de un arriero, y practicó la venta directa de telas casa por casa. Enigmáticos sus principios como comerciante, Fernández Casariego estaba dotado de un don especial que le permitió convertir en dinero sus sueños. Cultivó las relaciones sociales que le permitieron compartir la amistad con importantes personalidades de la política, como Posada Herrera, Mendizábal, el conde de Toreno y Alejandro Mon, y militó en el Partido Progresista. [...]