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Antonino Pío

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Biografía

Antonino Pío. Titus Aurelius Fulvus Boionius Arrius Antoninus. Lanuvium (Italia), 19.IX.86 – Lorium, cerca de Castel di Guido (Italia), 7.III.161. Emperador de Roma.

Hijo de Titus Aurelius Fulvus, un senador de rango consular, y de Arria Fadilla. Su abuelo paterno, Titus Aurelius Fulvus, fue prefecto de Roma (el más alto cargo senatorial) el año 92, bajo Domiciano. Su abuelo materno, Titus Arrius Antoninus, era famoso por su habilidad para versificar en griego. Tras la temprana muerte de su padre y otro matrimonio de su madre, Antonino se crió y educó con su abuelo paterno en Lanuvium (la familia se había instalado allí, procedente de Nemausus, hoy Nîmes, en la Galia Narbonense) y más tarde en Lorium con su abuelo materno (en la vía Aurelia, a unos 18 kilómetros de Roma) (Scriptores Historiae Augustae [SHA], Vita Antonini 1, 1-9). Antonino recibió por herencia el patrimonio de diversos familiares, lo que le convirtió en uno de los hombres más ricos de Roma. Inició en Roma su carrera política, como correspondía a un joven miembro del orden senatorial.

Se casó con Annia Galeria Faustina, hija de Marcus Annius Verus, un senador de rango consular cercano a Adriano. Antonino y Faustina tuvieron cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Los hijos, ambos muertos antes del ascenso de su padre al trono, fueron Marcus Aurelius Fulvus Antoninus y Marcus Galerius Aurelius Antoninus. Las hijas eran Aurelia Fadilla, casada con Aelius Lamia Silvanus (muerto en el año 135), y Annia Galeria Faustina, casada con el futuro emperador Marco Aurelio, con quien tuvo doce hijos, de los que sólo algunos llegaron a la edad adulta.

Como correspondía a la promoción de una carrera senatorial, Antonino fue cuestor (c. 111) y luego pretor (c. 117), durante el reinado de Trajano. Bajo Adriano desempeñó por primera vez el consulado en el año 120 (tras su subida al trono lo ocupó otras tres veces), fue encargado del gobierno de uno de los distritos de Italia (consularis Italiae) y finalmente alcanzó el más alto honor que un senador podía obtener en las provincias, el proconsulado de Asia (135/136).

Por entonces tenía ya una posición muy influyente junto a Adriano. En el año 136, el Emperador, enfermo y sin descendencia directa, adoptó a Lucius Ceionius Commodus, miembro de una importante familia senatorial, que tomó el nombre de Lucius Aelius Caesar en el momento de la adopción. De salud frágil, murió al año siguiente, dejando sin solución la continuidad dinástica. El 25 de febrero del año 138, Adriano adoptó a Antonino. Se convirtió en César, adquiriendo ya algunos de los poderes que iba a compartir con el monarca: la potestad tribunicia y el poder proconsular. Desde entonces fue Titus Aelius Hadrianus Antoninus.

Sin embargo, las condiciones de la adopción han hecho pensar que sólo era una solución temporal. Antonino fue obligado a adoptar a su vez a su sobrino (el futuro emperador Marco Aurelio, que contaba entonces con sólo diecisiete años) y al hijo del difunto Lucius Aelius Caesar (el futuro emperador Lucio Vero, que tenía dieciocho) ([SHA], Vita Hadriani 24, 1-2).

La complicada solución dinástica contentaba a un amplio grupo de senadores de origen itálico y galo.

El 10 de julio del año 138, muerto Adriano, Antonino fue proclamado Emperador. Tuvo que solicitar insistentemente al Senado la divinización de su predecesor ([SHA], Vita Hadriani 27, 1-4), que algunos miembros de la Asamblea pondrían en duda debido a las ejecuciones de senadores de rango consular que el fallecido monarca había permitido en la última etapa de su reinado. A comienzos del año siguiente (1/7 de enero de 139), Antonino aceptó el título de Pater Patriae, que no había querido asumir desde el principio.

A su nombre añadió el epíteto Pius por una decisión senatorial (19 de septiembre de 138?). Alejado de la tradición de los monarcas anteriores, tenía el sentido de resaltar un rasgo de su carácter que destacan las fuentes sobre su vida: la devoción para con los dioses, los antepasados, su nueva familia de adopción y también para con sus súbditos ([SHA], Vita Antonini 2, 3; 4, 1-3).

Desde su ascenso al trono, Antonino tuvo una presencia casi constante en Roma. Durante su reinado se celebró el aniversario de los novecientos años desde la fundación de la ciudad. Quiso dar sensación de su continuidad a su gobierno respecto del de su padre, manteniendo durante varios años en el cargo a individuos nombrados por aquél. En las fronteras llevó a cabo algunas campañas, aunque sin acudir personalmente al campo de batalla: venció a los britanos y mandó construir un segundo muro. Estableció la paz en el norte de África tras algunos enfrentamientos (bellum Mauricum). En la frontera norte reprimió incursiones de germanos, dacios y otros pueblos. En oriente, potenció el papel de Roma como árbitro entre conflictos, estableciendo la paz.

En el interior ayudó económicamente a muchas ciudades y a algunos cargos públicos que no podían afrontar los gastos de su función. Instituyó las Puellae Faustinianae para proteger a las huérfanas de Roma.

Tomó medidas para evitar los abusos de poder sobre la población, rechazando herencias de individuos que tuvieran hijos. Mantuvo una relación respetuosa con el Senado, evitando condenar a muerte a ningún senador, a diferencia de las actuaciones de otros príncipes.

Estableció un precio máximo para los juegos, fue riguroso con los libertos de palacio y estableció honores y sueldo para los filósofos ([SHA], Vita Antonini 8, 1 ss.; 11, 1 ss.). Durante su reinado se produjo un terremoto que destruyó algunas ciudades, especialmente en Asia (Dión Cassio 69, 15, 4), así como incendios en Roma, Narbona, Antioquía y Cartago. También algunos episodios de hambrunas y una inundación en el Tíber ([SHA], Vita Antonini 9, 1-3).

En Hispania, el reinado de Antonino Pío fue una etapa de prosperidad y vitalidad en todos los sentidos, demostrando así que las palabras de su biógrafo en la Historia Augusta acerca del florecimiento provincial eran ciertas ([SHA], Vita Antonini 7, 2). La economía tuvo en esos años un destacado desarrollo, especialmente en algunos sectores: la exportación de aceite bético llegó al máximo, tal y como ha quedado demostrado por los depósitos de ánforas del monte Testaccio en Roma; las minas de cobre de Riotinto estaban en plena producción, pudiéndose destacar tres lingotes de plomo de origen hispano hallados en Planier (Francia); y las monedas del reinado expresaban esa prosperidad con la elección de un motivo de reverso que representaba a la personificación femenina de Hispania con algunos productos de la tierra.

Precisamente en esos momentos se ha observado una tendencia al aumento de la circulación de sestercios y dupondios en detrimento del as. La atención del príncipe para con la Península Ibérica ha quedado patente en algunos ejemplos como la inscripción del colegio profesional de los centonarii (bomberos) en Hispalis (Sevilla), constituido por el propio príncipe con cien miembros; o la inscripción que en la misma ciudad dedicó el colegio de los scapharii (barqueros) al monarca, que J. Remesal ha interpretado como un agradecimiento por las obras de acondicionamiento llevadas a cabo en el río. La legislación que durante el reinado se aplicó a los esclavos, encaminada a proteger su integridad física prohibiendo el maltrato o la muerte “sin causa justificada” fue aplicada con cuidado en las provincias, como demuestra el rescripto imperial (Digesto 1, 6, 1) que ordena vigilar el comportamiento de un individuo llamado Iulius Sabinus con sus esclavos, entre los que había habido quejas. También las provincias hispanas se verían beneficiadas por la renuncia al cobro de la mitad del aurum coronarium (impuesto que se cobraba cuando un nuevo monarca subía al trono) ([SHA], Vita Antonini 4,10), así como por las obras de reparación de las calzadas del noroeste que se acometieron esos años. Testimonios del reinado de Antonino Pío en Hispania son los bustos del Monarca hallados en Puente Genil (Córdoba), Caparra (Cáceres) y Málaga; también el templo de Augusta Emerita dedicado a su persona.

También en Hispania ha quedado rastro epigráfico de algunos personajes especialmente significativos durante el reinado de Antonino Pío. El senador Lucius Minicius Natalis Quadronius Verus, originario de Barcino (Barcelona), dejó en testamento a su ciudad natal una suma de cien mil sestercios para que se entregara todos los años un interés del cinco por ciento a repartir entre decuriones y augustales. Un epígrafe de Córdoba demuestra que el escritor Arriano de Nicomedia fue procónsul de la Baetica. El monumento de Caius Apuleius Diocles recordaba que este auriga hispano había competido en el equipo de los rojos durante cuarenta y dos años, participando en 4.257 carreras, de las 1.462 fueron victorias.

Antonino pasó a la posteridad como un monarca amable y considerado con todos, lleno de virtudes y con un concepto de gobierno regido por la moderación y la justicia. Las fuentes le describen como de una belleza que llamaba la atención, alto y elegante, aunque el tiempo le hizo encorvarse y para evitarlo parece que se ataba al pecho unas tablillas; brillante en elocuencia y erudición, aficionado a la caza y pesca y a pasear con sus amigos, sobrio en sus costumbres (comía pan seco para mantener las fuezas) y respetuoso con todos ([SHA], Vita Antonini 2,1 ss.; 11, 1 y ss.; 13, 1 y ss.). En el siglo iv d. C., la imagen de este monarca se mantenía intacta, como modelo de buen gobernante, justo y ecuánime (Aurelio Víctor 14, 11 y ss.; Eutropio 8, 1 y ss.).

El príncipe murió el 7 de marzo del año 161 en Lorium.

Según su biógrafo en la Historia Augusta, falleció tras comer “queso de los Alpes”, afectado de vómitos, fiebre y escalofríos ([SHA], Vita Antonini 12, 4-5). Fue enterrado en el mausoleo de Adriano, su padre adoptivo y predecesor en el trono. El Senado decretó todos los honores para el difunto y le declaró divus.

 

Bibl.: X. Bossart y J. Müller, “Zur Geschichte des Kaisers Antoninus Pius”, en M. Büdinger, Untersuchungen zur Römischen Kaisergeschichte, vol. 2, Leipzig, Teubner, 1868, págs. 287-321; A. Stein, Prosopographia Imperii Romani saec. I, II, III. Editio altera (PIR²), Pars I, Berlin, Walter de Gruyter, 1933, págs. 310-311, n.º A 1513; A. García y Bellido, “El español Diocles, as de los circos romanos”, en Arbor, 32 (1955), págs. 252 ss.; J. M.ª Blázquez, “La economía ganadera en la España antigua a la luz de las fuentes literarias griegas y romanas”, en Emerita, 25, 1 (1957), págs. 159-184; A. Garzetti, From Tiberius to the Antonines: A History of the Roman Empire, A.D. 14-192, London, Methuen, 1974, págs. 441-471 y 767-768; A. Blanco Freijeiro, “Un retrato del emperador Antonino Pío”, en Miscelánea de estudios dedicados al profesor Antonio Marín Ocete, Granada, Universidad, 1974, págs. 59 ss.; J. M.ª Blázquez, “La exportación del aceite hispano en el Imperio Romano: estado de la cuestión”, en J. M.ª Blázquez (ed.), Producción y comercio del aceite en la antigüedad: Primer Congreso Internacional, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1980, págs. 19-46; R. Weigel, “The ‘Commemorative’ Coins of Antoninus Pius Reexamined”, en W. Heckel y R. Sullivan (eds.), Ancient Coins of the Graeco-Roman World: The Nickle Numismatic Papers, Waterloo (Ontario), Wilfrid Laurier University, 1984, págs. 187- 200; J. M.ª Blázquez, “Hispania desde el año 138 al 235”, en J. M.ª Blázquez, Nuevos estudios sobre la romanización, Madrid, Istmo, 1989, págs. 341-450; A. Geissen, “Faustina Thea - Bemerkungen zum Dynastischen Prägeprogramm des Antoninus Pius in Alexandria”, en H.-C. Noeske y H. Schubert, Die Münze: Bild - Botschaft – Bedeutung. Festschrift für Maria Alföldy, Frankfurt, Lang, 1991, págs. 195-202; J. Remesal, “Sextus Iulius Possesor en la Bética”, en Alimenta. Estudios de homenaje al dr. Michel Ponsich, Madrid (Anejos de Gerión III), Universidad Complutense, 1991, págs. 281-295; D. Kienast, Römische Kaisertabelle. Grünzuge einer römischen Kaiserchronologie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1996, págs. 134-136; C. González-Román, “El rescripto de Antonino Pío sobre los esclavos de Iulius Sabinus”, en Gerión, 21, 1 (2003), págs. 349-361; H. Temporini-G. Vitzthum, “Antoninus Pius, 138-161”, en M. Clauss (ed.), Die römischen Kaiser. 55 historische Portraits von Caesar bis Iustinian, Múnich, C. H. Beck, 2005 (1.ª ed. 1997), págs. 137-144; L. Arias, La circulación monetaria en el levante peninsular durante el siglo ii d. C., Villena, Fundación Jose María Soler, 2006, pág. 79.

 

María del Pilar González-Conde

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