Hija de Domingo Rodríguez de Herrera y de María Antonia Pedrosa de los Santos, fue bautizada en la parroquia de San Jorge. Sus abuelos, Blas Rodríguez y Antonio Pedrosa, ocuparon cargos importantes en las cofradías religiosas de mayor prestigio de La Coruña.

Los datos conocidos sobre su vida son escasos. Proceden de los testamentos de su madre, de las escrituras de partijas, codicilos y contratos que la mencionan y de los Libros de Acuerdos de la Congregación del Divino Espíritu Santo. De origen humilde y huérfana de padre desde la infancia, permaneció veinticuatro años fuera de su hogar “ganando la vida con su trabajo y habilidades” para ayudar a su madre y a sus nueve hermanos, siete de los cuales fallecieron antes de la adolescencia. Regresó para atender a su madre hasta su muerte, acaecida el 12 de enero de 1755. A partir de ese hecho, asumió el cuidado y tutela de su hermana María Josefa, disminuida psíquica. Dedicó su vida al ejercicio de la caridad y las prácticas de devoción. En su tiempo, fue conocida como Teresa dos demos, quizá por su costumbre de recorrer de rodillas la distancia que mediaba entre su casa y la iglesia de San Nicolás, a la que acudía diariamente a rezar. Su fragilidad física —consta que “era lisiada y achacosa”— y su nula preparación intelectual —era iletrada— no le impidieron llevar el proceso que culminó, al final de sus días, con la fundación del Hospital de Caridad. [...]