Jiménez García, Leopoldo. Madrid, 1875 – ¿Madrid?, 1940 pos. General de brigada de Ingenieros.
Ingresó en la Academia de Ingenieros del Ejército de Guadalajara a la edad de 16 años, siendo promovido al empleo de alférez alumno el 18 de julio de 1894. Salía del centro de enseñanza como primer teniente en el mes de julio de 1896, después de haber finalizado los estudios reglamentarios, con destino al Batallón de Telégrafos, unidad en la que llegaría a ejercer como profesor.
En la Academia de Guadalajara, a partir de 1833, siguieron recibiendo los ingenieros militares una sólida preparación técnica, preparación que les permitió seguir con las competencias respecto a las obras públicas en Ultramar, así como abordar la adaptación a las necesidades militares, de cuantas novedades iban apareciendo en el campo de la técnica y que podían ser de interés castrense.
En este sentido fue muy temprana la adopción de la telegrafía óptica y algo más tardía de la eléctrica, aunque como siempre la penuria económica retrasaría algo la creación de unidades especializadas en ambas modalidades de telegrafía. Simultánea a esta especialidad citada, se creaba la de Ferrocarriles y, poco después, la Aerostación que con el paso de los años y ya en las primeras décadas del siglo XX evolucionaba hasta convertirse, siempre bajo el manto del Cuerpo de Ingenieros, en la Aeronáutica Militar primero y la Aviación después, para desgajarse definitivamente y dar origen al actual Ejército del Aire. También hubo otras especialidades creadas por el Arma de Ingenieros, como el alumbrado de Campaña o el Automovilismo ligero, embrión del Servicio de Automovilismo del Ejército.
Con el paso del tiempo, Jiménez García se especializó en el diseño y la construcción de edificios. Así, tras su ascenso al empleo de capitán, fue el responsable de la realización de varios proyectos importantes. En 1909 elaboró el anteproyecto de un cuartel para un Regimiento de Caballería, de estilo medievalista, ecléctico y verticalista, y, en ese mismo año, el proyecto de Parque de Artillería en Madrid, por el que se le concedió la cruz de 1.ª clase del Mérito Militar con distintivo blanco, con fecha de 9 de febrero de 1910.
Ya como comandante, en 1918 fue destinado al Regimiento de Telégrafos, que había sido creado en 1902 sobre la base del correspondiente batallón. Leopoldo Jiménez era ascendido a teniente coronel de Ingenieros el 5 de septiembre de 1919, pasando destinado del Regimiento de Telégrafos y en comisión de servicio en la Comandancia exenta de Aeronáutica, al 4º Batallón de reserva de Zapadores Minadores. Con fecha de 15 de noviembre de ese mismo año, pasaba al Ministerio de la Guerra, y en diciembre, siempre de 1919, fue nombrado ingeniero comandante de la Comandancia exenta de Ingenieros del Servicio de Aeronáutica militar, compatible con su permanencia en el Ministerio. En este destino realizó una encomiable labor en la construcción, mantenimiento e inspección de obras en los distintos aeródromos y campos de tierra. Fue en esta época cuando recibió el encargo de realizar y presentar un proyecto de torre de señales a construir en Cuatro Vientos (Madrid). El aumento del número de vuelos hacía necesario establecer algún medio de comunicación tierra-aire. Se estaba, de esta forma, anticipando la necesidad de lo que hoy se conoce como control del tráfico aéreo. Tras la finalización del proyecto el 3 de julio de 1919, y siguiendo los cauces reglamentarios, el jefe del Servicio de Aeronáutica militar del Ministerio de la Guerra ordenó su construcción.
Al no existir antecedentes de construcciones aeronáuticas similares, el comandante Leopoldo Jiménez se inspiró en el diseño de los faros marítimos, lo que convierte a la torre de señales de Cuatro Vientos en una edificación realmente singular. El proceso de construcción, desde un punto de vista técnico, resultó también innovador a consecuencia del empleo del hormigón armado. La torre de señales de Cuatro Vientos es considerada la primera torre de control de España, y posiblemente del mundo, incluso anterior a la londinense del aeródromo de Croydon, realizada el 25 de febrero de 1920. El edificio ha perdurado durante más de cien años, habiendo sido capaz de soportar tanto el deterioro natural a causa de los fenómenos atmosféricos, como el impacto de algún aeroplano, e incluso las bombas que impactaron en sus inmediaciones durante la Guerra Civil española. Dejó de prestar servicio el 12 de julio de 1982. Finalmente, por el real decreto 411/2022, de 24 de mayo, se declaraba Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento.
Como se ha señalado ut supra, el Ejército del Aire no fue creado hasta el 7 de octubre de 1939, de forma que en los primeros tiempos la aviación militar estaba a cargo del Cuerpo de Ingenieros. El Servicio de Aeronáutica militar había sido creado en febrero de 1913. Ya en el empleo de teniente coronel, Leopoldo Jiménez, acompañando al general de división Jorge Soriano Escudero, director del Servicio de Aeronáutica y al mando de la aviación, participó en las operaciones de Alhucemas en 1925. Su labor fundamental fue la identificación de terrenos adecuados para la construcción de aeródromos. Por los méritos contraídos y servicios prestados en el Protectorado se le concedió la cruz del Mérito Militar con distintivo bicolor.
El 8 de noviembre de 1929 era promovido a coronel de Ingenieros, pasando del Primer Regimiento de Ferrocarriles a la situación de disponible en la 1.ª Región Militar, y el 25 de mayo de 1931 de la Dirección General de Preparación de Campaña del Ministerio de la Guerra, de nuevo, el Regimiento de Telégrafos. El 5 de diciembre de 1933 ascendió a general de brigada de Ingenieros, siendo designado como jefe del Servicio Militar de Ferrocarriles. En el año 1936 era jefe de Aviación Militar y, poco después, se convirtió en jefe del Servicio Militar de Ferrocarriles y Transportes por carretera. Pasó a la situación de reserva en 1940.
La Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos se alza como una edificación testigo de un momento histórico de gran auge de la aeronáutica española, suponiendo también un homenaje a una era de avances tecnológicos y constituyéndose como un reconocimiento a científicos e ingenieros militares, estando también íntimamente ligada a las escuelas de pilotos, de observadores de aeroplanos y de mecánicos, sin olvidar sus valores formales e históricos y el papel jugado por el propio aeródromo en el plano político, militar y de las comunicaciones nacionales e internacionales.
Jiménez García estaba en posesión, entre otras, de las siguientes condecoraciones: cruz de la Orden Civil de Alfonso XII, Placa y cruz de la Real Orden de San Hermenegildo y dos cruces del Mérito Militar de 1.ª clase con distintivo blanco.
Fuentes y bibl.: Boletín Oficial del Estado, núm. 124, 25 de mayo de 2022.
Memoriales del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (1897 y 1931); J. Carrillo de Albornoz y Galbeño et al., Abriendo Camino. Historia del Arma de Ingenieros, Madrid, Imprenta Grafoffset, S. L., 1997; A. Bravo Nieto, “El paso de la Historia en la Arquitectura de los Ingenieros del Ejército. Algunos ejemplos en el ámbito norteafricano”, en Boletín de Arte, 18 (1997), págs. 285-306; F. J. Berenguer Hernández, “La emblemática torre de señales de Cuatro Vientos”, en Revista de Aeronáutica y Astronáutica (julio-agosto 2020); “La Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos declarada Bien de Interés Cultural”, en Patrimonio Cultural de Defensa, 26 de mayo de 2022 [en línea], disponible en https://patrimoniocultural.defensa.gob.es/es/novedades/torre-cuatro-vientos; R. J. Martín Palma, “Leopoldo Jiménez García y la torre de señales de Cuatro Vientos”, en Suplementos Armas y Cuerpos, 463 (octubre de 2023).
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño