En 1690, a la edad de diez años, heredó los títulos del marquesado, quedando bajo la tutela de su madre como VIII marqués de Priego.

Murió soltero a los veinte años en su casa de la calle de Caballero de Gracia, en Madrid, y fue enterrado en el convento de la Merced Calzada de la misma ciudad.

Su prematura muerte sin descendencia ha llevado a algunos genealogistas a no considerarlo en la línea de sucesión del marquesado; fue su hermano Nicolás María, su sucesor, quien engrosó dicho patrimonio con la herencia que le legó su madre al morir —los ducados de Medinaceli, Alcalá, Segorbe, Cardona y Feria, junto con más de veinte títulos menores—, constituyéndose entonces uno de los mayores patrimonios nobiliarios de España y Europa, en el que las armas del marquesado de Friego fueron a presidir el escudo de los Medinaceli, colocándose por real cédula en el “sobretodo del todo”. [...]