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Cristóbal Portocarrero de Guzmán Luna y Enríquez

Biografía

Portocarrero de Guzmán Luna y Enríquez, Cristóbal. Conde de Montijo (IV), conde de Fuentidueña (III), marqués de la Algaba (VIII) y marqués de Valderrábano (IV). Montijo (Badajoz), 25.XI.1638 – Madrid, 31.X.1704. Maestre de campo y consejero de Estado y de Guerra.

Miembro del poderoso clan de los Portocarrero, cuya influencia política dejó profunda impronta durante buena parte del reinado del último Austria español, Cristóbal, quinto de este nombre, era hijo de Cristóbal Portocarrero de Luna y Enríquez, III marqués de Valderrábano, y de Inés de Guzmán y Fernández de Cordoba, VII marquesa de la Algaba, VIII marquesa de Ardales y IX condesa de Teba. Fue esta señora, al final de sus días, por derecho propio, marquesa y condesa propietaria tras haberse extinguido todas las líneas sucesorias que acontecieron después de la muerte de su padre, Pedro Andrés Ramírez de Guzmán, III marqués de la Algaba, IV de Ardales y V conde de Teba. No llegó Inés a ser condesa de Montijo, puesto que su marido falleció el 22 de julio de 1641 sin haber sucedido en los estados de su padre.

Desaparecido el III conde de Montijo, Cristóbal Portocarrero Osorio y Luna, también conde de Fuentidueña y marqués de Valderrábano, heredó las casas su nieto homónimo.

Cristóbal contrajo matrimonio en tres ocasiones. La primera con Úrsula de la Cerda y Leiva, hija del virrey de la Nueva España Juan de la Cerda Leiva de la Cueva, V marqués de Ladrada, y de Mariana Isabel de Leiva y Mendoza, por derecho propio II condesa de Baños y marquesa de Leiva. Falleció Úrsula el 25 de enero de 1683 dejando tres hijas: Catalina Portocarrero de la Cerda, casada con Antonio Fernández de Córdoba, hijo del VI marqués de Priego, Luis Ignacio Fernández de Córdoba; Francisca Portocarrero de la Cerda, que fue cuarta mujer de Lorenzo de Cárdenas Ulloa y Zúñiga, XIII marqués de la Puebla del Maestre; y María Portocarrero, religiosa. La segunda esposa del conde fue Victoria de Toledo y Benavides, cuarta hija de Luis Francisco de Benavides Carrillo de Toledo, III marqués de Caracena, V marqués de Frómista y III conde de Pinto, gobernador general de Milán y posteriormente de los Países Bajos, y de Catalina Ponce de León. De esta unión nació María Teresa Portocarrero, que fue monja. La tercera y última esposa fue María Regalado Funes de Villalpando y Monroy, IV marquesa propietaria de Osera, Ugena y Castañeda. La boda tuvo lugar en Madrid el 15 de marzo de 1690 y contó con la asistencia de Carlos II y de su madre la reina Mariana de Austria. Sobrevivió a su marido treinta y cuatro años, falleciendo en Madrid el 14 de mayo de 1738. De este último matrimonio nació el heredero de la casa, Cristóbal Portocarrero y Funes de Villalpando y Abarca de Bolea, que fue V conde de Montijo y V marqués de Osera y de Castañeda, y gentilhombre de la Cámara de Felipe V, nacido el 2 de junio de 1693 y fallecido el 15 de junio de 1763. El resto de su abundante prole es el que sigue: Domingo María Portocarrero y Funes de Villalpando Luzón y Guzmán, consejero de Guerra, casado con María de la Encarnación de Toledo Sarmiento de Eraso, por derecho propio IV marquesa de Mancera y Montalto y V condesa de Humanes; Vicente Nicolás, Joaquín Isidro e Incolaza Portocarrero y Funes de Villalpando; Prudenciada Fetiche Portocarrero y Funes de Villalpando que casó con Isidro Fadrique Fernández de Híjar y Portugal, VII duque de Híjar, y María Josefa Portocarrero y Funes de Villalpando, fallecida a corta edad.

El conde de Montijo, alcaide perpetuo y hereditario de la alcazaba de Guadix, desarrolló una dilatada carrera militar iniciada como capitán principal de la Guardia de los Cien Continos Hijosdalgo de Castilla. Fue además maestre de campo general del Ejército y provincia de Extremadura, capitán general de la gente de guerra y comisario general de la Infantería de España en 1693. Su brillante cursus honorum culminó al final de su vida con los oficios de mayordomo y gentilhombre de la Cámara sin ejercicio de Carlos II.

Mantuvo una política activa durante la regencia de la reina viuda Mariana de Austria, junto a su tío el cardenal Luis Portocarrero y a sus primos los condes de Palma, Medellín y la Monclova. El clan familiar apoyó mayoritariamente a don Juan José de Austria en su propósito de hacerse con el gobierno, al igual que otros aristócratas más conspicuos como los duques de Alba e Híjar, el marqués de Villagarcía y  el conde de Villaumbrosa. Una vez alcanzado el primer ministerio, el de Austria situó a los Portocarrero en lugares de influencia, aunque Montijo fue cesado como gobernador de Badajoz en 1677 por haber tratado de impedir, como capitán de la guardia chamberga, la llegada de don Juan a Madrid. Pese a la aparente desgracia fue nombrado maestre de campo general del Ejército de Extremadura y capitán general de Frontera, obteniendo como recompensa el hábito de caballero de la Orden de Santiago en 1678.

Tras la repentina muerte del hermano de Carlos II en 1679, los Portocarrero hubieron de padecer el odio de la Regente, quien no dudó en alejarlos de la Corte.

Monclova fue enviado a servir a Orán, al poco de producirse la muerte violenta del gobernador general, el marqués de la Algaba en 1681. Ese mismo año falleció la madre de Montijo, Inés de Guzmán, heredando sus estados. Sin embargo, su tío carnal y su prima, el patriarca Pedro Portocarrero de Guzmán y su hija Catalina Portocarrero respectivamente, iniciaron un pleito contra el conde sobre la posesión de las casas de la Algaba, Ardales y Teba. Finalmente ganaron para sí los dos últimos señoríos, quedando en posesión del conde el marquesado de la Algaba.

El 6 de diciembre de 1697 fue honrado por el Rey con la Grandeza de España y dos años más tarde, el 29 de noviembre de 1699, fue nombrado miembro del Consejo de Estado, al tiempo que lo fueron el príncipe de Vaudemont, los duques de Medinaceli, Veragua y Medina Sidonia, el marqués del Fresno y los condes de Santiesteban y Fuensalida, además del cardenal Giudice. En 1700, aunque austracista convencido, fue partidario de que la sucesión de la Corona recayera, tal y como había sido voluntad del Rey, en el hijo del Delfín de Francia, el futuro Felipe V. El 8 de mayo de 1701 juró a Felipe V en el Real Monasterio de San Jerónimo el Real.

Su apoyo a la causa del Borbón le supuso su confirmación como consejero de Estado y su nombramiento como gentilhombre de la Cámara del Rey.

El conde falleció en Madrid en 1704 a la edad de sesenta y cinco años. Fue sepultado en una de las capillas del Convento de las Descalzas Reales de la villa y corte.

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca Nacional de España, Papel escrito al Conde del Montijo, del Consejo de Estado, sobre el voto dado a favor de la Corona de Francia en la sucesión de España, ms. 10818/13.

F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía Española, 1521-1812, Madrid, Consejo de Estado, 1984, págs. 406- 407; G. Maura y Gamazo, duque de Maura, Vida y reinado de Carlos II, Madrid, Aguilar, 1990; F. Fernández de Bethencourt, Historia Genealógica de la Monarquía Española. Casa Real y Grandes de España, vol. II, Sevilla, Fabiola de Publicaciones Hispalenses, 2002, págs. 341-345.

 

Santiago Martínez Hernández 

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