Ayuda

Andrés de Jáuregui de Aróstegui

Biografía

Jáuregui de Aróstegui, Andrés de. La Habana (Cuba), ú. t. s. xviii – 15.XII.1838. Diputado de las Cortes de Cádiz.

No se sabe con precisión la fecha de su nacimiento, pero posiblemente en el último tercio del siglo XVIII.

Perteneció a una familia criolla de ricos propietarios, y su padre fue Juan Tomás de Jáuregui, capitán del Ejército, y su madre María Ana de Aróstegui.

Fue alguacil mayor y teniente regidor de su Ayuntamiento.

Es difícil reunir datos biográficos de los diputados americanos que solamente asisten a estas primeras Cortes gaditanas y que vuelven a sus respectivos países en 1814, ya que la bibliografía americana de estos personajes es escasa. Colaboró con Alexander von Humboldt en su famoso ensayo sobre la isla de Cuba. En esta obra de 1808, el geógrafo, naturalista y explorador prusiano, narra su viaje junto a Bonpland por México, Cuba, etc., recogiendo información sobre botánica y plantas. En La Habana se le facilitó la información que había solicitado en un anterior viaje a Andrés de Jáuregui, Francisco de Arango y Parreño y Antonio del Valle Hernández, quienes pusieron en sus manos muchos datos relativos al comercio, la población y la agricultura en Cuba. Humboltd y Bonpland deseaban, entre otras cosas, regresar a La Habana, porque allí tenían depositadas desde el año 1800 sus colecciones en treinta y cinco cajas y sus herbarios con unas seis mil especies de plantas.

Fue elegido diputado propietario el 31 de diciembre de 1810 en representación de La Habana por el procedimiento para América y Filipinas, sustituyendo al diputado suplente Joaquín Santacruz y Chacón, y llegó a Cádiz el 18 de febrero de 1811 a bordo del navío inglés El Implacable. De los trescientos tres diputados que formaron las Cortes de Cádiz, sesenta y tres fueron americanos; de los treinta y cinco vicepresidentes, doce de ellos también fueron de Ultramar, y de los treinta y siete presidentes, diez fueron de nuevo americanos. La elección de estos diputados americanos se realizó según las instrucciones especiales que se dictaron el 14 de febrero y el 8 de septiembre de 1810. Según este criterio, en los ayuntamientos de las capitales de provincias se designaron tres individuos naturales de cada provincia, los cuales se sometían a sorteo para que saliesen diputados. Las provincias mejor comunicadas estuvieron más representadas que las más alejadas, y en el caso de ultramar, las islas antillanas mandaron todos los diputados que les correspondían (cuatro para las Cortes Extraordinarias y seis para las Ordinarias). En realidad, cada elección supuso un caso particular y merecería un estudio aparte; pues, por ejemplo, las elecciones en Cuba fueron reveladoras de las tensiones locales y de los desequilibrios regionales y pusieron en evidencia las relaciones de poder en cada lugar.

Según M. L. Rieu-Millan, no es fácil determinar las fortunas personales de los diputados, pues “algunos eran ricos, sobre todo los cubanos que vivían en Cádiz acompañados de sus esclavos y sus criados”.

Jáuregui llegó asesorado por el reformista agrario Francisco de Arango y Parreño, marqués de la Gratitud (1765-1837). A propuesta de la Comisión de Poderes, fueron aprobados los mismos, por Su Majestad en representación de la ciudad de La Habana y su jurisdicción en la sesión de 27 de febrero de 1811.

En 1811 José Agustín Caballero (1762-1835), profesor y escritor, conocido por los seudónimos El amigo de los esclavos, El amigo de los encarcelados, El amante del periódico, El redactor, etc., entregó a Andrés Jáuregui un proyecto de gobierno autónomo dirigido a las Cortes Nacionales.

Fue diputado hasta el 20 de septiembre de 1813.

Elegido vicepresidente de las Cortes el 24 de marzo de 1811 por setenta y tres votos, siendo presidente Diego Muñoz Torrero por setenta y ocho votos, y secretario Miguel Antonio Zumalacárregui por noventa votos. Fue también presidente desde el 24 de septiembre de 1812 hasta el 23 de octubre de 1812, según consta en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias en la que salió elegido junto a él, como vicepresidente Francisco Morros, diputado por el Principado de Cataluña, y como secretario Santiago Key y Muñoz, diputado por Canarias.

La importancia de los diputados de Ultramar fue tal que diez de ellos llegaron a presidentes: seis fueron mexicanos, José Miguel Gordoa y Barrios, Miguel Guridi Alcocer, Juan José Guereña, Joaquín Maniau, Antonio Joaquín Pérez y José María Gutiérrez de Terán, uno peruano, que fue Vicente Morales Duárez, dos centroamericanos: Florencio del Castillo, por Costa Rica, y Antonio Larrazábal Arrivillaga, por Guatemala, y el diputado Andrés Jáuregui por Cuba.

Formó parte de las siguientes Comisiones: Comercio de Negros, encargada de examinar las proposiciones de los señores Argüelles y Alcocer en este asunto y que fue creada en la sesión de 20 de abril de 1811; formó parte también de una comisión especial para emitir un dictamen sobre el papel del consulado de México, en la que fue elegido en la sesión de 17 de septiembre de 1811; para la comisión especial de fecha 29 de enero de 1813, encargada de la creación de una audiencia y del examen de la memoria presentada por el señor Ramos de Arispe, fue nombrado presidente en lugar del señor Guridi Alcocer. Asimismo, formó parte de la Comisión de Honor para acompañar a la regencia provisional del reino para felicitar personalmente a Su Majestad con motivo del aniversario de la Constitución Política de la Monarquía Española, siendo nombrados en la sesión de 18 de marzo de 1813. Fue nombrado para la Comisión Americana propuesta por el señor José María Calatrava, para proponer, en unión de la Comisión Extraordinaria de Hacienda, un nuevo sistema de rentas en Ultramar.

Junto al cubano Jáuregui, formaban parte de esta comisión los diputados de Nueva España José Mejía Lequerica y Mariano Mendiola Velarde, por Perú, Ramón Feliú, y por Costa Rica, de la Capitanía General de Guatemala, Florencio del Castillo. Además formó parte de la Comisión de trece diputados, cuya Comisión fue encargada de elaborar el proyecto de Constitución, solicitando que ésta fuese ratificada en las inmediatas Cortes Ordinarias para que las provincias americanas estuviesen representadas en su número correspondiente.

Junto con el diputado catalán José de Espiga y Gadea, fue uno de los redactores del Decreto de 23 de mayo de 1812 sobre la elección de nuevos ayuntamientos.

Formó parte también de la comisión de siete diputados encargada de negociar con Inglaterra su mediación en el conflicto armado con los insurgentes, así como en el tratado de libre comercio con ellos. Abogó por las nuevas intendencias de Santiago y Puerto Príncipe, que permitirían una mejor y más eficaz fiscalidad.

Sus intervenciones en la Cámara fueron importantes para el poco tiempo que ejerció como diputado.

Y sus principales preocupaciones giraron en torno a los problemas de ultramar. Pronunció excelentes discursos sobre organización de las provincias, el 10 de marzo de 1811; abolición de la esclavitud el 2 de abril del mismo año, venta de bienes raíces en Cuba, el 19 de julio de 1811, en la que se manifestó en contra de la proposición del señor Mejía sobre la venta de bienes raíces: “¿Será justo que a tantos hombres, que de buena fe vinieron después de muchos años a nuestro territorio convidados con la oferta de ser protegidos por las leyes, se les prive hoy de sus propiedades?”, exposición del Consulado de México en dos ocasiones, intendencias de Cuba, diputaciones provinciales, impuestos, arreglo de tribunales, abolición de la Inquisición, arbitrios de La Habana y decretos sobre montes y plantíos.

De los discursos de Jáuregui, ya en la obra de Rafael María de Labra sobre los presidentes americanos de las Cortes de Cádiz, cita como uno de los más importantes el pronunciado el 15 de enero de 1813, probablemente el más extenso, relativo a la abolición de la Inquisición, que explica el sentido y el alcance de sus opiniones templadas dentro del criterio que sirvió para formar el proyecto de Constitución. En cuanto a este proyecto, vuelve a insistir en la representación de los miembros de ultramar en todas las instituciones, dadas las grandes extensiones de los territorios de América frente a la provincia, aconsejando, para formar las diputaciones, trece vocales en lugar de siete.

También se distinguió especialmente en los debates sobre la abolición de la esclavitud, aunque apoyó la posibilidad de una abolición que fuera progresiva.

En la obra sobre diputados doceañistas de José María García León se hace un recorrido más exhaustivo sobre los distintos discursos publicados en los Diarios de Sesiones. Pero en esta obra se le considera parte integrante del ala más españolista de los diputados americanos, mostrándose siempre partidario de la igualdad política entre peninsulares y americanos.

Entre los muchos autores que han estudiado este período de las Cortes de Cádiz y en concreto de los diputados de Ultramar, se puede citar al clásico de José Belda en el que le define como “ilustre propietario cubano, de opiniones templadas. Nunca fue opuesto a la abolición de la esclavitud pero sí tímido y receloso de una medida radical e inmediata”.

Había contraído matrimonio en 1824 con María Dolores de Aróstegui, con la cual tuvo una hija, María Ana, nacida en 1826.

Andrés Jáuregui vivió cómodamente en Cádiz, en compañía de sus secretarios, dos esclavos y tres criados, pero fue de los diputados que, disgustados con la reacción absolutista, en 1814, regresó a Cuba, haciendo vida retraída hasta que en 1818 fue elegido prior del Real Consulado, desempeñando dicho cargo hasta su muerte en La Habana en 1838.

 

Obras de ~: Diarios de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias. Cortes de Cádiz, 24 de septiembre de 1810 a 20 de septiembre de 1813.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, leg. n.º 3, exp. n.º 14; Serie General, leg. n.º 124, exp. n.º 35.

C. Le Brun, Retratos políticos de la revolución de España, Filadelfia, 1826; A. von Humboldt, Ensayo político sobre la Isla de Cuba, París, Jules Renovard, 1827 (reed., Aranjuez (Madrid) – Valladolid, Doce Calles – Junta de Castilla y León, 1998); J. M.ª Queipo de Llano y Ruiz de Saravia, Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid, Imprenta de J. Martín Alegría, 1848; J. Rico y Amat, Historia política y parlamentaria de España, Madrid, Imprenta de las Escuelas Pías, 1860-1861; El libro de los diputados y senadores, Madrid, Est. Tipográfico de Vicente y Lavajos, 1862-1866; Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid, M. Rivadeneyra, 1872; M. Calvo Marcos, Régimen parlamentario de España en el siglo xix: apuntes y documentos para su historia, Madrid, Est. Tipográfico de El Correo, 1883; F. Pi y Margall, Historia de España en el siglo xix, Barcelona, Miguel Seguí, 1902-1903; R. Comenge, Antología de las Cortes de Cádiz, Madrid, Congreso de los Diputados, 1909; Velada artístico-literaria que en memoria de los diputados americanos doceañistas celebró la Real Academia Hispano-Americana en el Gran Teatro de Cádiz el día 27 de octubre de 1910, Cádiz, Imprenta de Manuel Álvarez, 1910; G. María Vergara, Los diputados eclesiásticos en las Cortes de Cádiz, Madrid, Librería de Fernando Fe, Librería de Victoriano Suárez, 1912; R. M. de Labra, Los presidentes americanos de las Cortes de Cádiz: estudio biográfico, Cádiz, Imprenta de Manuel Álvarez Rodríguez, 1912; América y la Constitución española de 1912 [i.e. 1812]: las Cortes de Cádiz de 1810-1813, Madrid, Tipografía Sindicato de Publicidad, 1914; M. L. Rieu-Milian, Los diputados americanos en las Cortes de Cádiz: elecciones y representatividad, Madrid, Universidad Complutense, Departamento de Historia de América, Quinto Centenario, 1988, págs. 53-72; M. T. Berruezo León, La actuación de los militares americanos en las Cortes de Cádiz (1810-1814), Madrid, Universidad Complutense, Departamento de Historia de América, Quinto Centenario, 1989, págs. 211-233; M. Fernández Martín, Derecho parlamentario español, Madrid, Congreso de los Diputados, Servicio de Publicaciones, 1992; B. Bernal Gómez, “Las constituciones liberales cubanas”, en Ius fugit: Revista interdisciplinar de estudios histórico-jurídicos, n.os 5-6 (1996- 1997), págs. 37-52; “Propuestas y proyectos constitucionales en la Cuba del siglo XIX, en Anuario de Historia del Derecho Español, n.º 67, 1997, págs. 861-884; Z. Maldonado Viloria, “La representación americana en las Cortes de Cádiz y la lucha por la autonomía provincial: casos de Maracaibo y Tabasco, 1810-1814”, en Revista de Ciencias Sociales, n.º 3 (diciembre de 2002), págs. 497-511; R. M. de Labra, América y la Constitución de 1812, Pamplona, Analecta, 2004; J. M. García León, Los diputados doceañistas: una aproximación al estudio de los diputados de las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813), Cádiz, Ayuntamiento, 2006; M. Urquijo Goitia (dir.), Diccionario biográfico de parlamentarios españoles. Cortes de Cádiz. 1810-1814, Madrid, Cortes Generales, 2010 (CD-Rom).

 

Sofía Gandarias Alonso de Celis

 

 

 

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía