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Manuel Rodríguez Aguilar

Biografía

Rodríguez Aguilar, Manuel. Manuel del Pópulo Vicente García. Sevilla, 21.I.1775 – París (Francia), 10.VI.1832. Tenor, compositor y pedagogo.

Hijo de Gerónimo Rodríguez y de Mariana Aguilar, fue bautizado como Manuel Rodríguez Aguilar, aunque, con los años, cambió su nombre por el de Manuel del Pópulo Vicente García. Sus primeros maestros de Música fueron el maestro de capilla de la Catedral hispalense, Antonio Ripa, y Juan Almarcha, teclista y violonchelista, si bien su nombre no consta en los documentos de dicha Catedral. En 1797 contrajo nupcias con Manuela Morales y al año siguiente fijaron su residencia en Madrid, ingresando en la compañía de Francisco Ramos, con la que debutó el 16 de mayo de 1798. Ya en esta época estrenó sus dos primeras tonadillas: El majo y la maja y La declaración.

Asimismo, formó parte de la compañía madrileña del Teatro de Los Caños del Peral. Habiendo solicitado el 3 de marzo de 1799 autorización a la Junta de Comisión de Compañías Cómicas para trabajar fuera de Madrid, ésta le fue denegada.

El 1 de mayo de 1799 cantó su primer papel importante en Nina de Paisiello y participó en el oratorio Nabucodonosor en el Teatro de los Caños del Peral (1800). A partir de entonces comenzó a mostrar una personalidad compleja, y así, por ejemplo, se negó a cantar en una representación de Idomeneo; por otra parte, el 6 de octubre de 1799 tuvo una pelea con el centinela del Coliseo Príncipe que acabó con su detención en el cuartel de Santa Isabel, según información que ha transmitido el musicólogo Jim Radomski, según el cual “es probable que este acontecimiento fuera el que ocasionó su traslado a Málaga y quizás el que inspiró su primera opereta, El preso, compuesta allí alrededor de 1800”.

En 1800 se dirigió desde Málaga al marqués de Astorga, quien había entrado en negociaciones con el empresario Melchor Ronzi para presentar óperas en el Teatro de Los Caños del Peral. En esta carta García se expresa a favor de una ópera nacional. Gracias a las gestiones del citado marqués, el cantante y compositor sevillano regresó al Teatro de los Caños del Peral, logrando incorporarse a la compañía de Isidoro Máiquez.

Durante la temporada de 1802 intervino en varias representaciones: Las bodas de Fígaro de Mozart (20 de mayo de 1802), La Niteti de Paisiello (16 de junio de 1802) y El jockey de Solié (16 de julio de 1802).

La Real Orden de 1799 según la cual se prohibía cantar en los teatros españoles en otros idiomas distintos al castellano trajo como consecuencia la traducción de óperas cómicas francesas (“operetas”), motivando que García compusiera en tal género, como es el caso de El seductor arrepentido (16 de septiembre de 1802), El reloj de madera (25 de septiembre de 1802) y Quien porfía mucho alcanza (12 de noviembre de 1802). Asimismo cantó en La Estatira y Arbaces de Bianchi (5 de diciembre de 1802), El amor filial de Gaveaux (25 de diciembre de 1802), Una travesura de Méhul (1 de enero de 1803) y Elisa o El viaje al monte de San Bernardo de Cherubini (10 de febrero de 1803).

Con motivo de la bancarrota de Ronzi, los teatros se organizaron de nuevo con Máiquez y García como directores en 1803. El 10 de abril de aquel año cantó en su opereta El preso y al poco tiempo estrenó El luto fingido (30 de mayo de 1803) y hacia el fin de ese mismo año cantó en obras de Cristiani, Sort y otros autores. Al año siguiente estrenó su “ópera en prosa en un acto” El criado fingido (2 de febrero de 1804), cuyo polo “Cuerpo bueno, alma divina” se hizo muy célebre e inspiró a Bizet para componer el preludio al cuarto acto de Carmen. Para las representaciones de la Cuaresma de 1804 compuso y dirigió los coros en Atalía (25 de febrero de 1804) y Ester (5 de marzo de 1804) de Racine. Aquel mismo año contempló el estreno de su primera ópera, El padrastro (21 de julio de 1804), que no tuvo éxito. Debido a los problemas económicos que arrastraba, el Teatro de Los Caños fue clausurado nuevamente entre el 16 de agosto y el 1 de octubre de 1804. A finales de aquel año cantó en otras operetas: El médico turco de Isouard, Alina, reyna de Golconda de Berton y El concierto interrumpido de Berton.

A principios de 1805 cantó en La Isabela, Los confidentes y Una hora de matrimonio de Dalayrac. Durante la Cuaresma cantó en el drama Saúl de Cristiani y El Sedecías o La destrucción de Jerusalén de Francesconi.

El 28 de abril de 1805 estrenó en el Teatro de Los Caños del Peral la ópera-monólogo en un acto El poeta calculista, que fue presentada en una “sesión continua” con El galeote honrado de Fenouillot de Falbaire: la obra de García alcanzó el éxito porque no se limitaba a ser una simple traducción o imitación de un drama francés sino que fue verdaderamente original y española en su concepción. Meses después estrenó su exótica obra El cautiverio aparente (19 de diciembre de 1805), en la que aparecían corsarios moros con tamburas y flautas, que fueron ridiculizados por la crítica.

El 2 de octubre de 1806 solicitó el nombramiento como maestro supernumerario de los teatros de la Corte. El apoderado del teatro, José Barbieri (abuelo de Francisco Asenjo Barbieri), afirmó entonces que nadie era más acreedor que García a tal cargo, accediendo a su petición el 16 de octubre de 1806. Su última opereta estrenada en Madrid fue Los ripios del maestro Adán (18 de enero de 1807), interpretada durante la ceremonia del ascenso de Godoy al grado de almirante. Sobre la producción musical de este período afirma Radomski que “parte del éxito de estas producciones se debió probablemente a que supo trasladar al marco de un género de importación, como la opereta, el sabor nacional de las canciones populares andaluzas que conocía bien. Por ello, muchas de aquellas piezas terminaron por separarse de sus operetas y adquirieron vida propia, interpretándose tanto en los salones como en el teatro, en los entreactos e intermedios dramáticos. Es preciso señalar sin embargo que los censores no se ponían de acuerdo al calificar estas obras de García, ya que unos las tildaban de ‘óperas’, otros de ‘comedias con música’, y hubo quien habló de ‘zarzuelas’”.

El 29 de marzo solicitó un pasaporte para estudiar fuera de España y abandonó Madrid entre el 5 y el 8 de abril. Después de ofrecer representaciones en Valladolid, Burgos y Vitoria, pasó por Bayona y llegó a París, donde, pese a la resistencia de algunos colegas, logró ingresar en la Ópera Buffa en 1808, debutando en Griselda de Paer (11 de febrero de 1808).

Durante la etapa parisina, las críticas se cebaron en el exceso de embellecimientos pero describieron su voz como agradable, flexible y precisa. Con el estreno de El poeta calculista (15 de marzo de 1809) obtuvo un gran triunfo y posteriormente se presentó en La molinara de Paisiello y Fra i due littiganti de Sarti. En enero de 1810 publicó una colección de canciones, Recueil de romances, con palabras de Fromentin. Gracias a la mediación de Paer logró ser admitido en la compañía del Théátre des Italiens de París.

En 1811 se trasladó a Italia y en otoño de ese año se presentó en el Teatro Carignano de Turín en la obra Camilla de Paer. Al año siguiente debutó en un papel secundario en Oro non compra amore de Portugallo en el Teatro San Carlo de Nápoles, donde asimismo intervino en Ifigenia in Aulide de Gluck (15 de agosto de 1812) y en el estreno de Gaulo ed Oitona de Generali.

Su primera ópera compuesta en italiano que cantó, Il califfo di Bagdad, estrenada en el Teatro del Fondo (30 de septiembre de 1813), se ha considerado como su ópera de más éxito. Una nueva ópera, Tella e Dallaton, ossia La donzella di Rab, se estrenó en el Teatro San Carlo en una gala en honor de la Reina (4 de noviembre de 1814), pero a pesar de la presencia de Isabel Colbrán en el reparto, no gozó de éxito.

Tomó parte, asimismo, en Roma en el histórico estreno de Almaviva, ossia L’inutile precauzione (Il barbiere di Siviglia) de Rossini (20 de febrero de 1816).

En 1816 viajó a Inglaterra, donde compuso un Terzetto di soprano, tenore, e basso y regresó al Théátre des Italiens de París para cantar en Il matrimonio segreto de Cimarosa (16 de octubre de 1816). Su estancia en Italia y las lecciones recibidas por Anzani le habían servido para ampliar la potencia de su voz, convirtiéndose en una presencia de gran personalidad en el escenario. El acontecimiento más significativo de aquel año fue el estreno parisiense de su Il califfo di Bagdad de García, que alcanzó un importante éxito. Tras el estreno de su primera ópera francesa, Le Prince d’occasion (10 de diciembre de 1817), que obtuvo bastante éxito, se marchó de nuevo a Inglaterra, donde estrenó con gran éxito Il barbiere di Siviglia (10 de marzo de 1818); entre otras, intervino también en L’italiana in Algeri (23 de enero de 1819) y en Die Zauberflöte de Mozart (24 de mayo de 1819).

A finales de 1819 volvió a París para participar en la primera representación de Il barbiere di Siviglia de Rossini (26 de octubre de 1819), que sin embargo apenas tuvo repercusión. En enero de 1820 publicó Chansons espagnoles y el 23 de marzo de 1820 estrenó su ópera bufa en dos actos Il fazzoletto, que constituyó un fracaso. El 7 de octubre de 1820 cantó por primera vez el Don Giovanni de Mozart, que fue uno de sus mayores éxitos. Al año siguiente se estrenaron dos nuevas óperas francesas La Mort du Tasse en la Ópera de París (7 de febrero de 1821) y La Meuniere en el Gymnase Dramatique (16 de mayo de 1821). A principios de 1822 cayó gravemente enfermo y tuvo que retirarse del escenario durante varios meses. Posteriormente estrenó su Florestan ou Le Conseil des Dix en la Ópera de París (28 de junio de 1822): escrita en muy poco tiempo, la obra fue un estrepitoso fracaso, desacreditándolo como compositor, lo cual tuvo como consecuencia que la Ópera de París decidiera no presentar más obras suyas. Por entonces fundó su escuela de canto y según Fétis, se convirtió en uno de los profesores más distinguidos del siglo XIX.

En mayo de 1823 viajó de nuevo a Londres, donde cantó en el Otello de Rossini (10 de mayo de 1823) y Zelmira del mismo autor (24 de enero de 1824).

No pudo asistir el estreno en la Opéra-Comique de su obra Les Deux contrats de mariage (6 de marzo de 1824). El 1 de febrero de 1824 inauguró una academia de canto en su casa de Piccadilly y ese mismo año la editorial Boosey publicó sus Exercises and Method for Singing. En 1825 sus relaciones con la administración del teatro de Londres se complicaron a causa de su elevado sueldo, de las representaciones canceladas por sus frecuentes indisposiciones y sobre todo por el hecho de haberse negado a cantar el papel de Giuglielmo en Cosi fan tutte.

Debido a las tensiones vividas en la capital británica, aceptó una invitación para trasladarse a Nueva York a dirigir una compañía de ópera en el Park Theatre. Gracias al estreno norteamericano de Il barbiere di Siviglia (29 de noviembre de 1825) el público de aquel país pudo escuchar por primera vez una ópera en italiano.

Al poco tiempo presentó su propia ópera L’amante astuto (17 de diciembre de 1825) que fue mal recibida.

El Tancredi de Rossini se representó el 31 de diciembre de 1825 y Otello el 7 de febrero de 1826. Por el contrario, Il turco in Italia (14 de marzo de 1826) no tuvo éxito, ni tampoco el estreno de su propia obra La figlia dell’aria (25 de abril de 1826). A instancias de Lorenzo da Ponte, que a la sazón enseñaba en el Columbia College de Nueva York, presentó el estreno estadounidense de Don Giovanni (23 de mayo de 1826).

De nuevo reaparecieron las dificultades económicas, lo que unido a ciertos problemas familiares, influyeron para que García abandonara Nueva York el 16 de octubre de 1826 en dirección a México, país en el que reinaba la inestabilidad política. Debutó en el Teatro Provisional (Teatro de los Gallos) de México con Il barbiere di Siviglia (29 de junio de 1827), seguida por su propia El Abufar ossia La famiglia araba (13 de julio de 1827). Durante aquella época se acrecentó el sentimiento antiespañol debido en gran parte a la abortada conspiración del padre Arenas (acusado de traición y fusilado el 2 de junio de 1827), culminando con el decreto de expulsión de los españoles el 20 de diciembre de 1827, aunque a García se le permitió permanecer en el país. En México estrenó varias de sus óperas en castellano: Semiramis, Xaira, Los maridos solteros y El gitano por amor. A finales de noviembre de 1828 abandonó México y embarcó en dirección a Francia el 22 de enero del año siguiente.

Nuevamente instalado en París, se reincorporó al Théatre des Italiens como Almaviva (24 de septiembre de 1829). Después de Il barbiere di Siviglia, cantó en Elisabetta, regina d’Inghilterra (23 de octubre de 1829) y, por fin, en Don Giovanni (23 de noviembre de 1829). Su voz entró en decadencia poco a poco, tomando la decisión de dedicarse exclusivamente a la enseñanza y a la composición: entre 1830 y 1831 publicó selecciones de El gitano por amor y una colección de canciones bajo el título de Caprichos líricos españoles.

En 1831 fue nombrado adicto facultativo en el Real Conservatorio de Música de María Cristina en Madrid.

El 4 de agosto de 1831 apareció en público por última vez en un papel de la ópera Le vendemie di Xeres del conde Beramendi, representada en el Teatro Tivoli en París. Falleció en la capital francesa el 10 de junio de 1832.

En opinión de Jim Radomski, “su obra contribuyó a difundir el idioma musical español fuera de España. Se le puede considerar entre los responsables de la formación del mito del pintoresquismo musical español en Europa. Algunos contemporáneos suyos afirmaron que en su música no faltaban ideas nuevas, pasos de gran agilidad, excelente gusto y un conocimiento profundo del arte vocal que le hacía componer papeles de gran veracidad dramática y musical”. Si bien su producción escénica ha caído en el olvido, sus canciones españolas y andaluzas, plenas de casticismo, tuvieron mejor fortuna.

 

Obras de ~: Operetas: El preso, 1800; El seductor arrepentido, 1802; El reloj de madera, 1802; Quien porfía mucho alcanza, 1802; Los ripios del maestro Adán, 1807.

Óperas: El criado fingido, 1804; El padrastro, 1804; El poeta calculista, 1805; El cautiverio aparente, 1805; Il califfo di Bagdad, 1813; Tella e Dallaton, ossia La donzella di Rab, 1814; Le Prince d’occasion, 1817; Il fazzoletto, 1820; La Mort du Tasse, 1821; La Meuniere, 1821; Florestan ou Le Conseil des Dix, 1822; Les Deux contrats de mariage, 1824; L’amante astuto, 1825; La figlia dell’aria, 1826; El Abufar ossia La famiglia araba, 1827; Semiramis, 1828; Xaira, 1828; Los maridos solteros, 1828; El gitano por amor, 1828.

 

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Paulino Capdepón Verdú