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Tomás Sanz y Colominas

Biografía

Sanz y Colominas, Tomás. ?, p. m. s. XVIII – Manila (Filipinas), f. s. XVIII. Teniente coronel e ingeniero en segundo.

Comenzaba su carrera como ingeniero delineador a las órdenes de don Antonio de Ulloa. En 1771 realizaba una carta geográfica de la costa del reino de Valencia y un plano de parte de la muralla de dicha plaza. Recibía el Real Despacho de ingeniero extra­ordinario en febrero de 1762. En 1773 era promovido a ingeniero ordinario, pasando destinado de Alicante a la Dirección de Ingenieros en Cataluña y poco después se le destinaba a Cartagena. En 1775 estaba en Aragón, donde trabajó en el camino de Madrid a Zaragoza, y en 1776 realizaba un plano de la parte del arrabal de la citada ciudad limitado por el río Ebro, con proyecto de caminos de salida.

Para rele­var al ingeniero Dionisio O´Kelly, llegaba destinado a las islas Filipinas en 1778, donde llevaría a cabo una gran cantidad de obras relacionadas con las fortificaciones de la plaza de Manila, así como el plan de fortificación definitivo para la plaza de Cavite. Había sido destinado a las citadas islas por una Real Orden de 9 de septiembre de 1776, aunque demoraría su llegada hasta 1778. El 17 de septiembre de ese año enviaba al gobernador un dictamen sobre el estado de la plaza de Manila y el modo de ponerla en estado de defensa. Respecto a esta plaza, dirigía las obras hasta la terminación de su proyecto, con una interrupción, de febrero a noviembre de 1780, a causa de un problema personal con el gobernador.

Con anterioridad, el 24 de diciembre de 1778, el gobernador enviaba a D. José de Gálvez, secretario de estado del despacho universal de Indias, un plan de defensa para Cavite, elaborado por Sanz, que tenía por objeto poner su puerto en estado de defensa, ante la amenaza de guerra. D. José Vasco y Vargas, gobernador y capitán general de las islas Filipinas, se mostraba contrario a su ejecución al considerar que no se ajustaba a las posibilidades existentes, ya que exigiría una fuerte guarnición y gran cantidad de artillería de grueso calibre, dos cosas que no había entonces en Filipinas. Por Real Orden de 16 de septiembre de 1779 se le contestó que debían hacerse en la plaza de Cavite las obras provisionales necesarias para su defensa, “pero que éstas sean acomodadas a los pertrechos que ahí existen, a las tropas que pueden guarnecerlas y a la cantidad y calidad de los enemigos que es verosímil emprendan su ataque, añadiéndose que, sobre estos puntos, del todo dependientes de las circunstancias locales no se pueden dar desde aquí reglas fijas; así lo deja S. M. a la prudente consideración de V. S.”. Con tan amplios poderes, Vasco se limitó a ordenar algunos pequeños reparos indispensables, pues a su juicio no valía la pena gastar dinero en obras que consideraba inútiles. Esta nueva apreciación del valor estratégico de Cavite, que contrastaba con la importancia que se le dio en tiempos anteriores, sería la que dominaría hasta fin de siglo.

Entretanto y en Manila, también en 1779, Sanz terminaba los baluartes de San Diego y San Andrés, edificaba la Puerta Real y reedificaba las puertas de Santa Lucía y la del Parián.

Al tener noticias D. José Vasco y Vargas de la declaración de guerra entre España e Inglaterra, ordenaba en febrero de 1780 a Sanz que activara las obras de defensa de Manila, y al no tener respuesta del ingeniero, reiteraba la orden sin que éste acudiera a verle. En consecuencia, D. José Vasco, el 14 mayo de 1780, escribía al Consejo dando cuenta de haber separado a D. Tomás Sanz de la dirección de las obras, poniendo en su lugar a D. José Belestá, y pidiendo que Sanz fuera relevado, al tiempo que le mandaba de momento a las obras de fortificación en Cavite. Sanz, al parecer, en noviembre del mismo año, ofrecía cumplida satisfacción de su actitud al gobernador, el cual, un año más tarde, daba conocimiento al Consejo de que había vuelto a encargarse de la dirección de las obras D. Tomás Sanz y “de las buenas disposiciones de este Oficial”, añadiendo en otra carta, fechada en Manila a 5 de mayo de 1781, que le había concedido “25 pesos de gratificación mensual durante el tiempo invertido en la construcción del Almacén de Pólvora de San Juan del Monte”.

El 15 de noviembre de 1782 era promovido a ingeniero en segunda y teniente coronel. En ese año levantaba el Plano que manifiesta los edificios más perjudiciales a la plaza de Manila y un Plano, perfiles y elevaciones de la puerta y cuerpos de guardia del Parian; terminaba el “camino cubierto” desde la fuerza (castillo) de Santiago al baluarte de San Gabriel; los reductos de Santiago y San Pedro; el foso entre los baluartes de San Diego y San Andrés; el revellín de Bagumbayan; el puente del contrafoso y la compuerta que daba paso al río.

En abril de 1789 era teóricamente relevado por el ingeniero ordinario y comandante de Infantería Gregorio Clavero, aunque este seguiría trabajando en Lérida y no haría efectiva tal sustitución hasta 1794.

En 1791 realizaba el Plano de un repuesto de pólvora para el baluarte de San Gabriel, y en 1792, Plano de un cuartel de infantería proyectado en la plaza inmediata a la Fuerza de Santiago sobre el terreno que ocupaba el cuartel de Dragones construido en el año 1773, en dos hojas, en ambos casos en Manila.

Aún en ese último año, Sanz realizaba perfiles de un cuartel en Manila, en dos hojas, o Planos y perfiles de un almacén de pólvora, capaz de 2.000 quintales, con un cuerpo de guardia para su custodia, que se ha construido extramuros de Manila, a la margen del río de San Francisco del Monte, distante tres cuartos de legua de la ciudad; y el plano y perfiles de las bóvedas de la entrada de la puerta real en Manila.

 

Obras de ~: Relación de las obras provisionales que se necesitan ejecutar en la plaza de Cavite para Ponerla en un pronto y regular estado de defensa, s.l., s.f.

 

Fuentes y Bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. Personales.

W. E. Retana, Breve Diccionario Biográfico de los Ingenieros Militares que han estado en las Islas Filipinas, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1923; Mª. L. Díaz-Trechuelo Spínola, Arquitectura española en Filipinas (1565-1800), Sevilla, Escuela de estudios Hispano-Americanos de Sevilla, 1959; Mª. L. Díaz-Trechuelo Spínola, La defensa de Filipinas en el último cuarto del siglo XVIII, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1964; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; “Panel 135”, en Puertos y fortificaciones en América y Filipinas, Madrid, CEHOPU, 1985; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Mapfre, 1996.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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