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Luca Cambiaso

Biografía

Cambiaso, Luca. Luqueto. Moneglia, Génova (Italia), 18.X.1527 – El Escorial (Madrid), 6.IX.1585. Pintor.

Luca Cambiaso era uno de los fresquistas más reconocidos de la escuela genovesa por su calidad y rapidez de ejecución. Nacido en el seno de una familia de pintores, se forma con su padre Giovanni (1495- 1579), quien introdujo en Génova el novedoso estilo de Perino del Vaga. Posiblemente disfrutase de un viaje formativo a Roma entre 1547 y 1550, en el que recibiría el impacto de la obra de Miguel Ángel. También podría haber entrado en este momento en contacto con Pellegrino Tibaldi y Daniele de Volterra.

A partir de 1551 trabaja ya en Génova como pintor independiente influenciado por Galeazzo Alessi. En esta etapa de madurez decora las principales residencias genovesas, palacios en la ciudad y villas extraurbanas, generalmente con frescos con temas extraídos de repertorios mitológicos o de la Antigüedad clásica.

Aparte disfrutará de importantes comisiones religiosas, temática que cultivará a partir de 1570 casi en exclusividad influenciado por la normativa tridentina sobre la imagen religiosa. Aunque su actividad como fresquista es la que le ha reportado mayor fama, se debe destacar su labor como pintor de caballete con obras menores para decorar estas residencias y numerosas iglesias genovesas.

Tras la muerte de Gaspar Becerra, formado en Italia, no existían pintores españoles que conociesen la técnica de la pintura al fresco necesaria para ornamentar los muros escurialenses, por lo que Felipe II se vale de sus agentes en la península italiana para que le busquen artistas dispuestos a trasladarse a España.

Aparte de las relaciones políticas y comerciales con la república de Génova, se ha supuesto que el principal nexo de unión de Luqueto, como se le conocerá en España, con la corte de Felipe II sea Gian Battista Castello, el Bergamasco (1500-1569), arquitecto, fresquista y estucador con quien trabajó en la década de los sesenta en la capilla Lercari del duomo genovés de San Lorenzo y que viaja a España poco después para emplearse, fundamentalmente, en la decoración de la torre nueva del Alcázar de Madrid. Ambos habrían colaborado también en un friso, entre 1560 y 1565, en el palazzo della Meridiana de la Strada Nuova de Génova en el que aparece retratado Felipe II armado, sus padres y su entonces esposa, Isabel de Valois.

El hijo del Bergamasco, Fabrizio Castello (c. 1560- 1617) quedará en España a la muerte de su padre cuidando de su hermanastro, Nicolás Granello (quien fallecería en 1593) y trabajando en la decoración al fresco de El Escorial. Todo apunta a que los hijos de su amigo y colaborador fueron decisivos para que Felipe II decidiese contratar a Luca Cambiaso. Granello, quien frecuentemente comerciaba con pigmentos y pinturas, hace traer desde Génova en 1581 un lienzo de Cambiaso con el tema central del retablo del altar mayor de la basílica: El martirio de san Lorenzo, cuyas trazas arquitectónicas ya habían sido realizadas por Juan de Herrera. Aunque el cuadro no ocupó este emplazamiento, servirá como “carta de presentación” para que el monarca y su círculo de asesores se hiciesen una idea del estilo del pintor y se decidiesen a contratarle.

También parece que había llegado a las manos del monarca español una tela religiosa de Cambiaso como regalo de la familia proespañola de los Doria, otros de sus principales mecenas en Génova. En una carta que escribe Juan de Ibarra al prior el 9 de junio de 1581 ya se menciona que, apenas llegue el pintor a El Escorial, se debe emplear en los frescos del claustro principal, dejándose las puertas de los armarios relicarios de la basílica hasta el regreso de Felipe II de Portugal.

No obstante, los trámites para que Luqueto venga a España se alargan más de lo deseado. En junio de 1582 el pintor se encontraba en Roma, pero apenas regresa, el embajador español recurre a Héctor Spínola y a Franco Lercari para vencer las reticencias iniciales del artista para emprender el viaje hacia España. Las negociaciones se prolongan hasta abril de 1583, cuando el embajador vuelve a escribir a Felipe II anunciándole que, en tres meses, apenas termine las obras que tenía empezadas, partirá rumbo a España. Aparte de su salario, se pide al monarca español que permita que venga en compañía de su hijo mayor, Orazio Cambiaso, también pintor. Tras aceptar el Rey sus condiciones, zarpó en una galera junto a su hijo y su principal ayudante y discípulo, Lázaro Tavarone, llegando a El Escorial el 31 de octubre de 1583. En el séquito también vendrán el escultor y entallador Gasparo Forliani de Luca y el hijo de éste, Andrea.

Aunque fue contratado principalmente como fresquista, Felipe II se vale de su versatilidad para encargarle a finales de 1583 cuatro grandes lienzos destinados a los altares laterales de la basílica de El Escorial: Santa Ana, La predicación de san Juan Bautista, El martirio de santa Úrsula y las once mil vírgenes y El árcangel san Miguel. Los dos últimos serían de nuevo encargados a Tibaldi en 1592, al juzgarse inadecuados, mientras que los primeros continúan hoy en día colocados in situ. También Tibaldi se encargará de retocar el rostro de santa Ana.

En 1583 se trabajaba a ritmo frenético en la conclusión de la basílica estando aún los andamios sin desmontar. La primera obra que se le encargó al fresco sería la bóveda de cañón sobre el presbiterio, que se había cerrado en febrero de 1584, iniciándose inmediatamente su decoración con la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, en la espina de la bóveda, flanqueada por coros angélicos y cuatro profetas, Daniel, Ezequiel con la triple rueda, Isaías y Jeremías, en los lunetos.

Apenas concluido este trabajo sobre el altar mayor de la basílica comienza la pintura al fresco de la bóveda del coro con el tema de La Gloria que se concluirá en pocos meses, aunque con escaso éxito. Poco antes, en 1582, Felipe II había encargado a Nicolás Granello, Fabricio Castello y Francesco de Urbino pintar y dorar la bóveda del coro con casetones arquitectónicos fingidos, pero la venida de Cambiaso, precedido de una fama de pintor diligente y rápido, debió de animarle a que se enfrentara a un programa más ambicioso y que, a la vez, satisfaciese una de las disposiciones testamentarias de Carlos V, quien quería tener cerca de su enterramiento una representación de la Gloria. La rigidez e hieratismo de la Gloria y la multitud de personajes que la componen, colocados en filas simétricas, contrasta con los esquemáticos dibujos preparatorios de Cambiaso, muchos de los cuales aún se conservan, mucho más dinámicos y con soluciones más imaginativas. Todo parece apuntar a que su avanzada edad, unida a la claridad buscada por Felipe II en las representaciones religiosas, en detrimento, en ocasiones, de soluciones mucho más imaginativas y de mayor calidad artísticas, condicionaron en gran medida el resultado final.

Una vez concluida la Gloria y aprovechando los andamios que se habían colocado, pinta al fresco una Anunciación en el testero del coro a ambos lados de la ventana del poniente que cae sobre el patio de Reyes.

En las paredes del coro se representaron escenas de la vida de san Lorenzo, a quien estaba dedicado el monasterio, y de san Jerónimo, fundador de la orden religiosa que habitaba en él. El que se pagasen estas escenas laterales a Romulo Cincinnato en 1586, una vez fallecido Cambiaso, indica su alta participación en éstas, especialmente en las arquitecturas, junto con el resto del equipo. El programa se completaba con las alegorías femeninas de las virtudes teologales y la Religión, en el muro izquierdo y las virtudes cardinales en el derecho.

La actividad como fresquista de Cambiaso en El Escorial se cierra con las escenas de la vida de Cristo en la escalera principal del monasterio, diseñada por el Bergamasco hacia 1567. En ellas se representan las apariciones de Cristo en veinticuatro días tras su muerte. Las tres escenas del frente principal de la escalera serán repintadas posteriormente por Pellegrino Tibaldi, conservándose hoy en día solamente las dos laterales de su mano. Lamentablemente, Cambiaso, cuya salud estaba ya muy resentida desde su trabajo en los frescos del coro de la basílica, no pudo concluir el resto de los frescos del claustro de los Evangelistas y los altares relicarios, que se le pensaban encargar, haciendo que se hiciese perentoria la venida de Federico Zuccaro y de su equipo, en quien recaerían estos encargos a partir de 1585, año de la muerte del genovés.

Aparte de estas pinturas directamente comisionadas por Felipe II para la decoración de el Escorial y bastante bien documentadas, se conservan en sus colecciones otros lienzos de no menor importancia artística, entre los que destaca la serie con los episodios de la batalla de Lepanto, muy emparentada con la serie de tapices de idéntico tema tejidos en Bruselas conforme a diseños de Cambiaso y que hoy se custodian en el palacio del Príncipe Doria de Génova. Recientemente se ha sugerido que estos seis lienzos pudieron pertenecer a la colección reunida por el secretario real Antonio Pérez y pasar, tras su caída en desgracia, a engrosar la del Rey, colocándose en la galería principal del palacio de verano de El Escorial, donde los vio Sigüenza. No obstante, una reciente restauración ha dejado ver que intervinieron varias manos en su ejecución.

Dentro de los cuadros de temática religiosa se le pueden atribuir dos Cristos atados a la columna, un Ecce Homo o un lienzo de menor tamaño con un San Jerónimo leyendo (n.º de inv. 10034) muy similar al del Palazzo Bianco de Génova y al de la Galerie Ca de París, todos ellos en la colección escurialense.

Particularmente, uno de Cristo atado a la columna llegó a España antes de que lo hiciera el artista, ya que se detalla en la “entrega” de 1574. Durante su estancia española debió de realizar un lienzo con la Coronación de la Virgen para la capilla funeraria en la catedral de Tarragona del erudito y coleccionista Antonio Agustín, muy vinculado con el monasterio de El Escorial y su biblioteca. Asimismo, no se debe dejar de señalar que un miembro de su equipo terminó algunos de los cuadros que dejó inconclusos Navarrete el mudo a su muerte, como se especifica en los libros de las “entregas” de Felipe II al monasterio de El Escorial.

La producción de Cambiaso tuvo bastante éxito dentro de las colecciones artísticas españolas de finales del siglo XVI en adelante, menudeando en los inventarios cuadros de temática religiosa y profana a él atribuidos.

 

Obras de ~: Serie de seis lienzos con la batalla de Lepanto, monasterio de El Escorial; Martirio de San Lorenzo, monasterio de El Escorial, 1581; Santa Ana, La predicación de san Juan Bautista, El martirio de santa Úrsula y las once mil vírgenes y El árcangel san Miguel, monasterio de El Escorial, 1583-1584; Coronación de la Virgen (fresco) con profetas, bóveda del presbiterio de la basílica de El Escorial, 1584; Gloria, virtudes y Anunciación, coro de la basílica de El Escorial; Ecce homo, Flagelación, San Jerónimo leyendo a la luz de una vela, monasterio de El Escorial; Tarquino y Lucrecia, Museo del Prado; Coronación de la Virgen, catedral de Tarragona.

 

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Almudena Pérez de Tudela

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