Suárez de Quiñones, Pedro. El Adelantado. ?, ¿1367? – León, I.III.1402. Adelantado mayor de León y Asturias.
Caballero muy destacado en la segunda mitad del siglo xiv, nació probablemente en León y fue hijo de María Fernández de Mendoza y de Suero Pérez de Quiñones, adelantado mayor de León y Asturias a quien, como hijo primogénito, sucedió al frente del linaje Quiñones.
Su vida puede desglosarse en tres grandes etapas en función del respectivo monarca Trastámara al que sirvió.
En un primer momento, que se corresponde con el de su juventud y con los años de reinado de Enrique II (1367-1379), fue decidido defensor de la política de este monarca, quien al morir su padre, Suero de Quiñones, como consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Nájera (1367), le concede inmediatamente después, el 3 de octubre de 1367, el título de adelantado mayor de León y Asturias —destacado oficio de la administración territorial castellana que desempeñó hasta su muerte y nombre con el que se le conoce en la historia posterior, “el Adelantado”— lo que permite incluirlo dentro del grupo de caballeros funcionarios, o “nobleza de servicios”, armazón político sobre el que se asentó la nueva monarquía Trastámara. Al mismo tiempo, hijo de afamado capitán, formó parte también del grupo de guerreros que ayudaron al Rey a constituir los cuadros militares necesarios tanto para derrotar a Pedro I como para consolidarse en el trono, lo que le supuso recibir del primer Trastámara, el 15 de octubre de 1369, junto con su hermano Arias o Ares Pérez de Quiñones, los concejos asturianos de Cangas, Tineo y Allande a cambio de los onubenses de Gibraleón, Beas y Trigueros, que venían a sumarse a otros importantes territorios como el Infantado de Torío y la pequeña comarca de La Sobarriba en las proximidades de la ciudad de León, el concejo de Gordón y su alfoz y los lugares de Quiñones, Barrientos, Posadilla, Bercianos, Urdiales y Santa María del Páramo, que se sabe poseía por herencia paterna. En este período de su vida, hacia 1379, contrajo matrimonio con Juana González de Bazán, hija del señor de Palacios de la Valduerna, con la que no llegó a tener descendencia.
La segunda etapa viene marcada por los tiempos del reinado de Juan I (1379-1390) en los que vió confirmadas todas sus mercedes anteriores, además de conseguir el adelantamiento mayor de forma vitalicia, tras superar momentos difíciles en los que diversos personajes asturianos como Alvar Sánchez de Castellanos, Fernán Pérez de Ayala y Fernán Alfonso de Noreña figuran como titulares durante breve tiempo, específicamente, de la Merindad Mayor de Asturias.
Finalmente, logró también el nombramiento regio para el notable cargo de notario mayor de Castilla (1390). El engrandecimiento de su figura política, que tuvo lugar entonces, derivó en parte de su claro posicionamiento al lado del monarca Juan I frente a la oligarquía nobiliaria de los propios parientes reales, de entre los que destacó, por su preponderancia, la figura del conde Alfonso. El adelantado fue uno de los capitanes que dirigieron las operaciones guerreras por tierras asturianas y leonesas contra el ensayo de rebelión abierta que protagonizó el citado conde contra su hermano el rey. Fiel seguidor el caballero Quiñones del Trastámara, envió también tropas cuando Juan I se enfrentó en Aljubarrota (agosto de 1385) a los ejércitos portugueses que no lo aceptaban por monarca de este reino, pese a alegar legítimas razones dinásticas al estar casado con Beatriz, hija del rey difunto. Asimismo, participó activamente en la defensa de Valderas que fue asediada en abril de 1387 por las tropas inglesas de Juan de Gante, duque de Lancáster, que penetraron en la Península y aprovecharon la situación para intentar apoderarse por la fuerza de la Corona castellana. Intentos que concluyeron en el Tratado de Bayona de 1388 en el que tras largas negociaciones entre Juan I y el duque inglés se estableció el matrimonio de Catalina, hija de Juan de Gante con Enrique, hijo primogénito de Juan I, para los que se creó el título de príncipes de Asturias.
Su supremacía se manifestó también en que los monasterios de San Juan de Corias, en Asturias, y San Isidoro, de León, le elijan y reciban como su encomendero mayor (1380).
Finalmente, su última etapa (1390-1402) se corresponde con los años de reinado de Enrique III, al que sirvió siempre con gran fidelidad. Se inició con la minoridad del Monarca, tiempo durante el cual participó muy activamente en la vida de la Corte al ser nombrado por las Cortes, miembro del Consejo de Regencia junto con otros prelados, nobles y procuradores de las ciudades (31 de enero de 1391); un poco más tarde, recibió el cargo de notario mayor de Castilla y, unos meses después, pasa a desempeñar también el importante cargo de mayordomo mayor del infante don Fernando, más tarde llamado Fernando de Antequera, hermano de Enrique III y padre de los famosos y bien conocidos infantes de Aragón. Declarado mayor de edad el monarca, se conviertió en uno de sus hombres de confianza y en la persona encargada de dirigir los preparativos para sofocar otra rebelión más del conde Alfonso en Gijón, en donde se había atrincherado, de nuevo y por última vez, el inquieto y beligerante conde. Concluida ésta, Pedro Suárez consigue de manera inmediata triplicar territorialmente su señorío jurisdiccional al recibir en diciembre de 1396, por juro de heredad los concejos leoneses de Laciana, Ribadesil (de Suso y de Yuso) y Lillo y el asturiano de Somiedo y, pocos meses más tarde, en todo caso, antes de 1399, el de Valdejamuz y los de la montaña leonesa de Luna, Paredes, Omaña, Trabesales, La Lomba de Campestredo y Ordás. En resumen, el adelantado había conseguido por donación regia, prácticamente toda la montaña occidental y central leonesa además del importante enclave de Lillo en el sector oriental y de los concejos asturianos de Somiedo, Cangas, Tineo y Allande. Si a ellos se suma la adquisición por compra de la villa de Laguna de Negrillos, en el Páramo leonés, de Velliza, en Campos y de Losada y Cobrana, en El Bierzo se completa el mapa de sus señoríos. Unos amplios dominios territoriales que a su muerte, [acaecida probablemente en el mes de febrero de 1402, en la ciudad de León —en la Casa- Palacio de Palat de Rey que él había mandado construir—, poco después de producirse la de su esposa, Juana González de Bazán], transmitió a su sobrino y legítimo heredero Diego Fernández de Quiñones, hijo de su hermana Leonor.
Bibl.: M. de Alcedo y de San Carlos, Los Merinos Mayores de Asturias (del apellido Quiñones) y su descendencia. Apuntes genealógicos, históricos y anecdóticos, Madrid, 1918 y 1925, 2 ts.; C. Álvarez Álvarez, El condado de Luna en la Baja Edad Media, León, Colegio Universitario de León, 1982; Los Quiñones, señores de Valdejamuz (1435-1590), Astorga, Centro de Estudios Astorganos, 1997.
César Álvarez Álvarez