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Ibn Zaydun

Biografía

Ibn Zaydūn: Abū-l-Walīd Aḥmad b. ‘Abd Allāh b. Gālib b. Zaydūn. Córdoba, 395 H./1003 C. – Sevilla, 1 de raŷab de 463 H./4.IV.1071 C. Político, intelectual y poeta andalusí.

Además de contarse entre los personajes más destacados de la época taifa, Abū-l-Walīd Aḥmad b. ‘Abd Allāh b. Aḥmad b. Gālib b. Zaydūn es considerado una de las máximas cumbres de la literatura andalusí. Si el período taifa representa la edad de oro de dicha literatura, Ibn Zaydūn ocupa un lugar destacado en ese momento de esplendor, siendo considerado el mejor poeta del siglo XI.

Su trayectoria vital resulta rica y variada, en gran medida debido a sus circunstancias personales y a la época que le tocó vivir, marcada por el desarrollo de la crisis del califato cordobés (fitna) y el surgimiento de los reinos de taifa. La categoría del personaje nos permite disponer de un cúmulo de información suficiente para trazar los rasgos esenciales de su evolución personal y profesional, tanto en el ámbito político como literario.

Ibn Zaydūn nació en Córdoba en el año 394/1003 en el seno de una familia acomodada de la aristocracia árabe, ya que los Banū Zaydūn pertenecían a la tribu de Majzūm. La familia tenía notables antecedentes de dedicación al ámbito de la actividad intelectual y las letras. Su padre, Abū Bakr ‘Abd Allāh b. Aḥmad b. Gālib b. Zaydūn, le legó una importante fortuna, pero murió cuando él tenía solo once años, pasando entonces a cargo de su abuelo, uno de los juristas más relevantes de Córdoba.

Dentro de su biografía es posible distinguir dos grandes facetas, la política y la literaria, si bien ambas se combinan de forma muy estrecha, ya que buena parte de su producción poética guarda relación con su actividad de gobierno y sus peripecias con la dinastía cordobesa de los Banū Ŷahwar, a la que sirvió durante una parte importante de su vida, y después con los abadíes de Sevilla. De esta forma, los sesenta y ocho años de su vida pueden dividirse en tres grandes etapas. La primera es la de su juventud, antes de su entrada en política, que coincide con la proclamación de los Banū Ŷahwar en el año 422/1031. La segunda abarca los diez años transcurridos al servicio de la citada dinastía (422-432/1031-1040), que finalizó de forma poco amistosa. Finalmente, la tercera y más larga etapa de su vida la pasó junto a al-Mu‘tamid b. ‘Abbād de Sevilla, a quien sirvió durante veinte años, hasta su muerte (441-463/1049-1071).

La actuación política de Ibn Zaydūn debe ser calificada de relevante, ya que ocupó posiciones de privilegio e intervino en importantes situaciones y acontecimientos ocurridos en su época. Se le atribuye un papel importante en la llegada al poder de los Banū Ŷahwar, ocurrida en el año 422/1031, que puso fin al período de la fitna y supuso la definitiva abolición del califato omeya en al-Andalus. En efecto, al poco tiempo fue nombrado visir por Abū-l-Ḥazm b. Ŷahwar, quien lo tomó como su secretario y le otorgó la dignidad de “el de los dos ministerios” (ḏū-l-wizāratayn). Esta pronta acreditación de confianza en Ibn Zaydūn indica que, probablemente, ya existía una relación entre ambos y que nuestro personaje hubo de colaborar de forma activa en la elevación del nuevo soberano. Sea de ello lo que fuere, Ibn Zaydūn quedó convertido, desde el primer momento, en la mano derecha de Ibn Ŷahwar, adquiriendo, de esta forma, un protagonismo político que, a la larga, habría de marcar su trayectoria.

Fue durante esta época cuando entabló su relación con la célebre Wallāda, que tanta influencia hubo de tener en su producción poética y en su propia vida, siendo uno de los hechos decisivos que marcarían su juventud. Wallāda era hija del califa omeya al-Mustakfī, quien solo ejerció el poder durante diecisiete meses, entre los años 414-416/1024-1025, siendo destronado y asesinado. Gracias al prestigio social inherente a su condición de miembro de la dinastía titular de los derechos califales y la fortuna que heredó de su padre, Wallāda adquirió un enorme protagonismo en el panorama intelectual y literario de Córdoba, de tal manera que su palacio se convirtió en lugar habitual de reunión frecuentado por los principales escritores y poetas de la época, siendo ella misma, también, poetisa. Ibn Zaydūn y Wallāda mantuvieron una relación amorosa que acabó en ruptura, al parecer debido a la proclividad del poeta hacia cierta esclava de la propia princesa. No obstante, Ibn Zaydūn mantuvo hasta el final el recuerdo de esta relación, según queda de manifiesto en sus poemas.

Pese a los sólidos lazos iniciales que unían a Ibn Zaydūn con el soberano cordobés, las relaciones entre ambos empeoraron, al punto que el que fuera mano derecha de Abū-l-Ḥazm fue encarcelado durante largo tiempo. Las causas que motivaron la ruptura entre ambos y la prisión de Ibn Zaydūn han sido debatidas.  Algunos la atribuyen a la presencia de la propia Wallāda, perteneciente al linaje omeya, que aún contaba con muchos partidarios en Córdoba: la relación del visir ŷahwarí con el entorno omeya no sería bien vista por parte del nuevo soberano y habría podido motivar su caída en desgracia. De hecho, algunos cronistas consideran que el encarcelamiento de Ibn Zaydūn fue debido a su conspiración a favor del omeya Hišām b. al-Ḥakam. Sin embargo, el delito que se le imputó al encarcelarlo no fue de índole política, sino de carácter privado, pues se le acusaba de haber usurpado la tierra de uno de sus libertos al morir. Algunas fuentes señalan, incluso, que Ibn Ŷahwar designó a propósito como cadí a ‘Abd Allāh b. Aḥmad b. al-Makwī con el único propósito de que emitiera la sentencia condenatoria de Ibn Zaydūn, ya que era un personaje ignorante que se plegaría a los deseos del soberano. Ello alimenta la idea de quienes opinan que la condena de Ibn Zaydūn fue debida a una venganza personal promovida por otro célebre miembro de la corte ŷahwarí, el visir Ibn ‘Abdūs, rico prohombre y rival de Ibn Zaydūn en la conquista de Wallāda, a quien ella se unió cuando rompió con el poeta, lo que motivó la sátira feroz de Ibn Zaydūn contra su rival, lo cual, con toda probabilidad, hubo de granjearle su enemistad.

Desde la cárcel, donde pasó más de un año, hasta quinientos días, Ibn Zaydūn trató en vano de recuperar el favor de Abū-l-Ḥazm b. Ŷahwar y con ello su posición. Para tal fin procuró ganarse su perdón mediante escritos laudatorios en los que expresaba su fidelidad al soberano y elogiaba su conducta y sus condiciones. Entre ellos sobresale la célebre Risāla ŷiddiyya, considerada una obra maestra de la prosa árabe por su elocuencia y el empleo de proverbios y refranes. La carta llegó a su destino pero no logró su objetivo, ya que Ibn Ŷahwar no dio su perdón al antiguo visir.

Viendo que sus súplicas no iban a dar ningún resultado y ante la imposibilidad de ser excarcelado por la vía legal, Ibn Zaydūn optó por fugarse, escondiéndose en uno de los arrabales de Córdoba. Trató entonces, de recuperar a Wallāda, ya unida a Ibn ‘Abdūs, enviándole la famosa casida en la que llora su ausencia y le suplica poder visitarla, composición que ha sido considerada el más bello poema de amor andalusí y uno de los más célebres de toda la literatura árabe. Pero ni siquiera con su hermosa poesía pudo Ibn Zaydūn recuperar a su amada. Sin embargo, sí pudo recuperar su posición y ser rehabilitado a la muerte de Abū-l-Ḥazm, ya que su hijo y sucesor, Abū-l-Walīd, había sido su valedor durante la época de encarcelamiento.

Sin embargo, la posición de Ibn Zaydūn en la corte ŷawharí se vio pronto comprometida, significando el final de su relación con la dinastía cordobesa. La ruptura se produjo con motivo de un viaje a Málaga, donde el visir-poeta entabló relación con el soberano local, Idrīs al-Ḥammūdī, cultivando su amistad y permaneciendo junto a él largo tiempo. Los ḥammūdíes aspiraban al califato y a la reunificación de al-Andalus y de ahí que se despertasen las sospechas del soberano ŷahwarí.

Se inicia entonces la última etapa de su vida, que transcurre al servicio de los abadíes de Sevilla. Los motivos de su abandono de la dinastía ŷahwarí y de su marcha a Sevilla han sido también debatidos, habiéndose atribuido a diversos factores. Entre ellos pudo incidir el temor a volver a perder el favor del soberano cordobés, sobre todo tras su estancia en Málaga, aunque también pudo ser una maniobra para intentar lograr junto a los abadíes la ansiada reunificación de al-Andalus, al ser los soberanos de Sevilla los más fuertes de la época y los únicos, por lo tanto, que podrían estar en disposición de llevarla a cabo. Sea de ello lo que fuere, Ibn Zaydūn fue muy bien acogido por al-Mu‘taḍid, junto a quien ocupó los más altos cargos. A la muerte del soberano abadí en 461/1069, junto al que permaneció veinte años, Ibn Zaydūn fue acusado por otros cortesanos sevillanos, que deseaban librarse de su influencia, pero al-Mu‘tamid lo mantuvo en su puesto y siguió desempeñando un papel político de primer nivel.

El destino le deparó volver a Córdoba de mano de los abadíes poco antes de su muerte. En efecto, en el año 471/1078, al-Mu‘tamid logró apoderarse de Córdoba y el poeta-visir fue enviado a la antigua capital califal para hacer de mediador y encargarse de los asuntos. Estando en esta tesitura se produjo su muerte, que, sin embargo, acaeció en Sevilla. En efecto, en el año 462/1069, hubo un tumulto antijudío en Sevilla y el soberano abadí formó una comisión de notables para averiguar lo sucedido. Uno de ellos era Ibn Zaydūn, que salió e Córdoba estando ya enfermo, falleciendo al poco tiempo de llegar, el 1 de raŷab de 463/4 de abril de 1071, según la fecha que da en su biografía el autor oriental Ibn Jallikān. Su hijo, Abū Bakr, continuó al servicio de los abadíes hasta ser ejecutado, años más tarde, por los almorávides.

Junto a su faceta política, es preciso destacar su enorme talento como literato y como poeta, que se comenzó a gestar a partir de su propia juventud, gracias a la notable formación recibida. Hasta los once años se educó con su padre así como con otros maestros, entre ellos algunos tan importantes como el célebre poeta Ibn al-Labbāna, uno de los más destacados de la época, y Abū-l-‘Abbās b. Ṭakwān. Esta esmerada educación le permitió adquirir conocimientos en los más diversos campos, entre ellos exégesis canónica, tradición profética, filosofía, lengua, lexicografía y literatura.

Sin duda, Ibn Zaydūn ha trascendido, sobre todo, como poeta, si bien su prosa es también de una gran calidad. Dentro de su obra poética deben distinguirse los temas cortesanos y amorosos. Durante la época taifa, la poesía desempeñó un importante papel político, como instrumento de propaganda y de promoción del culto al gobernante. De esta forma y como casi todos los autores de la época taifa, Ibn Zaydūn se entregó de manera abierta a esta poesía cortesana, dedicada al elogio personal de los soberanos y a la alabanza de su gobierno. Nuestro personaje cultivó ampliamente este género, tanto respecto a los ŷahwaríes como para los abadíes. Son célebres, asimismo, sus poemas de amor, inspirados en la figura de Wallāda, cuyo recuerdo lo acompañó hasta el final, pues incluso en su edad madura continuó escribiendo composiciones. Junto a los mencionados, Ibn Zaydūn desarrolló otros géneros, tales como los panegíricos de los grandes personajes a los que trató, las violentas sátiras contra sus enemigos y los poemas de autoelogio en los que se vanagloria de su exquisito refinamiento, su elevada cultura y su sagaz inteligencia. Su poesía es de lenguaje sencillo y resulta fácil de entender, habiendo sido considerado como un poeta neoclásico, influido, sobre todo, por al-Mutanabbī.

Aparte de su dīwān poético, Ibn Zaydūn fue autor, como prosista, de una serie de epístolas u opúsculos, de las que las más célebres son la Risāla hazliyya, en la que desfogó su ira poniendo en boca de Wallāda una sátira de Ibn ‘Abdūs, y la llamada Risāla ŷiddiyya, dirigida a Abū-l-Ḥazm b. Ŷahwar desde la prisión, epístola redactada en momentos de desgracia y caracterizada por su tono grave y su densidad, plagada de citas eruditas. Entre su producción también cabe citar otra clase de obras no conservadas, por ejemplo de índole histórica, como El libro de la aclaración sobre los califas omeyas de al-Andalus, que compuso, al parecer, a imitación de una obra similar escrita por el autor oriental al-Mas‘ūdī.

 

Obras de ~: Poesías, pról. de E. Terés, trad. y ed. de M. Sobh, Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1979.

 

Bibl.: F. Pons Boigues, Ensayo bio-bibliográfico sobre los historiadores y geógrafos arábigo-españoles (obra premiada por la Biblioteca Nacional en el concurso público de 1893), Madrid, Est. Tip. de San Francisco de Sales, 1898, págs. 142-147; A. Cour, Un poète arabe d’Andalousie: Ibn Zaïdun, Constantina, M. Boet, 1920; G. Lecomte, “Ibn Zaydūn”, en Encyclopédie de l’Islam, vol. III, Leiden, E. J. Brill, 1965, págs. 998-999;K. Soufi, Los Banū Ŷahwar en Córdoba: 422-462/1031-1071, Córdoba, Real Academia-Instituto de Estudios Califales, 1968, págs. 126-159; H. Pérès, Esplendor de al-Andalus: la poesía andaluza en árabe clásico en el siglo XI: sus aspectos generales, sus principales temas y su valor documental, Madrid, Hiparión, 1983; M. Benaboud, Sevilla en el siglo XI. El reino Abbadí de Sevilla (1023-1091), pról. de M. González Jiménez, glosario por R. Valencia, Sevilla, Ayuntamiento, 1992; M.ª J. Viguera (coord. y pról.), Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. VIII-I, Madrid, Espasa Calpe, 1996.

 

Alejandro García Sanjuán

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