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Manuel Martín Merino y Gómez

Biografía

Merino y Gómez, Manuel Martín. El cura Merino. Arnedo (La Rioja), 1789 – Madrid, 7.II.1852. Franciscano (OFM), sacerdote, regicida.

Manuel Martín Merino y Gómez era hijo de Manuel Merino y de María Gómez. En 1808 ingresó en un Convento de San Francisco de Santo Domingo de la Calzada para comenzar su formación; la Guerra de la Independencia le obligó a interrumpir sus estudios para formar parte de una partida de escuadra que se organizó en Sevilla; y en 1813, se ordenó presbítero en Cádiz. Finalizada la guerra, retomó sus estudios, para lo cual ingresó nuevamente en el citado convento, en el que permaneció hasta 1819, año en que marchó a Francia, hasta su regreso a España y se secularizó, en 1821. Durante su estancia en Francia residió en Angers. Tomó parte activa en la causa liberal y fue testigo de los sucesos acaecidos en Madrid en las jornadas del 7 de julio de 1822. Al caer el sistema constitucional, en 1823, fue apresado como consecuencia de una delación por su activo pasado en pro de la causa liberal como destacado orador en el café de Lorencini, pero salió en libertad con la amnistía de 1824. Entre 1824 y 1841 volvió a residir en Francia, donde logró obtener un curato al tiempo que impartía lecciones de Español. Residió primero en Angers, luego en Burdeos y, finalmente, en Saimedal, donde ofició como cura párroco entre 1830 y 1841. A su regreso a España se estableció en Madrid; durante los primeros nueve años residió en la calle Bordadores, n.º 3, 4.º principal de la derecha; y en 1850 se trasladó a la que fue su última residencia, ubicada en el 4.º 2.º del Arco del Triunfo, n.º 2.

Era por entonces un asiduo visitante del gabinete de lectura de San Felipe. En 1843 (o 1845, según las fuentes) obtuvo un premio de 5000 duros jugando a la lotería que decidió destinar —junto con los ahorros que trajo de Francia y los beneficios procedentes de la capellanía que disfrutaba en la parroquia madrileña de San Sebastián hasta su traslado a la parroquia de San Millán— a operaciones de préstamo a cambio de intereses; no tuvo éxito en dicha empresa y desde el principio se vio envuelto en todo un entramado de estafas, al tiempo que adquiría acciones del periódico La Tarántula.

Así transcurrió su existencia hasta que llegó el día en que tuvo lugar el suceso que ha dado a Manuel Martín Merino el apelativo de “regicida”. Cuando en la tarde del 2 de febrero de 1852 la reina Isabel II se disponía a llevar a la infanta Isabel a la basílica de Atocha, aún no había salido de palacio cuando Martín Merino se acercó a ella clavándole un puñal que le ocasionó heridas leves. La detención del agresor ocurrió en el acto y fue llevada a cabo por la Guardia de Alabarderos, que le mantuvo detenido y aislado en el palacio. Esa misma tarde comenzó la causa criminal, que terminó cuatro días más tarde; se le concedió como procurador y abogado de oficio a Pascasio Lorreo y Julián Urquiola, respectivamente. Durante el desarrollo de la causa se procedió a un exhaustivo registro de su domicilio, donde se encontraron los siguientes efectos que se enumeran en las diligencias: “[...] un cachorrillo á piston y cañon de bronce, descargado; un bolsillo de seda de colores con veintiseis monedas de plata de á 19 reales; tres billetes de lotería francesa, tres décimos de la lotería española para el 12 de este mes, con los números 90 y 737; una caja de hoja de lata con perdigones y seis balines; un libro forrado á la holandesa, roto y estropeadas sus hojas, en el cual se encuentran escritas las siete primeras hojas, y dice el epígrafe: Biografía politico-moral: la conciencia, discurso de oposicion al partido Narvaez [...] Dos carteras de tafilete, una verde y otra encarnada, que contienen diferentes papeles y certificados de secularizacion del D. Martin, y licencias para confesar, escrituras y documentos de cantidades prestadas por el D. Martin, y otros papeles insignificantes. El padron duplicado y un pasaporte expedido á su favor por el cónsul de España en Burdeos en 26 de Noviembre de 1841 [...]”. Al prestar declaración, reconoció que su intención, desde hacía años, era atentar contra el general Narváez o la reina Cristina —mientras ejercía su regencia—; afirmó que el plan que se había dispuesto ejecutar era poner fin a la vida del duque de Valencia por “corruptor de la Monarquía, ejército y nación”, pero al no encontrarlo “formó de pronto el proyecto de atentar contra la vida de S. M. la reina”; según su propia declaración, lo que perseguía era “lavar el oprobio de la humanidad, vengando [...] la necia ignorancia de los que creen que es fidelidad aguantar la infidelidad y el perjurio de los reyes [...]”.

El 7 de febrero de 1852, Manuel Martín Merino y Gómez, a sus sesenta y tres años, murió ajusticiado por el garrote; la descripción física que aporta Fernández de los Ríos es la de un hombre “alto de cuerpo, enjuto de carnes, pelo enteramente blanco y de constitucion robusta”. La sentencia fue dictada por el juez de primera instancia de la corte, Pedro Nolasco Aurioles, “que debía condenar y condenaba á D. Martin Merino y Gómez á la pena de muerte en garrote, con arreglo á lo dispuesto en los artículos 160 y 89 del Código Penal, al resarcimiento de los gastos ocasionados por el juicio y al pago de las costas procesales, mandando que la ejecucion se verifique en las afueras de la puerta de Santa Bárbara de esta capital; que el reo sea conducido al patíbulo con hopa amarilla y un birrete del mismo color, una y otro con manchas encarnadas, conforme á lo prevenido en el art. 91; que luego que esta sentencia cause ejecutoria, se pase testimonio literal de ella, con el oportuno oficio, al eminentísimo y Excmo. Sr. Metropolitano para que se proceda á la degradacion correspondiente del reo, en observacion de lo establecido por el artículo 5º del real Decreto de 17 de Octubre de 1835 [...]”; además, el mismo 7 de febrero, a las cinco menos cuarto de la tarde se quemó su cadáver, en el cementerio “extramuros de la puerta de Bilbao”, y se esparcieron sus cenizas en una sepultura común.

El escrito que apareció en el registro de su domicilio durante la causa por el atentado a Isabel II, bajo el epígrafe Biografía político-moral, La Conciencia, discurso de oposicion al partido Narvaez, fue publicado en 1854 por su abogado defensor.

Cabe, por último, advertir la necesidad de diferenciar a este personaje de otro cura Merino, el guerrillero absolutista Jerónimo Merino Cob, nacido en Villoviado (Burgos) el 30 de septiembre de 1769 y fallecido en Alençon (Francia), el 12 de noviembre de 1844.

 

Obras de ~: Filosofía político-moral. La conciencia. Páginas escritas por el regicida Merino, y publicadas por su abogado defensor, Madrid, Imprenta de Miguel González, 1854.

 

Bibl.: [“Noticias”], en Gaceta de Madrid, 3, 4, 5, 6 y 8 de febrero de 1852; M. Moxó, Apuntes jurídicos con todos los detalles referentes al delito y a la persona del regicida don Martín Merino y Gómez acompañados de su biografía, Madrid, Imprenta de Higinio Reneses, 1852; A. Fernández de los Ríos, Estudios históricos de las luchas políticas, t. II, Madrid, English y Gras Editores, 1880 (2.ª ed.), págs. 233-278 (incluye la causa criminal contra Merino); A. Gil Novales (ed.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991; G. Rueda Hernanz, Isabel II, Madrid, Arlanza, 2001; J. S. Pérez Garzón (ed.), Isabel II. Los espejos de la reina, Madrid, Marcial Pons, 2004; A. Gil Novales, Diccionario biográfico de España (1808-1833). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista, vol. II, Madrid, Fundación Mapfre, 2010, págs. 1977-1978.

 

Marta Ruiz Jiménez