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Nicolás de Bussy

Biografía

Bussy, Nicolás de. Estrasburgo (Alemania), c. 1642 – Valencia, XII.1706. Escultor.

Los orígenes de este escultor barroco, cuya actividad superará la conflictiva cesura del fin de siglo, lo colocan, según propia declaración en su acta matrimonial, en la entonces ciudad renana de Estrasburgo, en la región de Alsacia, incorporada después de las paces de Westfalia a la Francia de Luis XIV y ocupada definitivamente por éste en 1681; sin que hasta el momento se haya podido determinar con precisión la fecha exacta de su nacimiento. Su juventud en tierras centroeuropeas permanece en la oscuridad, suponiéndose una primera formación con Artus Quellinus el Viejo.

No se sabe tampoco cuándo y en qué circunstancias abandonó su tierra natal para trasladarse supuestamente a Italia en viaje de estudios, donde parece que pudo estar en la Roma de Bernini de cuyas obras tomará no pocas lecciones. Lo que sí está claro es su llegada a España, aunque se desconocen también los motivos y circunstancias de la misma. Si damos crédito a Palomino, que lo debió de conocer en la corte, vendría muy joven precisamente a Madrid en el séquito de Juan José de Austria en 1659 para supuestamente participar en la terminación de las fachadas del Alcázar, cuando éste regresaba de su cargo como gobernador de los Países Bajos. Afirmación que, sin embargo, aún está por demostrar y en cualquier caso nada segura, pues también se ha apuntado que antes de venir a la Península estuvo trabajando en París en unas carrozas para el rey de Francia.

Desde luego venía como escultor ya formado y de cierto renombre, lo que permitió el rápido ascenso de un extranjero recién llegado a la corte. A pesar de las investigaciones y descubrimientos documentales recientes que lo sitúan trabajando en Aranjuez al menos entre 1678-1679, sigue siendo su periplo cortesano una de las etapas más ignotas de su vida. Hasta hace poco tiempo la única fuente con la que se contaba para este período era el pintor y tratadista cordobés por el que se sabe también que debió de realizar unos bustos de Felipe IV y Mariana de Austria, quizá perdidos en el incendio del Alcázar en 1734. Reflejo podría ser el busto en mármol de la reina Mariana de Austria conservado en una colección inglesa, atribuido precisamente a Bussy.

Poco se conoce de su estancia en la corte, pero debió de ser fructífera, pues en múltiples documentos “lucirá” el título de escultor de Su Majestad, concedido antes o después —se desconoce si con gajes o sólo de modo honorífico—, merced que sólo pudo obtener a través de sus trabajos en la corte conocidos por el rey. Tampoco es seguro si se lo otorgó Felipe IV o Carlos II, aunque lo más lógico es que fuera este último. Siempre según Palomino, incluso se le llegó a conceder un hábito de Santiago. En la capital de la Monarquía tuvo taller abierto en el que trabajó como discípulo el italiano de cremona Giulio Sacchi hasta 1699-1700 fecha en la que al parecer, debido a desavenencias políticas con el marqués de Elche, Bussy viajó a Madrid con el fin de cerrarlo y regresar a Murcia llevándose consigo a su ayudante.

No se conoce nada de su etapa cortesana y tan sólo le ha sido tradicionalmente atribuido el busto en mármol de incierto cardenal —tal vez Pascual de Aragón— que se conserva en el Museo de Santa Cruz de Toledo.

De ser cierto su primer contacto con Madrid en esos años iniciales, también lo es que Bussy permaneció poco en la capital, pues aparece ya en 1662 en Valencia. Se inicia a partir de entonces una vida viajera que mantuvo hasta el fin de su existencia. Está documentado en 1662 en Valencia, en donde paga los derechos de inscripción o matrícula como oficial en el gremio de carpinteros, trabajando en el taller del escultor Tomás Sanchís, examinándose de maestro en 1668. Marcha después a Alicante en donde estaba ya en 1674 con taller abierto. Fecha en la que se le encargaba un Cristo crucificado con tramoya para la iglesia de San Miguel en la localidad de Enguera, siendo, hasta el momento, su obra más antigua documentada en España, de la que se conserva tan sólo un deficiente testimonio gráfico, ya que, como otras tantas de sus obras, fue destruida. En esta ciudad se casó en 1676 con Micaela Gómez sin que exista constancia de descendencia. Siempre mantendrá con Alicante una relación afectiva que demuestra la carta que envía al ayuntamiento en 1691, después del bombardeo de las tropas de Luis XIV en que se ofrece para participar en las obras de restauración del mismo. Desde aquí, en calidad de experto tracista, se trasladó a Elche en 1675 para supervisar las obras del retablo de la capilla mayor de la iglesia de Santa María que llevaba a cabo Antonio Caro en colaboración precisamente con Tomás Sanchís, en cuyo taller trabajaba Bussy para acreditarse como maestro escultor. Este viaje fue la antesala de la única obra suya segura en piedra que se conoce: las esculturas de la fachada principal y el Agatángelo de la lateral, de la iglesia de Santa María de Elche, cuyos pagos se documentan entre 1680-1682.

Antes de realizar esta obra, se encuentra de nuevo o acaso por primera vez en la corte, trabajando para el Real Sitio de Aranjuez entre 1678-1679, aunque se desconoce el alcance de su actividad e intervenciones.

Se ha supuesto que corresponda a este momento su nombramiento como escultor de Su Majestad, así como la concesión del hábito de caballero de Santiago del que habla Palomino. De su época alicantina data la amistad que mantuvo con otros artistas como los pintores Juan Conchillos, Senén Vila y los Villacis, así como la familia de retablistas de los Caro.

Se encontraba en Murcia en 1688, inicio de su etapa más brillante y de la que se conserva mayor número de obras. El primer encargo en la ciudad del que se tiene noticias consistió en un trono de plata para la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario que, finalmente, tras una serie de divergencias, no acabó de su mano, aunque sí supervisando.

Entre 1689-1703 realizará las esculturas encargadas por varias cofradías pasionarias para sus pasos procesionales.

Para la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo realizó en primer lugar la imagen del impactante Cristo de la Sangre conservado en la iglesia del Carmen. Esta imagen fue gravemente profanada en 1936 y la que hoy puede verse está rehecha sobre antiguas fotografías, sobre todo en lo que se refiere a la cabeza y el angelito que recoge la sangre que brota de la herida del costado. Al proceder a su restauración, apareció en su interior un memorial manuscrito de Bussy en el que deja ver su profunda religiosidad al tiempo que data la escultura en 1693. Otras obras para la misma cofradía son el Cristo del Pretorio, paso que estaba acompañado de otras figuras como el famoso Berrugo, todas desaparecidas quedando como único original la figura del Cristo maniatado. Del resto de pasos, sólo se conserva la figura de San Pedro, imagen de vestir, que pertenecía al paso de la Negación. Con la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y los Santos Pasos, concertó también un conjunto escultórico —un calvario— del que nada queda.

Suyas fueron las trazas perdidas del retablo y tabernáculo para la capilla mayor de la catedral de Orihuela, y también se le atribuye el diseño de la portada en piedra del palacio de la familia de los Guevara en Lorca, ejecutada por la familia de los Caro en 1694.

En 1698 se le contrata para que dibuje el último tercio y remate del retablo mayor de la iglesia de San Bartolomé en Murcia, realizado después bajo su directa supervisión.

En estos momentos tienen lugar interesantes y curiosos episodios de su vida de los que se cuentan con evidencias documentales. En 1696 comparece ante notario para dejar constancia de la denuncia por el robo del que había sido víctima a manos de su criado.

Entre las posesiones sustraídas más preciadas, según su propia declaración, se encontraba el libro de meditación El Cristiano Interior, considerado la fuente de inspiración mística de sus esculturas.

Hacia 1697-1698 se embarca Bussy, junto a otros artistas, como Enrique Picart (orfebre) y Toribio Martínez de la Vega (arquitecto), en una corta aventura empresarial, invirtiendo en la explotación de una mina de cobre en la zona de Huércal Overa —hoy provincia de Almería— que les reportó beneficios tanto en especie como dinerarios.

Trabajó en Murcia también para los jesuitas, siendo su obra más conocida y la que menos ha sufrido con ataques y restauraciones, el San Francisco de Borja, obra característica del estilo e intereses de Bussy. Perfectamente documentado está el San Francisco Javier de la iglesia de Santo Domingo, en cuyo interior apareció otra de las fórmulas deprecatorias a las que tan aficionado era Bussy y que lo data en 1700. Muchas otras son las esculturas realizadas en su etapa murciana que han desaparecido. Entre ellas se citan el Cristo de la Misericordia de Lorca, un desconocido Cristo en Expiración, etc. Otras tantas se le vienen atribuyendo en los últimos años con evidentes argumentos a su favor, como son el San Fernando y los bustos de San Pedro y San Pablo de la catedral murciana, el Nazareno de Bullas —hoy Cristo del Gran Poder de las Capuchinas— o el desaparecido Cristo crucificado del monasterio de la Encarnación de Mula. No se puede olvidar la sobrecogedora imagen de la diablesa perteneciente al paso llamado popularmente Cruz de Labradores, del Museo Municipal de Orihuela.

Tras ese período y al parecer por el ambiente proborbónico que se estaba implantando en Murcia, Bussy, ferviente partidario de la causa austríaca en la Guerra de Sucesión hasta el punto de donar todos sus bienes a una conocida “Imperialista”, decide abandonar Murcia y trasladarse de nuevo a la capital del Turia hacia 1704-1705, donde entrará en la cartuja castellonense de Valldecristo —para la que se ha planteado la verosímil posibilidad de que realizara en yeso el grupo escultórico de la portada— como religioso cartujo. Su edad y la dureza de la regla le disuadieron y se trasladó al convento mercedario de Segorbe, donde ingresa tomando el hábito, pero después pasó definitivamente al convento de la orden en Valencia, en el que murió en diciembre de 1706, según consta documentalmente.

La elevada consideración que se tenía de la labor de Bussy en su época se refleja en los informes que el grupo de pre-ilustrados valencianos, los novatores, elaboraron sobre los artífices más idóneos para ejecutar la fachada de la catedral valenciana. En ellos aparece en varias ocasiones el nombre de Bussy en términos muy elogiosos. De los mismos se desprende el hecho de que los novatores incluso contactaron con Bussy en un primer momento para el encargo de la misma, cosa que finalmente no sucedió al parecer por el elevado precio que el alemán impuso. La realizó finalmente Conrad Rodulf, quizá bajo trazas del mismo Bussy.

Como se dijo al principio, muy poco se sabe de su formación anterior a su llegada a España y su instalación en el levante. A este respecto se ha señalado la influencia de los modelos centro-europeos, fuertemente expresivos y dramáticos, muy en consonancia con los gustos de la plástica barroca hispana —imaginería—. A esto se añade el manierismo clasicista de un Duquesnoy y la genialidad de Bernini en volúmenes y tratamiento de paños. El resultado es un estilo y técnica prodigiosa tanto en piedra como en madera, capaz de producir —sobre todo en madera— unas imágenes de profundo y desgarrador sentido religioso, como correspondía a la función para la que habían sido encargadas. De ese modo, Bussy, sin competidor parangonable en el levante español, se convertirá en base de la escultura barroca murciana, teniendo como uno de sus más directos seguidores a Nicolás Salzillo.

 

Obras de ~: Cristo de Enguera, 1674 (desapar.); Busto de Cardenal, Museo de Santa Cruz, Toledo, c. 1678-1679 (atrib.); Esculturas de la fachada de la Basílica de Santa María (portada principal y el San Agatángelo de la lateral norte), Elche, 1675-1680; Nazareno, Basílica de Santa María, Elche, c. 1675-1682 (atrib.); San Fernando, Murcia, Catedral, c. 1676 (atrib.); Portada principal de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro, Aspe, 1682-1684 (atrib.); Bustos de San Pedro y San Pablo, Murcia, Catedral, c. 1690 (atrib.); Trazas para el retablo mayor de la catedral de Orihuela, 1689-1690 (desapar.); Nuestra Señora de la Soledad, c. 1689 (desapar.); Cristo en Expiración, c. 1691 (desapar.); Cristo de la Preciosa Sangre, Murcia, iglesia del Carmen, 1693; San Pedro negando a Cristo, del paso de La Negación de San Pedro, Murcia, iglesia del Carmen, 1688-1703; Cristo sentenciado a muerte (Ecce homo), del paso del Pretorio, Murcia, iglesia del Carmen, 1688-1699; Berrugo, sayón del paso del Pretorio, 1688-1703 (desapar.); Portada del Palacio de los Guevara, Lorca, 1694 (atrib. el diseño); La Diablesa, Cruz de labradores, Museo Municipal, Orihuela, c. 1694-1695 (atrib.); San Isidro Labrador, iglesia de San Juan Bautista, Murcia, c. 1695 (atrib.); Dibujo para al retablo de la capilla mayor de la iglesia de San Bartolomé, Murcia, 1698 (desapar.); Cristo de la Misericordia, Antigua ermita del Vía Crucis, Lorca, c. 1698 (desapar.); San Francisco Javier, iglesia de Santo Domingo, Murcia, 1700; San Francisco de Borja, Museo de Bellas Artes, Murcia (procede de la iglesia de San Esteban), c. 1690 1704; San Francisco Javier, iglesia de San Bartolomé, Murcia, c. 1690-1704 (atrib.); San Francisco de Asís, iglesia de San Juan Bautista, Murcia, c. 1690-1704 (atrib.); San Francisco de Asís, monasterio de Santa Clara la Real, Murcia, c. 1690-1704 (atrib.); San Francisco de Asís, convento de Verónicas, Murcia, c. 1690-1704 (atrib.); San Francisco de Asís, iglesia de Santo Domingo, Murcia, c. 1690 1704 (atrib.); Jesús del Gran Poder (Nazareno de Bullas), convento de Madres Capuchinas, Murcia, c. 1690-1704 (atrib.); Nuestro padre Jesús Nazareno, parroquia de Nuestra Señora del Rosario, Bullas, c. 1690 1704 (atrib. desapar.); Nuestro Padre Jesús, Orihuela, c. 1690-1704 (atrib. desapar.); Calvario para la Hermandad de los Diegos, Murcia, 1700 (desapar.); Prendimiento para la cofradía de la Seda, c. 1690-1704 (desapar.); Cristo maniatado, iglesia de El Salvador, Caravaca de la Cruz, c. 1690- 1704 (atrib.); Piedad, iglesia de El Salvador, Caravaca de la Cruz, c. 1690-1704 (atrib.); Cristo para el convento de la Encarnación de Mula, c. 1690-1704 (desapar.); Calvario para la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y los Santos Pasos, 1700-1704 (desapar.); San Félix Cantalicio, iglesia parroquial de Zarandona, Murcia, c. 1704 (atrib.); Grupo escultórico de la Cartuja de Valldecristo, c. 1704-1705 (atrib.).

 

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Álvaro Pascual Chenel