Ayuda

Luis de Velasco

Biografía

Velasco, Luis de. Toledo, c. 1530 – 11.III.1606. Pintor, dorador y policromador.

El toledano Luis de Velasco fue uno de los muchos pintores activos en la Ciudad Imperial en la segunda mitad del siglo XVI. Debió de ser uno de los mejor valorados de esa época, pues al fallecer Hernando de Ávila, le sustituyó en el cargo de pintor de la Catedral Primada, aunque luego hubiera de compartir el cargo con Blas de Prado. El estilo de Velasco y Prado, incluso, se han llegado a confundir, atribuyéndoseles obras indistintamente. Es una manera de pintar que parte de la estela dejada por Juan Correa de Vivar, a quien Velasco llegó a copiar en alguna ocasión, y de pintores ligeramente mayores que él, pertenecientes a su entorno, como Francisco de Comontes.

Como otros pintores de su generación, Velasco fue más allá y sumó a esa base estilística las aportaciones de los manieristas que trabajaron en El Escorial y las novedades de El Greco, presente y descollando en el panorama toledano de la segunda mitad del Quinientos.

Luis de Velasco nació en Toledo, y aunque se desconoce en qué fecha, dado que en 1555 se encontraba ya trabajando, Fernando Marías ha supuesto que ésta rondaría el año 1530. Todo ello a pesar de que en un documento de 1569 declaraba tener treinta años, lo que situaría su nacimiento en 1539, lo que es poco creíble, pues estaba trabajando con Nicolás de Vergara el Viejo con sólo dieciséis años. Debió contraer matrimonio con su esposa, Juana Rubí, hacia 1552, cuando contaba con alrededor de veinte años de edad, pues la edad de sus hijos parece señalarlo así. Uno de ellos, Cristóbal, fue pintor como su padre, y trabajó en Toledo y Segovia. Luis, en el apogeo de su carrera, fue un hombre de posición económica acomodada, como indica que en los documentos se le califique de “hombre abonado” y que conste como propietario de varias casas. Tuvo criados y se sabe que en su taller entraron, cuando ya era un profesional plenamente establecido, diversos aprendices, lo que era habitual en el sistema laboral de la época.

Su labor profesional fue muy amplia, habiendo trabajado en los más diversos lugares de su entorno geográfico, realizando especialmente el dorado, estofado y policromado de gran cantidad de obras, sobre todo retablos, normalmente formando compañía con otros pintores o, esto es lo más habitual, con entalladores y escultores, algunos de los cuales fueron de las figuras artísticas más importantes de su tiempo y entorno.

También ha dejado buenas muestras de su capacidad como creador de pinturas figurativas. Con el nombramiento de maestro de pintura de la Catedral de Toledo, tuvo la ocasión de trabajar también para esta importante institución, lo que le proporcionaría amplio prestigio y la ocasión de ejercitar géneros como el del retrato, en su caso de grandes personajes como los arzobispos de Toledo.

La primera noticia que hay de su existencia y actividad data de 1555, cuando, con los ya por entonces prestigiosos Nicolás de Vergara el Viejo y Bautista Vázquez (ellos como escultores y Velasco como doradorpolicromador), consta que había contratado el retablo de Santa María de Huéscar (Granada), y con Vergara colaboraría en otras obras parecidas (Pinto, Villar de Pedroso, retablo del Colegio de Infantes de Toledo).

Su primera obra importante fue el retablo de Fuentelencina (Guadalajara), que se obligó a hacer en 1556, y cuya pintura realizaron Velasco y Diego de Madrid.

En la década de 1560, Luis de Velasco empezó a encarar gran cantidad de obras retablísticas. Colaboró especialmente con su cuñado Hernando de Ávila, con quien formó compañía. Ambos se comprometieron a hacer las pinturas y el policromado del retablo de El Casar de Escalona (Toledo) y del retablo de Miraflores de la Sierra (Madrid). También contrató obras de pintura junto a otros pintores, y con entalladores y escultores. Constan el retablo de Canencia (Madrid), pieza que se concluiría en 1576, Santa María La Blanca de Toledo y otros. En 1565 Luis de Velasco y Hernando de Ávila rescindían el contrato de compañía que tenían suscrito desde la obra del retablo de Fuentelencina cinco años antes. Esto no es señal de desavenencias, pues sería fiador de su cuñado, e incluso su apoderado para cobro de diversas cantidades, en varias ocasiones. Seguramente no convendría por motivos profesionales mantener su compañía laboral.

Además, en 1568 Luis de Velasco firmó otra alianza de ese signo con el escultor Diego de Velasco, lo que sería más provechoso, pues uno se ocuparía de la parte de estructura y talla, y el otro de la de policromía y pintura, de las obras que contrataran en conjunto.

En la década siguiente, la carga de trabajo de Luis de Velasco continuó siendo grande, e incluso parece haber aumentado. Su labor se siguió centrando en la factura de retablos para iglesias parroquiales. Se pueden reseñar los de San Martín y San Juan de Montalbán (Toledo), el mayor de la iglesia de la Asunción de Navalcarnero (Madrid), los de Lupiana y Auñón (Guadalajara) y el de Arcicóllar (Toledo) —asentado y firmado por Velasco en 1579—. También comenzó en esta época a trabajar para la Catedral de Toledo (1571), realizando diversas pinturas para varias capillas y dependencias, así como obras menores. Tampoco dejó, por estos años, de hacer tasaciones de obras realizadas por compañeros de oficio, como era normal en las tareas de los artífices. Dos de sus tasaciones más renombradas fueron la de El Expolio, de 1579, y la del Entierro del conde de Orgaz, de 1586, ambas de El Greco.

En 1581, al morir Hernando de Ávila, recibió el nombramiento de maestro de pintura de la Catedral toledana. Su trabajo para la Sede Primada fue más habitual e intenso, pero no debe pensarse que abandonó sus trabajos de retablos para iglesias. El mismo año de su nombramiento, el cardenal Quiroga le encargó repintar el Tríptico de Nuestra señora de Gracia y, poco después, hacía el cuadro de la Anunciación sobre la puerta de la capilla de San Pedro en el claustro. Mientras tanto, hacía, contrataba o cobraba, los retablos de Sonseca (Toledo), Quismondo (Toledo) y otros, aunque el cúmulo de trabajo le hizo abandonar otras obras, cediéndolas a otros artífices. En 1587 hizo dos retablos laterales para la capilla de San Blas (hoy en la sacristía) de la Catedral. También, con Blas de Prado, haría las pinturas de Historias de santa Leocadia, para el arco de las reliquias de la santa (1587).

La década de 1590 dejó la habitual contratación de obra, estofado, dorado, policromado y realización de pinturas figurativas de diversos retablos, como el mayor de Rielves (Toledo) —perdido—, el de la iglesia de San Gil de Torrijos (Toledo), el de la capilla de Antonio de la Puebla en Puertollano (Ciudad Real), así como la realización, como maestro de pintura de la Catedral de Toledo, de los retratos del cardenal Quiroga (1594) o el del cardenal García de Loaysa de la sala capitular de la Primada. En los primeros años del siglo XVII, hasta su fallecimiento, que Ceán sitúa el 11 de marzo de 1606, Luis de Velasco continuó trabajando y realizando su obra de pintura de retablos (Alcaudete de la Jara, Añover o Marchamalo), así como obras menores para la Catedral.

 

Obras de ~: Retablo de Santa María, Huéscar (Granada), c. 1555; Retablos colaterales, Huéscar (Granada), c. 1555; Retablo de Villar de Pedroso (Cáceres), c. 1555; Retablo, Pinto (Madrid), c. 1555; Retablo del Colegio de Infantes, Toledo, 1555- 1556; Retablo, Fuentelencina (Guadalajara), c. 1556; Retablo, El Casar de Escalona (Toledo), c. 1560; Retablo, Miraflores de la Sierra (Madrid), c. 1563; Retablo, Canencia (Madrid), 1564-1576; Retablo de Santa María la Blanca, Toledo, 1564; Retablo de San Blas, Villarrobledo (Albacete), c. 1566; Retablo, Quismondo (Toledo), c. 1567; Retablo de San Juan, Montalbán (Toledo), c. 1571-1575; Retablo, Lupiana (Guadalajara), c. 1572; Retablo mayor de la iglesia de la Asunción, Navalcarnero (Madrid), c. 1574; Retablo, Auñón (Guadalajara), 1575-1593; Retablo, San Martín de Montalbán (Toledo), c. 1576; Retablo, Cerralbos (Toledo), c. 1577; Retablo, Arcicóllar (Madrid), 1578-1579; Retablo, Navalcarnero (Madrid), c. 1578; Retablo, Lugar Nuevo (Toledo), c. 1578; Retablo, Puente del Arzobispo (Toledo), c. 1578; Retablo, Sonseca (Toledo), c. 1581-1588; Retablo de la ermita de Nuestra Señora, Peña Aguilera (Toledo), c. 1581; Retablo mayor, Quismondo (Toledo), c. 1584; Retablo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción de la parroquia de San Nicolás, para su hospital, Toledo, c. 1585; Retablo mayor, Rielves (Toledo), c. 1590; Retablo de la iglesia de San Gil, Torrijos (Toledo), c. 1590. Pinturas sueltas: Cristo con la Cruz a cuestas, para la capilla de San Ildefonso de la Catedral, Toledo, 1571; Crucifixión para la capilla de San Ildefonso de la Catedral, Toledo, 1571; Virgen con el Niño y San Juan Bautista para el sagrario viejo de la Catedral, Toledo, 1577- 1578; Anunciación, capilla de San Pedro de la Catedral, Toledo, c. 1581; Tríptico de Nuestra Señora de Gracia, 1581; con B. de Prado, Historias de Santa Leocadia, c. 1583; Retrato del Cardenal Quiroga, 1594; Retrato del Cardenal García de Loaysa, 1599; Virgen de Montserrat; La Virgen de la Cuna; Desposorios; Tránsito de la Virgen.

 

Bibl.: J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, Viuda de Ybarra, 1800; Conde de la Viñaza, Adiciones al diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, 1894; M. B. Cossio, El Greco, Madrid, V. Suárez, 1908; F. de B. San Román, El Greco en Toledo, Madrid, V. Suárez, 1910; F. Pérez Sedano, Datos documentales inéditos para la Historia del Arte español. Notas del Archivo de la Catedral de Toledo, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1914; M. R. Zarco del Valle, Datos documentales para la Historia del Arte Español. II. Documentos de la Catedral de Toledo, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1916; C. de Cedillo, Catálogo monumental de la Catedral de Toledo, Toledo, Imprenta Provincial, 1919; R. Ramírez de Arellano, Catálogo de los artífices que trabajaron en Toledo, Toledo, Imprenta Provincial, 1920; Las parroquias de Toledo, Toledo, S. Rodríguez, 1921; N. Alonso Cortés, “Datos para la biografía artística de los siglos XVI y XVII”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, LXXXI (1922), págs. 195-198; V. García Rey, “La estancia del escultor Bautista Vázquez en Toledo”, en Documentos para la Historia del Arte en Andalucía, t. I, Sevilla, 1927, págs. 81-92; V. García Rey, “El retablo mayor de la iglesia de Colmenar Viejo”, en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid (1932), págs. 193-194; M. Villalpando, “Pedro de Bolduque, escultor (segunda mitad del siglo XVI)”, en Estudios Segovianos, I (1949), págs. 402-412; D. Angulo Íñiguez, Pintura del Renacimiento, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, XII, Madrid, Plus Ultra, 1954; J. Gómez Menor, Catálogo de la Exposición Diocesana de Arte Antiguo, Toledo, Imprenta Gómez-Menor, 1968; J. Camón Aznar, La pintura española del siglo XVI, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XXIV, Madrid, Espasa Calpe, 1970; A. Sánchez Palencia, “Los retablos de la capilla de San Blas de la Catedral de Toledo”, en Archivo Español de Arte (AEA) (1974), págs. 407-410; F. Marías, “Los artistas del Colegio de Infantes de Toledo”, en AEA, n.º 193 (1976), págs. 92-95; “Maestros de la catedral, artistas y artesanos: datos sobre la pintura toledana de la segunda mitad del siglo XVI”, en AEA, n.º 215 (1981), págs. 319-340; VV. AA., El Toledo de El Greco, Madrid, Ministerio de Cultura, 1982; M. Gutiérrez García-Brazales, Artistas y artífices barrocos en el arzobispado de Toledo, Toledo, Caja de Ahorros Provincial de Toledo, 1982; F. Marías, El largo siglo XVI. Los usos artísticos del Renacimiento español, Madrid, Taurus, 1989; M. I. Rodríguez Quintana, “Hernando de Ávila y Luis de Velasco: el retablo de El Casar de Escalona y otras noticias”, en AEA, n.º 245 (1989), págs. 15-33; M. Estella y S. Cortés, “Los retablos documentados de Fuentelaencina y Auñón, y noticias sobre los de Pozuelo del Rey y Renera”, en AEA, n.º 246 (1989), págs. 131-155; J. Brown, La Edad de Oro de la Pintura en España, Madrid, Nerea, 1990; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1992; I. Mateo Gómez y A. López-Yarto, Pintura toledana de la segunda mitad del siglo XVI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2003; R. González Ramos, La pintura complutense del siglo XVI. Artífices, artesanos y clientes en la Alcalá de Henares del Quinientos, Alcalá de Henares, Fundación Colegio del Rey, 2007.

 

Roberto González Ramos