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Jacopo Amiconi

Biografía

Amiconi, Jacopo. Amigoni, Jacopo o Santiago, Venecia o Nápoles (Italia), c. 1682 – Madrid, 22.VIII.1752. Pintor, decorador y retratista.

La mayor parte de los estudios realizados acerca de este pintor coinciden en señalar la posibilidad de que naciera en Venecia, tal y como él mismo manifestó en el testamento que redactó en Madrid días antes de su muerte. Una minoría de expertos, en cambio, ha planteado la hipótesis de que naciese en Nápoles, basándose en las noticias extraídas de los documentos relativos a su ingreso en la orden de Calatrava en el año 1750. De hecho, el pintor pudo declarar que había nacido en Nápoles para beneficiarse de esta prebenda, puesto que allí reinaba el hermanastro del rey de España. De cualquier manera, su pintura muestra una gran influencia de la escuela veneciana, napolitana e incluso romana, aunque la crítica le ha considerado como uno de los grandes exponentes del rococó internacional. Las primeras noticias que se tienen de su trayectoria profesional se refieren a su ingreso en la Fraglia de Venecia en el año 1711, un hecho que demostraría que, al menos, desde su juventud residió en la ciudad de los canales. En esta localidad se formó junto a pintores como Antonio Belluci, Sebastiano Ricci, Antonio Balestra, Giovanni Antonio Pellegrini y Rosalba Carriera. Estos artistas, conocidos por su predilección por los viajes, le animaron a continuar su formación fuera de Italia, con el objetivo de que conociera todas las tendencias artísticas. En el año 1717 se trasladó a vivir a la región de Baviera en donde residió en los castillos de Nymphenburg y Schleissheim así como en la abadía benedictina de Ottobeuren. En estos emplazamientos realizó trabajos de decoración al fresco, obras en las que se percibe el estilo rococó veneciano aunque los alemanes hablan del “estilo Amigoni”. En este viaje conoció al que, más tarde, fue su socio, el grabador José Wagner, quien le acompañó en sus desplazamientos y abrió con él un negocio de láminas en Venecia.

En el año 1730 se trasladó a Inglaterra en donde colaboró en los proyectos decorativos del Palacio Thonkerville, Pown House, Moor Park y en el teatro del Covent Garden. Su mejor obra de este período es la serie de cuatro pinturas mitológicas sobre la historia de Júpiter e Ío, aunque la crítica también ha destacado los retratos que realizó de la familia real inglesa.

Años más tarde, en 1736, viajó a París junto al célebre cantante Farinelli, ciudad en donde se familiarizó con la pintura de dos de los artistas más importantes de la época: Lemoine y Boucher. En la capital francesa afianzó los vínculos de amistad con una serie de pintores del área flamenca como Theodor van Thulden o Adriaen van der Werff, a quienes había conocido durante su período de estancia en Baviera. Asimismo, estrechó su relación con Carlos José Flipart, quien se convirtió en su más fiel colaborador durante su estancia en España. Hacia 1739 regresó a su tierra natal, posiblemente Nápoles, aunque se estableció durante una temporada en la abadía de Montecassino para pintar dos cuadros sobre la vida de Carlomagno, pinturas que fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizadas las obras, se desplazó una breve temporada a Venecia en donde comenzó a trabajar para un famoso comerciante alemán, Sigismund Streit, así como para la Casa Real de Saboya y en los proyectos decorativos de varias iglesias y palacios de la ciudad.

A finales de ese mismo año abandonó definitivamente su patria, junto a su esposa Maria Antonia Marchesini, para establecerse en la corte de Fernando VI en Madrid. El monarca le nombró a su llegada director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Junto a este nombramiento también sustituyó en el cargo de pintor de cámara del rey al francés Louis Michel Van Loo. A partir de este momento la corte abandonó su predilección por la estética francesa rococó para incorporar el gusto por la producción artística italiana. En España trabajó fundamentalmente en la decoración de las residencias reales de Aranjuez y La Granja, aunque no solamente como pintor, sino también como diseñador de cartones para tapices. La corte expresó admiración por sus retratos; de hecho, una de sus pinturas más interesantes de este período es el retrato del marqués de la Ensenada que, en la actualidad, se conserva en el Museo del Prado.

Uno de sus primeros encargos fue la decoración de las bóvedas del Palacio Real de Madrid, una comisión que jamás concluyó, ya que el rey le solicitó que se trasladase a pintar la “Sala de la conversación” y el mural de uno de los comedores del palacete de Aranjuez. En este mismo período su amigo Farinelli fue nombrado director de la Música Real, un hecho que facilitó el proceso de adaptación del pintor a las costumbres españolas. Uno de sus cuadros más emblemáticos fue pintado en esta época, y en él representó a su grupo de amigos, entre los que estaba el famoso músico, junto a él mismo, tal y como hoy en día se puede contemplar en la Gallery of Victoria de Melbourne.

La reina Isabel de Farnesio le solicitó una representación de La Santa Faz, obra que en la actualidad se conserva en el Museo del Prado y en donde destaca la teatralidad del velo de la Verónica que fue pintada por Amiconi colgada de un telar y rodeada de angelotes. En cuanto a los retratos que realizó de casi todos los miembros de la familia real, la mayor parte se encuentran en la colección del marqués de Canossa en Verona, aunque algunos, como los de las infantas María Teresa, Antonia y María Victoria, se conservan en el Museo del Prado.

Por desgracia, la representación de Fernando VI rodeado de su familia sólo se conoce a través del grabado de su discípulo Carlos José Flipart. A su muerte, el 22 de agosto de 1752, sus dos hijas obtuvieron el puesto de camareras de la reina Bárbara de Braganza y su viuda obtuvo una pensión de quinientos doblones de oro. Jacopo Amiconi introdujo el estilo rococó europeo en la Península Ibérica, de hecho sus obras muestran la ligereza, la gracia, la claridad compositiva y la elegancia de los grandes representantes internacionales de un estilo nacido con una marcada vocación europeísta. Con el paso de los años este artista italiano se convirtió en uno de los mejores narradores de las fábulas de la Arcadia y de las historias mitológicas.

 

Obras de ~: Sala de la conversación y el mural de uno de los comedores, palacete de Aranjuez; Retrato de la infanta María Teresa; Retrato de la infanta Antonia; Retrato de la infanta María Victoria; Fernando VI rodeado de su familia (desapar.).

 

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Macarena Moralejo Ortega