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Jerónimo de Ortal

Biografía

Ortal, Jerónimo de. Zaragoza, c. 1500 – Santo Domingo (República Dominicana), 1538 post. Conquistador, expedicionario, gobernador.

Soldado en las campañas de Navarra de 1516 y 1521 y en el asedio y toma de Fuenterrabía (Guipúzcoa) de 1522, poseía una personalidad inquieta que se sintió atraída por las Indias, hacia donde embarcó alrededor de 1525.

Fue uno de los capitanes y tesorero de la expedición de Diego de Ordás, que en junio de 1531 penetró al interior de Venezuela, siguiendo el curso del Orinoco en busca de posibles minas de oro. El grupo regresó un año después sin nada más que leves indicios e informaciones de indios de la posible existencia de un país interno rico en oro. Pero estas simples consejas levantaron nuevas expectativas y deseos de continuar explorando.

Como en esa zona había algunos problemas de jurisdicción por unos antiguos derechos de los habitantes de la isla de Cabagua, que representaba Ortiz de Matienzo, en 1532 Ordás viajó a España para obtener licencia para nuevas exploraciones.

Diego de Ordás murió en el viaje y fue Jerónimo de Ortal quien retomó el interés por la zona. Gracias a la amistad con Francisco de los Cobos —consejero y secretario del emperador Carlos I—, obtuvo la gobernación del golfo de Paria y derechos de explotación de factorías en la zona, por capitulación firmada en Monzón con fecha de 25 de octubre de 1533. Pero Ortal no pretendía establecer en la zona rescate ni comercio alguno, sólo deseaba obtener derechos sobre el territorio para penetrar en su interior en busca de oro. Así lo demuestra que, estando en España, comenzó a reclutar cientos de hombres, armas, naves y tablazones para más adelante construir bergantines que le permitieran organizar una flotilla expedicionaria remontando el Orinoco.

Ortal arribó a Paria en octubre de 1534 con la única intención de lograr más pertrechos y hombres para internarse por el Orinoco, y alcanzar la provincia del Meta en busca de un supuesto Dorado, sobre cuya existencia circulaban ya diversas informaciones y era comentario generalizado. En esos momentos se creía que el oro de los indios del Perú estaba en el interior de la zona ecuatorial a la que se podía llegar desde la región del Meta.

Ortal mandó por delante a su lugarteniente Alonso de Herrera, quien había organizado un grupo expedicionario en Paria mientras esperaba el arribo de los barcos de la Península. Herrera debía remontar a pie el Orinoco, mientras unas semanas después Ortal debía comenzar la navegación con bergantines por el río. El punto del primer encuentro era el pueblo de Huyapari; o bien por las prisas de Herrera o bien por el retraso acumulado de Ordás, Herrera siguió río arriba sin esperar a su jefe. Pero al llegar a la tierra de los llanos del Meta fueron atacados por los indios. Herrera murió en el combate y la diezmada expedición quedó al mando de Álvaro Ordás, sobrino de Diego, quien prudentemente decidió regresar hasta la desembocadura del Orinoco.

Mientras, Jerónimo Ortal se encontró con múltiples problemas en Cabagua que retrasaron la construcción y abasto de los bergantines. Entre ellos, los pleitos con el gobernador de Trinidad, Antonio Sedeño. Cuando finalmente logró adentrarse por las aguas del Orinoco, tuvo que recoger a la derrotada hueste de Álvaro Ordás. A pesar de los malos augurios y las calamidades que le anunciaron los supervivientes de Herrera, Ortal prosiguió, por vía terrestre, hasta alcanzar las aguas del Meta. Mas no pudo adentrarse mucho más. Enfermo y derrotado abandonó la búsqueda de El Dorado y regresó a su gobernación. La expedición resultó un fracaso absoluto, pero contribuyó a propagar todavía más la leyenda, y a que otros conquistadores se animaran a organizar expediciones penetrando desde las bocas del Orinoco, convencidos de que el oro de los indios peruanos provenía de una mítica ciudad dorada en las latitudes ecuatoriales del interior venezolano.

De regreso a Paria, Ortal ejerció como gobernador, y en agosto de 1535, fundó San Miguel de Neverí. Con la mente puesta en la posibilidad de organizar una nueva expedición hacia el interior, debió pleitear con otros conquistadores y sofocar una rebelión de sus soldados, lo que le llevó a rendir cuentas frente a la Audiencia de Santo Domingo, donde permaneció casi año y medio, y donde contrajo matrimonio. No debió de lograr nuevas licencias o financiación para nuevas incursiones, ya que a partir de 1538 se pierde su rastro.

 

Bibl.: A. Ballesteros y Beretta, Historia de España y su influencia en la historia universal, vol. IV, segunda parte, Barcelona, Salvat Editores, 1949; F. Esteve Barba, Cultura Virreinal, Barcelona, Salvat Editores, 1965; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981; D. Ramos, El mito de El Dorado, Madrid, Ediciones Istmo, 1988; J. M.ª González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003.

 

José María González Ochoa