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Alfonso Mariátegui y Pérez de Barradas

Biografía

Mariátegui y Pérez de Barradas, Alfonso. Marqués de Cortes de Graena (XI), duque de Almazán (XI). San Sebastián (Guipúzcoa), 2.VI.1880 – Madrid, 12.VI.1940. Empresario, deportista y cazador.

Nació en 1880 durante las vacaciones estivales en San Sebastián, de Manuel Mariátegui y Vinyals, VII conde de San Bernardo, y de María del Rosario Pérez de Barradas y Fernández de Córdoba, duquesa de Monteleón de Castilblanco (desde 1893 con carácter vitalicio) y XIII marquesa de Peñaflor (Écija, Sevilla, 30 de agosto de 1855-San Sebastián, Guipúzcoa, 1 de diciembre de 1943), ambos Grandes de España, siendo el tercer hijo varón de este matrimonio.

Alfonso Mariátegui casó el 25 de junio de 1915 con María Araceli de Silva y Fernández de Córdoba, XI duquesa de Almazán, merced que había sido usada por los primogénitos de la Casa de Aranda y que rehabilitó el 24 de marzo de 1915 su padre, Alfonso de Silva Fernández de Híjar y Campbell, XV duque de Híjar —casado con María del Dulce Nombre Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, perteneciente a la Casa de Medinaceli—, precisamente para su hija, a quien se lo cedió apenas dos semanas más tarde, el 9 de abril de 1915, y con ocasión de su matrimonio con Mariátegui, que comenzó a usarlo iure uxoris. De este matrimonio nacieron cuatro hijos, entre los que sobrevivió sólo la mujer: María del Rosario Mariátegui y Silva, que sucedió en las mercedes de sus progenitores.

Muy unida la pareja a la Familia Real, fue el duque de Almazán gentilhombre de Cámara de Su Majestad el rey Alfonso XIII con ejercicio y servidumbre y se cruzó como caballero de la Orden Militar de Montesa. Además ocupó también cargos en Palacio como mayordomo de Semana o Grande al servicio la reina María de Rumanía en su vista a España, por lo que fue posteriormente agraciado con la Gran Cruz de la Orden de la Estrella de Rumanía.

El duque de Almazán fue presidente y consejero de algunas empresas, como la Compañía de Seguros Izarra, y creó otras como Garaje Internacional, dedicada a la construcción, compra venta y reparación de automóviles; no en vano fue un acreditado piloto de automóvil que participó en numerosas carreras y competiciones, en los inicios de este deporte. Practicó otros deportes, como la esgrima, donde fue fundador y primer presidente de la Federación Nacional creada en 1923. En ambos deportes dio premios con su nombre, pero, sobre todo, se identifica al duque de Almazán con el deporte de las armas, pues fue presidente de la Representación Nacional del Tiro de Madrid, una especie de federación de tiro muy vinculada al Ejército, y un consumado cazador, aunque realmente es más recordado por sus investigaciones y tratados cinegéticos.

Durante la Segunda República, si bien militó en Falange, no participó activamente en la política como sí hicieron otros personajes de la nobleza de su tiempo, sino que se dedicó a los estudios cinegéticos y a la especialidad de la cetrería. Durante el bienio 1934- 1936, a razón de un libro por año, publicó un conjunto de obras relativas a la caza y su historia.

Se inició con la monumental Historia de la montería en España (1934), por la que recibió el Premio al Talento de 1935 de la Fundación de D. Fermín Caballero, otorgado por la Real Academia de la Historia. Se trata de una obra profusamente ilustrada y documentada dividida en nueve libros; a lo largo de los siete primeros traza la historia de la caza en España hasta la época de Alfonso XIII, y da a conocer la evolución, costumbres, armas, maneras de cazar, libros, personajes, etc., que conformaron la historia de la montería o caza mayor en España. Los dos últimos libros —Libro VIII “Naturaleza y costumbres de la caza mayor en España” y Libro IX “Los cotos de montería en España”— son más técnicos y, por tanto, de menor interés histórico.

Al año siguiente (1935), editó los Diálogos de la montería, según un manuscrito por aquel entonces conservado en el Palacio Real de Madrid, pero que en la actualidad se guarda en la Universidad de Salamanca (ms. 2111), que no debe ser confundido con otros Diálogos de la montería debidos a la pluma de Luis Barahona de Soto. Comienza esta obra con la descripción exhaustiva del manuscrito y explica el motivo por el cual cambió su título, puesto que el manuscrito original se titula Diálogos de la caza, para realizar a continuación un estudio introductorio tras el cual se presenta la edición del texto. Cada uno de los cuatro diálogos está precedido por una reproducción facsimilar de las dos primeras hojas. Cierran el volumen una serie de apéndices entre los que cabe reseñar el dedicado a ‘Voces y locuciones de la montería’ (págs. 237243) y un breve intento de bibliografía montera (págs. 222225).

Cierra este conjunto el Tratado de montería del siglo XV, en el que editó el texto junto con el facsímil del manuscrito Add. 28709 de la British Library, que ofrece datos acerca del posible autor de la obra, asunto aún no dilucidado. Se trata de una obra venatoria en la que presenta una caza (montería) de medios modestos, enfrentándola a las grandes monterías reales, pues el proemio dice que se escribe “más para los que montean y montearán como cavalleros que no como reyes, los cuales muchas vezes matan los venados más con poder que con saber” (fol. 1). Finaliza el volumen con seis apéndices de los que los cinco primeros son la transcripción de otros tantos documentos mientras que el sexto es un indiceglosario de ‘Voces y locuciones de montería’.

Tal fue el interés que suscitaron las tres obras en que se materializaron las investigaciones del duque de Almazán entre los bibliófilos y aficionados a la caza que todas fueron objeto de reediciones facsimilares durante las dos últimas décadas del siglo XX.

Con el estallido de la Guerra Civil, sus bienes fueron incautados por el Gobierno de la República mientras él actuaba en misiones diplomáticas del Gobierno de Burgos. Fue así comisionado del general Franco con Antonio Magaz y Pers, II marqués de Magaz, con objeto de preparar la intervención en la guerra de las fuerzas italianas.

En enero de 1939 falleció su tío Álvaro Pérez de Barradas y Fernández de Córdoba, XIII marqués de Peñaflor, IX marqués de Cortes de Graena y X marqués de Quintana de las Torres sin descendencia. Alfonso Mariátegui sucedió como marqués de Cortes de Graena, pero poco tiempo pudo disfrutar de esta merced, pues falleció en Madrid el 12 de junio de 1940 cuando estaba ordenando el archivo de la Casa de los marqueses de Cortes de Graena.

 

Obras de ~: Historia de la Montería en España, Barcelona, Instituto Gráfico Oliva de Vilanova, 1934; Diálogos de Montería. Manuscrito inédito del siglo XVI, Barcelona, Instituto Gráfico Oliva de Vilanova, 1935; Tratado de montería del siglo XV: manuscrito del Museo Británico, Madrid, Alaba Ediciones, 1936; “La caza con el leopardo amaestrado”, en Blanco y Negro (Madrid), 12 de enero de 1936.

 

Bibl.: “Necrológicas: El duque de Almazán”, en ABC (Madrid), 18 de junio de 1940, pág. 7; A. López Ontiveros, “Algunos aspectos de la evolución de la caza en España”, en Agricultura y Sociedad, n.º 58 (enero-marzo de 1991), págs. 13-50; J. A. Valverde, “Sobre la autoría del Tratado de Montería del siglo XV”, en Revista de Literatura Medieval, VIII, 1996, págs. 229-237; R. Castellano Barón, Conde de Trastámara, Bibliografía Venatoria Española y otros libros de interés para cazadores, Madrid, Círculo de Bibliofilia Venatoria, 2004, pág. 11.

 

José Manuel Fradejas Rueda, Carlos Morenés y Mariátegui, Marqués de Borghetto e Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, Conde de los Andes

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