Gómez, Esteban. Oporto (Portugal), c. 1484 – Región de El Chaco (Argentina), 1538. Piloto de la Casa de la Contratación de Sevilla.
Tal y como afirma José Toribio Medina, había participado en, al menos, un viaje portugués a la India. Respecto al momento de su paso a Castilla, el cronista João de Barros asegura que lo hizo junto a Fernando de Magallanes, por lo que probablemente seguía en su compañía el 20 de octubre de 1517, momento en que se sabe que Magallanes llegó a Sevilla.
Gómez trabajó al servicio de la Corona española, convirtiéndose en piloto de la Casa de la Contratación de Sevilla. Ambos portugueses seguirían juntos, pues Esteban Gómez recibió el cargo de Carlos I en Valladolid, el 10 de febrero de 1518, ciudad en la que Magallanes obtuvo los permisos oportunos para realizar un viaje de descubrimiento a las Malucas en el que Gómez participó como piloto de la nao San Antonio.
Sin embargo, no todo era compañerismo entre los dos compatriotas. Según Antonio de Pigafetta, participante y cronista de la expedición, Gómez había propuesto al Emperador ir en busca de nuevas tierras antes que Magallanes. No obstante, la petición atendida fue la de su, desde entonces, odiado compañero. Pero, parece más que evidente que las dotes marineras de Esteban Gómez no pasaron inadvertidas para el Monarca, pues el 19 de abril de 1519 fue nombrado piloto mayor de la armada.
La flota zarpó del puerto de Sevilla la mañana del 10 de agosto de 1519, completando su cargamento en Sanlúcar de Barrameda, de donde partirían definitivamente el 20 de septiembre del mismo año. Gómez, como piloto mayor, embarcó en la capitana (nao Trinidad), sin embargo, más tarde pasaría a la San Antonio, nao en la que realizó sus acciones más relevantes del viaje.
La armada hizo escala en las Islas Canarias, y en cabo Verde, donde comenzaron las discrepancias. Atravesando el Atlántico, las cinco naves que componían la expedición llegaron a Río de Janeiro el 13 de diciembre, fecha en que ya habían surgido varias desavenencias entre los oficiales de la armada, y que se agravarían en las próximas semanas. El 31 de marzo, la flota se encontraba frente al puerto de San Julián. Varios capitanes se sublevaron, entre ellos Gaspar de Quesada, que se apoderó de la nao San Antonio. Finalmente, el 24 de agosto de 1520 siguieron camino, no sin antes hacer algunas reestructuraciones en el mando. A partir de ese momento, estaba a cargo de la San Antonio Álvaro de Mezquita, siendo su piloto Esteban Gómez. Este hecho debió potenciar aún más el odio que el piloto sentía hacia Magallanes, al considerar que se le relegaba del puesto de piloto mayor de la armada, al de simple piloto de nao.
Así, avanzando hacia el sur por la costa, en el mes de octubre de 1520 llegaron a la que pensaron era la embocadura del buscado estrecho. Magallanes envió a la nao San Antonio a reconocerlo, la cual avanzó cincuenta leguas sin encontrar su fin. Ante los nuevos acontecimientos, Magallanes reunió en consejo a capitanes, pilotos y otros principales, para confirmar los víveres y determinar la continuación del viaje. El piloto de origen portugués se mostró reacio desde el principio a aceptar las ideas de Magallanes. Gómez era partidario de suspender la empresa por falta de vituallas, por el desánimo surgido tras los graves sucesos del invierno de 1520 en la bahía de San Julián, y por la pérdida de la nao Santiago, y repetir el viaje una vez conocida ya la localización exacta de acceso al estrecho que unía los dos océanos.
El capitán impuso, bajo pena de muerte, que no se tratara sobre la vuelta, embocando las cuatro naves hacia el estrecho. Una vez superada la primera angostura, la nao San Antonio, pilotada por Esteban Gómez, una vez más recibió el encargo de avanzar para explorar qué había más adelante. Durante seis días, el resto de la flota espera la nao, saliendo finalmente en su busca, pero no lograron encontrarla, y sospecharon acertadamente que la San Antonio había vuelto a España.
La nao había regresado junto a la flota a los tres días tal y como estableció Magallanes, pero no logró encontrarla. Surgieron discrepancias entre Álvaro de Mezquita —que pretendía seguir buscando al grueso de la flota— y Esteban Gómez y el escribano Jerónimo Guerra —que pensaban que lo mejor era regresar a la Península—. En la disputa, Mezquita dio una estocada en la pierna a Gómez, y éste en la mano izquierda a Mezquita, siendo este último preso en la nave que tenía a su cargo, comenzando el viaje de retorno. El 6 de marzo de 1521, llegaron al puerto de las Muelas (Sevilla), dando noticia del descubrimiento del paso, y de las escasas esperanzas de que el resto de la flota regresara.
El cronista Antonio de Herrera afirma que en junio de 1521, Esteban Gómez embarcó como piloto en una flota de cinco naves que se preparaba en Sevilla, al mando de Pedro Manrique, para defender de piratas franceses las embarcaciones que llegaban a Indias. Sin embargo, Gómez se encontraba por aquel entonces en Burgos y no regresó a Sevilla hasta el mes de octubre. Allí se encontraba cuando la nao Victoria, capitaneada por Juan Sebastián Elcano, entró en el puerto de Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522, tras dar la primera vuelta al mundo.
Consecuencia del retorno de Elcano fue la apertura de una nueva fase de disputas con Portugal, esta vez por la pertenencia de las islas Molucas, pues tanto lusos como españoles las consideraban dentro del ámbito de actuación acordado en el Tratado de Tordesillas. En la Junta convocada en Badajoz en 1524 con intención de acordar el trazado del meridiano de partición, y el imprevisto antimeridiano, Gómez parece que era uno de los delegados españoles.
López de Gómara y Herrera aseguran que fue uno de los pilotos que participó en la Junta; de hecho, conocemos su credencial otorgada el 17 de marzo de 1524, aunque días después, el 21 del mismo mes, tenemos constancia de su revocación, siendo sustituido por fray Tomás Durán. Pero, independientemente de su participación, activa o no, en Badajoz, lo cierto es que en la Junta se hizo manifiesto que el paso descubierto por Magallanes estaba excesivamente lejano y era de complicada navegación, por lo que la propuesta de búsqueda de un nuevo estrecho realizada por el piloto Esteban Gómez en 1523 (capitulación firmada en Valladolid, a 27 de marzo) tomó nuevos empujes.
Gómez pretendía “yr a descubrir el Catayo oriental, del que teneis noticia y relacion”, descubriendo “hasta las nuestras islas de Maluco” en su búsqueda de otro estrecho, ahora en la parte norte del nuevo continente. Se le concedió licencia con la condición habitual de no adentrarse en demarcación portuguesa, aunque encontramos la peculiaridad de que la Corona española se comprometía a facilitar una carabela a su costa (armada y abastecida durante un año), algo nada habitual en el momento (conocemos algunas excepciones, como la expedición de Solís). Como se tenía por costumbre, se otorgaba licencia a cualquier súbdito que lo deseara, para participar en los gastos de abastecimiento de la armada, sin pagar apenas derechos, salvo la veintena correspondiente a la redención de cautivos. A Esteban Gómez se le adelantaron 200 ducados de su sueldo de piloto de la Casa de la Contratación para que pudiera formar parte de la compañía.
Asimismo, con intención de incentivar la participación en la expedición, marineros y grumetes estaban autorizados a realizar rescate, sin pagar derecho alguno a la Corona, siempre que los bienes embarcados en el viaje de retorno no superasen el valor de 200 ducados. Todo aquello que excediera la cantidad anotada, abonaría el quinto real.
López de Gómara habla de la salida de Esteban Gómez del puerto de La Coruña “en demanda de un estrecho, que se ofreció de hallar en tierra de bacallaos, por donde pudiesen ir a la Especiería en más breve [tiempo]”. Fue la primera expedición preparada por la recién creada Casa de la Contratación de La Coruña, o de la Especiería. Una vez más, cronistas e historiadores discrepan sobre la fecha de salida de la ciudad gallega. Mártir de Anglería apunta el 8 de agosto de 1524, Fernández de Oviedo también anota 1524, pero Herrera, Diego Ribero, Navarrete y otros, sitúan el viaje en 1525. Todos ellos coinciden en que Esteban Gómez utilizó diez meses en realizar el citado viaje de búsqueda del estrecho por el norte. Por lo tanto, se puede afirmar que partió de La Coruña en agosto de 1524, regresando en junio de 1525.
La carabela Nuestra Señora de la Anunciada atravesó el Atlántico, según Herrera, realizando un reconocimiento de la costa americana dirección Norte-Sur. Sin embargo, eso supondría atravesar el océano por latitudes altas en una época en que este recorrido sería demasiado arriesgado. Autores como Vigneras o el coetáneo de Gómez, Antonio Galvao, opinan que lo hizo Sur-Norte. De Cuba se dirigió al norte, bojeando la costa oriental de La Florida, avanzando hasta remontar el cabo Hatteas. Reconoció las bahías de Chesapeake, Delaware, Long Island y Newport, rebasando cabo Code. Recorrió la costa de Terranova (Canadá), quizá hasta Nueva Escocia o Nueva Brunswick más allá de los 42º de latitud Norte.
Aunque buena parte de estas costas ya habían sido visitadas por Juan Caboto, los hermanos Corte Real o Juan de Verrazano, fue Esteban Gómez quien las recorrió en su máxima extensión y proporcionó los mejores detalles geográficos del litoral, información incluida rápidamente en el Padrón Real de la Casa de la Contratación (viaje recogido en los mapas de Diego Ribeiro). Su información fue de tal interés que compensó el escaso éxito económico de la expedición, que confirmó la inexistencia de un estrecho septentrional entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Desde La Coruña, se sabe que en noviembre de 1525 Gómez se desplazó a Toledo para dar relación de su viaje al monarca Carlos V. Allí permanecía aún en abril de 1526. Desde la ciudad toledana se desplazó nuevamente a La Coruña con el encargo de recibir, junto con Juan de Villanueva, las mercaderías y provisiones de la expedición que se preparaba para ir a descubrir al sur de la gobernación concedida a Pizarro. A Gómez se le confiaría el mando de una de las mejores naves de la armada, encomendada a Simón de Alcazaba. Sin embargo, una vez más, Esteban Gómez vio cómo le relegaban de un puesto que consideraba ganado y no se le dio el mando de la nave, por lo que decidió trasladarse a Sevilla.
En la ciudad andaluza se ocupó de poner en marcha un proyecto científico destinado a “hacer un artificio cerca de la ciudad de Sevilla para que alli se pueda calafatear, varar e reparar e conservar e dar carena a los navíos que van y vienen de las Indias”. En agosto de 1533, el piloto estaba en Sevilla informando sobre el tema, que nunca pasó más allá de ser un proyecto.
Considerando que había prestado importantes servicios a la Corona, Gómez solicitó al Soberano un escudo de armas. Su petición fue concedida en Real Cédula de 21 de mayo de 1534.
Por esas fechas, se preparaba en Sevilla la armada del adelantado Pedro de Mendoza hacia el Río de la Plata. Como eran necesarios pilotos para sus naves, Mendoza pidió a Esteban Gómez que lo acompañase, solicitando a Carlos V que le conservara, mientras tanto, su sueldo como piloto de la Casa de la Contración. Así, una vez más, Gómez partió hacia tierras americanas. Esta vez lo hizo desde el puerto sevillano el 17 de agosto de 1535 (el 24, de Sanlúcar) probablemente como piloto mayor de la armada compuesta por once naves.
El dato que se conoce de su actuación a lo largo de este viaje es que embarcó como piloto en uno de los bergantines que Mendoza despachó desde Buenos Aires en busca de Juan de Ayolas el 15 de enero de 1537. Ayolas había partido aguas arriba por el río Paraná, y Gómez regresó a Buenos Aires en torno al mes de octubre. El piloto portugués encontró la muerte a manos de los indígenas cuando exploraba el Chaco a través de los ríos Paraná y Paraguay.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Indiferente 425, lib. I, fols. 30-32, Capitulación de Esteban Gómez (en Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Ibero-América, t. XXII, págs. 71-78).
J. T. Medina, El portugués Esteban Gómez al servicio de España. Estudio histórico, Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1908; J. Barros, Asia. Dos feitos que os Portuguese fizeram no descobrimento e conquista dos mares e terras do Oriente, Coimbra, Impresa da Universidades, 1932; A. de Herrera y Tordesillas, Historia General de los hechos de los españoles en las islas e tierra firme del Mar Océano, Madrid, Real Academia de la Historia, 1934; F. López de Gómara, Historia General de las Indias, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles (BAE), 1946; P. Mártir de Anglería, “Opus epistolarum”, en Documentos Inéditos para la Historia de España, t. IX, Madrid, 1953; L. A. Vigneras, “El viaje de Esteban Gómez a Norteamérica”, en Revista de Indias (Madrid), n.º 68 (1957); D. Ramos Pérez, Audacia, negocios y política en los viajes españoles de descubrimiento y rescate, Valladolid, Casa-Museo de Colón, Seminario Americanista de la Universidad de Valladolid, 1981, doc. XXXIII del Apéndice, págs. 555-557; G. Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de las Indias, Madrid, BAE, 1992.
Jesús Varela Marcos