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Anton Fugger

Biografía

Fugger, Anton. El Joven. Núremberg (Alemania), 10.VI.1493 – Augsburgo (Alemania), 14.IX.1560. Banquero del emperador Carlos V.

Anton Fugger era hijo de Georg Fugger y de Regina Himhof y sobrino de Jacob Fugger, el Rico. Fue el verdadero continuador de la empresa de su tío y se convirtió en el principal financiero del emperador Carlos V.

Al servicio de la firma familiar desde 1510, dos años después firmó un contrato de sociedad, en el que también participaban sus hermanos, por valor de 196.791 florines renanos, que se prorrogó varias veces hasta el fallecimiento de Jacob. En el período de formación y aprendizaje al servicio de la firma familiar, residió en Augsburgo, Wroclaw, Cracovia, Viena, Roma, Budapest y Schwaz. Entre 1518 y 1523 su destino fundamental, aunque no único, fue Roma, coincidiendo con el período en el que los Fugger consiguieron el derecho de acuñar la moneda pontificia.

Tras la desaparición de Jacob (31 de diciembre de 1525), el nombre de la empresa se mantuvo tanto por razones prácticas como para respetar la última voluntad del fundador, aunque Anton, que era el más joven de los socios, como ocurriera con el anterior jefe de la firma, asumió la dirección de la empresa al ser considerado por su tío el más capaz. El emblema de la casa siguió siendo el tridente con un anillo en el lado derecho de la horquilla.

Los primeros negocios de Anton como responsable de la empresa estuvieron marcados por la continuidad.

Firmó con el rey Luis de Hungría un empréstito a cambio de mantener la explotación minera de cobre y oro en ese reino ya sin los Thurzo. Al morir el monarca húngaro en la batalla de Mohács (1526), la corona pasó a Fernando, el hermano de Carlos V y futuro Rey de Romanos, con el que mantuvo una relación financiera fluida, al tiempo que en el Tirol construyó en los años 1526 y 1527 tres nuevas factorías metalúrgicas. La elección de Fernando como Rey de Romanos se logró por el mismo procedimiento que la del propio Carlos V y tuvo un coste de 360.000 florines que fueron proporcionados y distribuidos entre 1526 y 1527 por Anton Fugger. También fue el encargado de gestionar como último responsable el primer contrato que la firma estableció con Carlos V sobre la explotación y aprovechamiento de las minas de mercurio de Almadén para el período 1525-1527. Por aquel entonces, la firma Welser era más fuerte en los negocios de España, pero desde que en el invierno de 1527 Anton, en asociación con los Welter, asumiera el primer asiento de 100.000 ducados para apoyar la lucha de Fernando contra el Imperio otomano, se convirtió en el banquero de los grandes proyectos políticos del Emperador.

Tras el acontecimiento del Saco de Roma perdió sus vinculaciones con el Pontífice y los príncipes de la Iglesia, pues, además de transferir el dinero producto de los saqueos, —lo que a los ojos de los cardenales afectados convertía a la firma en cómplice—, no aportó ninguna ayuda financiera posterior a Clemente VII. Es posible que Anton, incluso, se viera obligado a liquidar sus efectos en la ciudad de los papas a raíz de pleitos interpuestos contra él por varios cardenales. A partir de 1528, la empresa no tuvo ni un solo asunto importante en Roma y todavía en 1544 los libros de cuentas de aquella sucursal permanecían sellados.

Durante los primeros años de jefatura sentó las bases de su vida familiar. Casó en 1527 con Anna Rehlinger von Borgau (1510-1548), hija de una rica familia del patriciado de Augsburgo. El padre de su esposa fue el administrador de las minas de mercurio de Idria (Eslovenia) entre 1529 y 1536. Con Anna tuvo cuatro hijos (Markus, Hans, Jeronimus y Jacob) y seis hijas (Ana, Catalina, Regina, Susana, María y Verónica).

La actividad profesional de Anton Fugger se orientó de modo prioritario a partir de la década de los treinta, a cubrir las necesidades financieras del Emperador. Una consecuencia destacada de esta filiación fue que en 1530 Carlos V otorgó un condado hereditario a Anton, Hyeronimus y Raymund Fugger y les concedió el derecho de acuñación de moneda para los señoríos de Weisenhorn, Bibberbach y Kirchberg, que la firma ya tenía adquiridos desde tiempos de Jacob. Este último territorio, situado en medio de un paralelogramo enmarcado por Múnich, Augsburgo, Ulm y Memmingen, se convertiría en 1551 en señorío patrimonial de Anton con todos sus derechos y dependencias a cambio de 1.370.000 florines.

La firma de Anton Fugger también participó en las exploraciones en territorio americano tras revitalizarse el interés por la comercialización de especias después de la primera vuelta al mundo protagonizada por Magallanes-Elcano. La certeza de la existencia de un estrecho al sur del continente americano llevó a la Corona a erigir en La Coruña en 1522 una nueva Casa de la Contratación que pretendía dirigir y fiscalizar el negocio de la pimienta por la nueva ruta. Con el apoyo real y la participación de varios hombres de negocios, entre ellos Anton Fugger, se aprestaron en los años siguientes dos expediciones para afianzar la nueva vía, lo que no quiere decir que Anton Fugger dejara de participar ampliamente en la distribución de la pimienta portuguesa.

Vido Herll, el agente de Anton Fugger en España, presentó al Consejo de Indias en 1531 unas condiciones de exploración y colonización de amplias zonas de América del Sur muy favorables para los intereses de la casa bancaria. Casi todas ellas contaban con el visto bueno del Emperador. Según rezaba en el contrato, quedaba bajo su control todo lo que descubrieran en ocho años siempre que no chocara con la gobernación de Pizarro, es decir, abarcaba los territorios que más tarde serían Chile, la mayor parte de Bolivia y Perú junto con parte de Argentina. Además, Anton Fugger sería gobernador toda su vida y cuando muriera nombraría a su sucesor al menos por tres vidas. Pero al final, las capitulaciones no se cerraron, probablemente porque Anton deseaba también las Molucas que Carlos V no podía garantizarle. El episodio explorador se saldó en 1539 cuando Anton, quejoso por no haber obtenido compensaciones apreciables en esta inversión, exigía resarcirse de pérdidas por un valor de 10.000 ducados, los que aportó a la flota de Loaysa.

Hasta septiembre de 1532, la nueva situación jurídica de la empresa con Anton a la cabeza no quedó reflejada en un renovado contrato de sociedad. En adelante se denominó Raymundus, Antoniius y Hieronymus Fugger, Hermanos y Primos. Fue el momento de máxima expansión, con factorías abiertas en las cercanías de la actual Buenos Aires, en México, en la costa occidental norteafricana y en el oeste de la India. Alcanzó el punto culminante de su activo corporativo en 1546. También en Europa continuó su expansión por los dominios hanseáticos.

Tras morir sus hermanos, en 1538 Anton incluyó a sus sobrinos en el negocio, de modo que la compañía pasó a llamarse Anton Fugger y Sobrinos y si bien tanto Carlos V como su hermano Fernando siguieron siendo sus principales clientes, la intensa actividad de la empresa desplegada hacia Alemania central y oriental por Núremberg, Leipzig, Erfurt y Breslau exigió una atención especial en esas zonas que se hallaban bajo el dominio de los príncipes protestantes locales, lo que, debido al recrudecimiento de los conflictos confesionales, hizo cada vez más complicada la situación de la firma que trabajaba a un tiempo con el Emperador y con alguno de sus enemigos. Asimismo está documentado que en 1545 proporcionó fondos al rey de Inglaterra. Todo se complicó aún más al estallar la Guerra de la Liga de Esmalkalda (1546). En ese año, según balance del propio Anton, la deuda que el Emperador acumulaba con la firma Fugger era de cuatro millones de florines, la mitad de su capital activo.

Desde su particular posición Anton supo desempeñar el papel de mediador entre el bando católico y el protestante. Cuando el Emperador llegó a Augsburgo tras la victoria de Mühlberg en 1547, se encargó, como representante municipal, de suavizar las duras condiciones que el César impuso a la ciudad para su sumisión después de la derrota.

A partir del final de la década de los cuarenta, Anton abandonó gradualmente la gestión de las minas del norte de Europa y el mercado báltico del cobre, concentrando su actividad básicamente en los Países Bajos y en España. En particular en la explotación de los maestrazgos de las órdenes militares donde, tras tener el primer contacto con estos fondos como consecuencia de los asientos firmados para propiciar la elección imperial, en mayo de 1535 concretó de manera provisional la renovación del arriendo que incluía la continuidad en la explotación de las minas de mercurio y la comercialización de cereales que esas tierras producían. Consiguió prorrogarlo para el período 1538-1542 y aunque lo perdería temporalmente en 1542 a favor de Pedro González de León, su capacidad para movilizar capitales y adelantarlos le permitió recuperarlo en 1545 poco antes de la reanudación del conflicto con la Liga de Esmalkalda. En 1548, Anton había liquidado sus negocios en Hungría y sólo dos años más tarde, en 1550, se desprendió de la parte de su contrato con la Corona de Portugal sobre la importación de pimienta que tantos beneficios le reportó en las décadas de los veinte y de los treinta.

La relación personal que Anton mantuvo con el César fue estrecha hasta el punto de que, durante la última gran crisis política del Emperador debida al levantamiento de los príncipes protestantes en 1552, el banquero no sólo lo apoyó con su crédito, sino que fue su acompañante en las duras jornadas de la fuga de Innsbruck hasta Villach.

Durante sus últimos años de vida Anton se esforzó en limitar los riesgos de su negocio. Desmanteló las factorías de Breslau y Leipzig y renunció en 1555 a la industria del fustán que permanecía activa en su señorío patrimonial desde los años treinta y cuya producción había diseminado por los Países Bajos, Inglaterra y España en abierta competencia con los paños de Ulm.

A partir de 1556, con la abdicación de Carlos V, comenzó a perder influencia en los círculos cortesanos.

Sus relaciones con el joven rey Felipe II y, sobre todo, con su consejero Eraso —considerado corrupto a los ojos de Anton— no fueron fluidas. La suspensión de pagos de 1557 fue el detonante que tensó definitivamente la situación entre la Corona y el jefe de la casa Fugger y marcó el inicio de su declive. Supervisó aquel momento de crisis desde Augsburgo mientras su hijo Hans ejecutaba por las distintas plazas de Europa las órdenes que Anton le daba. A fines de abril de 1560, a sólo unos meses de su fallecimiento, Carlos V debía a los Fugger entre capital e intereses una suma de alrededor de 7.000.000 de ducados. Después de la suspensión de pagos, y a pesar de conservar una importante presencia en el mundo de los negocios, la empresa ya no volvió a ser la misma.

Anton Fugger fue un católico convencido, aunque sus posiciones ideológico-religiosas se hallaban muy cerca de las de Erasmo. En contacto con artistas de la talla de Tiziano y de humanistas como Mariangelo Accursio, entre sus varios actos de mecenazgo cultural costeó la elaboración de una colección de textos epigráficos del mundo antiguo (Inscriptiones sacrosanctae vetustatis, non illae quidem romanae, sed totius fere orbis), concebida para conmemorar el ciclo imperial de Carlos V. Durante sus últimos años de vida se preocupó de forma creciente de cuestiones espirituales. Mejoró la iglesia de San Salvador de Almagro (Ciudad Real) e intensificó sus contactos con los jesuitas.

 

Bibl.: C. V. Haebler, Die Geschichte der Fugger’schen Handlung im Spanien, Weimar, E. Felber, 1897; E. Hering, Los Fucar, México, FCE, 1944; G. V. Polnitz, Jacob Fugger, Tubinguen, 1949-1951, 2 vols.; R. Ehrenberg, Le Siècle des Fugger, Paris, SEVPEN, 1955; L. Schick, Jacobo Fucar. Un gran hombre de negocios del siglo xvi, Madrid, Aguilar, 1961; Carande, R.: Carlos V y sus banqueros, Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1967, 3 vols.; J. Burkhardt, Anton Fugger, Whitehorn, Anton H. Honrad publishinghouse, 1994; H. Kellenbenz, Los Fugger en España y Portugal, Salamanca, Junta de Castilla y León, 2000; F. Herre, The Fugger in their time (12.ª ed.), Wissner publishing house, Augsburg, 2005; Ch. Karnehm, Zu Gast im Hause Fugger, Augsburg, 2009.

 

Carmen Sanz Ayán