Sánchez Taramas, Miguel. Ceuta, 29.III.1733 – Barcelona, 6.XII.1799. Militar, brigadier del Ejército e ingeniero director.
Hijo de otro ingeniero militar, Miguel Taramas, ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Soria el 7 de agosto de 1745. Con su Regimiento estuvo de guarnición en las plazas de Badajoz y Cádiz, de donde pasó posteriormente al Campo de Gibraltar. Estudió en la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona, ingresando en el Cuerpo de Ingenieros Militares con el empleo de ingeniero delineador con el grado de subteniente, el 24 de septiembre de 1754.
Destinado a la Dirección Subinspección del Cuerpo en Andalucía, estuvo trabajando en las obras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, bajo la dirección del ingeniero Carlos Vander Borcht. También en ese destino consiguió extinguir un incendio que se había declarado en los Reales Alcázares, según un certificado expedido por Vander Borcht, que añadía que Taramas trabajó a su entera satisfacción en las obras de la citada Fábrica de Tabacos y más concretamente “en la conclusión de la puerta de San Fernando, calle Nueva, Foso de resguardo de la Fábrica, y Casa de la Moneda”. El 21 de septiembre de 1762 firmaba el Plano de la real fábrica de tavacos con el fosso de resguardo que se le construie y en el que se propone por (...) Joseph de Losada y (...) Miguel Taramas el medio de avilitar camino equivalente al que se corta de la Ciudad. En la capital sevillana estuvo más de ocho años, pasando a continuación y a petición suya (en 1762), debido a “lo ardoroso de este país” y a lo mal que le sentaba su clima, a Barcelona, como ayudante de profesor de la Real Academia de Matemáticas de la citada plaza.
En 1769 traducía del inglés el Tratado de Fortificación, de John Muller, que, “aumentado casi otro tanto con notas y adiciones”, le sirvió de mérito para ascender a teniente coronel de Infantería con fecha de 16 de julio de 1770 (los oficiales de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas: una, la del Ejército, por elección, y otra, en el Cuerpo, por antigüedad). Estas adiciones se concretaban entre otras cuestiones en numerosos planos de puentes que fueron utilizados por diferentes maestros de obras y arquitectos para la construcción de otros puentes y pantanos e incluso referencias históricas relacionadas con la fortificación, recordando que Felipe II había dado orden de fortificar Cartagena, “bien persuadido de lo mucho que importaba a la monarquía la segura posesión de excelente puerto”.
En 1773 estaba en Cataluña, donde realizó un plano topográfico de la plaza de la Mora y Valle del Medo, situada esta última a una legua y media de distancia de Tarragona.
En 1777 Pedro Lucuce, por orden del Consejo de Castilla, comisionaba a Sánchez Taramas para la “la formación del proyecto de habilitación del puerto de Tarragona”, siendo ascendido en 1778 a ingeniero ordinario.
En 1779, era nombrado director de la Real Academia de Matemáticas Barcelona con carácter interino. Tres años antes de este nombramiento (1776), dirigía una carta conmovedora al ingeniero general, Silvestre Abarca, en la que le relataba que recientemente había fallecido “su amada esposa”, que se encontraba “en el mayor abatimiento de espíritu” y “gravado con involuntarios empeños superiores a mis fuerzas, con siete hijos tiernos que criar, y con una hermana doncella, que no tiene otro amparo que el mío”. Pedía “que el Rey le conceda la mitad de la impresión de los libros que él tradujo [la obra de Muller] del inglés”, para así arreglar su penosa situación económica.
En 1780 fue promovido a teniente coronel de Infantería e ingeniero ordinario, tomando parte, dos años después, en el asedio a Gibraltar y en 1784, ya ascendido a coronel e ingeniero en segunda, se encargaba de la dirección de la Academia con carácter fijo. En este destino permanecía hasta 1790, año en el que era destinado a Tarragona en el Ramo de Fortificaciones. Estuvo trabajando en las fortificaciones de San Fernando de Figueras y en Hostalrich para la reparación de los almacenes de Solsona y en 1798 regresaba de Suiza, a donde viajó durante ocho meses “para arreglo de sus intereses”. Finalmente, en marzo de 1789 era destinado a Mallorca, quedando encargado de la limpieza del puerto. Había sido ascendido a brigadier del ejército el 14 de enero de 1789.
Volviendo al Tratado de fortificación, o Arte de construir los Edificios Militares y Civiles (1769) de Sánchez Taramas, es importante señalar que, junto a la Arquitectura Hidráulica (1790) de Benito Bails, pueden considerarse los dos primeros grandes tratados modernos sobre ingeniería hidráulica publicados en España. Por otro lado, Taramas en su tratado engrosaba de forma significativa el tratado de Muller, como se señaló más atrás, siendo fácil detectar sus aportaciones al ir entrecomilladas. Así, de las 802 páginas (incluidas las 16 del prólogo del autor sin paginar) que componen la edición de Sánchez Taramas, unas 290 páginas (incluidas notas) son adiciones suyas. Pero fue la cuarta parte, la dedicada precisamente a la ingeniería hidráulica, la que sin duda acaparó el mayor aumento, unas 248 páginas, llegando a darle más extensión que la centrada en la fortificación, publicándose como un tomo por separado.
Finalmente, el tratado de Sánchez Taramas, por su carácter excepcional en el panorama editorial español, pero también por su valor intrínseco, tuvo una notable difusión, más allá del círculo de la ingeniería militar, hasta el punto de que distintos maestros y arquitectos del siglo XVIII lo utilizaron como referencia en sus obras hidráulicas. Todavía en la década de 1830, cuando se habían producido notables avances en la arquitectura de puentes, en la Academia de San Fernando se seguía citando a Sánchez Taramas como autoridad en la edificación de puentes de piedra.
Obras de ~: J. Muller, Tratado de Fortificación ó Arte de Construir los Edificios Militares y Civiles, trad., aum. y notas por ~, Barcelona, Por Thomás Piferrer, Impresor del Rey, 1769.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas (AGS), Exps. Personales.
J. Almirante, Bibliografía Militar de España, Madrid, 1876; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; H. Capel et al., De Palas a Minerva. La formación científica y la estructura institucional de los Ingenieros Militares en el siglo XVIII, Barcelona, Serbal-CSIC, 1988; R. Gutiérrez y C. Esteras, Arquitectura y Fortificación. De la Ilustración a la Independencia Americana, Madrid, Ediciones Tuero, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; J. A. Galindo Díaz, El conocimiento constructivo de los Ingenieros Militares del siglo XVIII, tesis doctoral, Barcelona, Universidad Politécnica de Catalunya, 1996; A. Cámara, Fortificación y Ciudad en los Reinos de Felipe II, Madrid, Ministerio de Defensa, 1998; M. Galland-Seguela, “Los Ingenieros Militares españoles en el siglo XVIII”, en A. Cámara Muñoz (coord.), Los Ingenieros Militares de la Monarquía Hispánica en los siglos XVII y XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa – Centro de Estudios Europa Hispánica, 2005, págs. 205-229; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el estudio de la Historia Militar de España, 2012; D. Crespo Delgado, “Miguel Sánchez Taramas y Benito Bails, dos tratados de ingeniería hidráulica en la España de la Ilustración”, en A. Cámara Muñoz y B. Revuelta Pol (coords.), La palabra y la imagen. Tratados de ingeniería entre los siglos XVI y XVIII, Madrid, Fundación Juanelo Turriano, 2017, págs. 123-144; P. Castellanos, “Miguel Sánchez Taramas, escultor e ingeniero militar (1668-1734). Nuevas aportaciones a su biografía y atribución de obras”, en Fragmentos de la Historia de la ciudad de Badajoz, 3 de mayo de 2020 [en línea], disponible en https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2020/05/miguel-sanchez-taramas-escultor-e.html.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño