Suárez de la Vega y Lamas, José. ?, 2.I.1843 – Madrid, II.1903. Militar, ingeniero militar, general de brigada de Ingenieros.
Ingresó en la Academia de Ingenieros del Ejército de Guadalajara el 1 de septiembre de 1862. Salía de la misma, después de terminar los estudios reglamentarios, como teniente de Ingenieros, el 24 de septiembre de 1869, siendo destinado al segundo Regimiento de Zapadores. Con su unidad tomaba parte al año siguiente en los combates que tuvieron lugar en Barcelona para dominar la insurrección republicana.
Durante la Tercera Guerra Carlista, de 1873 a 1876, fue destinado inicialmente en el Tercer Regimiento de Ingenieros, “Montado”, y a partir de 1875 en el Primero, asistió a las acciones de Tolosa, la ermita de Santa Bárbara, el monte Guirguillano, Montejurra, Velavieta, así como en el ataque y toma de Laguardia. Posteriormente, tomaba parte en las operaciones de campaña que tuvieron lugar en Villarreal de Álava y Vizcaya, y en la batalla de Elgueta. Como ingeniero, tuvo gran participación en los trabajos de fortificación realizados en Tafalla, Puente, Peralta, Lodosa, en la carretera de Lizárraga a Estella, además de en la ampliación y reparación de las defensas de Laguardia, en la construcción del puente de barcas sobre el río Orio y en la destrucción de fábricas de armas y pólvora de los carlistas. También le fueron encomendados, además de otros muchos cometidos, varios reconocimientos. Estos importantes servicios obtuvieron como premio el grado de capitán y los empleos de capitán y de comandante de Ejército (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de Grado del Ejército, y efectivo en el mismo). Había sido promovido a capitán de Ingenieros el 9 de julio de 1874.
Terminada la guerra, tomó parte en los proyectos de fortificación de la Barranca (Madrid), que tenían por objeto asegurar la comunicación con Vitoria, en las obras del hospital de Pamplona y en otras de acuartelamiento. En 1876, con fecha de 20 de marzo de ese año, era ascendido al grado de teniente coronel del Ejército.
Destinado sucesivamente a los regimientos primero y segundo de Zapadores Minadores, concurría muy activamente a las “escuelas prácticas” que tuvieron lugar en Guadalajara en los años 1880 y 1882, la primera de las cuales fue honrada con la presencia de S. M. el rey Alfonso XII.
Destinado en 1883 a la Dirección de Instrucción militar, creada en dicho año, pasó al siguiente a la secretaría del Ministerio de la Guerra, en la que prestó relevantes servicios al Ejército y al Cuerpo, trabajando en la redacción de reglamentos y proyectos de ley de interés, entre ellos los de destinos civiles para sargentos, escuela de Zamora o escuelas prácticas mixtas de artillería e ingenieros.
Su labor más importante fue en la organización y desarrollo del batallón de Telégrafos (R.D. 15 diciembre de 1884), en el que sirvió desde 1885 a 1890 como segundo jefe, y de 1890 a 1897 como primer jefe. Con exacto conocimiento de la importancia de la telegrafía militar, de la organización dada en los ejércitos extranjeros y de las necesidades del ejército español, impulsó la organización de este servicio, adquiriendo gran parte del material necesario, y terminó sirviendo de modelo a otros ejércitos. Con su labor, contribuyó al buen estado en que, en su momento, se encontraban las tropas y material de telégrafos.
Reconocida la importancia del Servicio de Aerostación y la necesidad de crear una unidad independiente, en abril de 1896 se formó una comisión con el teniente coronel don José Suárez de la Vega, jefe del Batallón de Telégrafos, y el capitán don Francisco de Paula Rojas para estudiar las unidades de aerostación existentes en los ejércitos de Alemania, Francia, Inglaterra e Italia. A su regreso, publicaban ambos oficiales, con el título de Los globos en la guerra, una memoria nutrida de datos y de conceptos, muy consultada en su momento, por cuantos se dedicaban a estos estudios.
Como resultado de sus trabajos, por Real Orden de 30 de septiembre de 1896 (D.O. n° 222), el Servicio de Aerostación se separó del Batallón de Telégrafos formando una unidad independiente en Guadalajara, formada por el Parque Aerostático y una Compañía de Aerostación, además del Palomar Central y la Fotografía Militar.
De gran importancia fue su memoria relativa a la organización del batallón de Telégrafos, publicada en el Memorial de Ingenieros en 1898 y por la que fue premiado con la cruz de 3ª clase del Mérito Militar, pensionada. No fue éste el único trabajo suyo dado a la imprenta. Con anterioridad, en 1880 obtenía el grado de coronel por su Manual de fortificación de campaña; más tarde, en 1886, en colaboración con el comandante D. Nemesio Lagarde, publicaba un notable Tratado de Puentes militares y pasos de río, cuya edición mereció ser costeada por el Estado.
Con respecto a sus trabajos en la redacción de reglamentos y manuales, se pueden citar, entre otros, el Reglamento por que ha de regirse la telegrafía militar de campaña en sus relaciones con la civil, el del “servicio telegráfico militar de las plazas” o el de “remonta del Cuerpo”.
Ascendido a coronel de Ingenieros en 1897, fue destinado a la Comandancia de Ingenieros de La Coruña. Al año siguiente, y con motivo de la Guerra hispano-americana, se le encomendó una importante comisión en Algeciras por el entonces ministro de la Guerra general Correa, y después fue nombrado director del Museo y Biblioteca de Ingenieros, último destino que tuvo y en el cual, en los pocos meses que lo desempeñó, inició un importante trabajo de organización de la segunda de estas dependencias, reformando la clasificación de las obras, la formación de los catálogos y adoptando otras medidas muy estimables, de acuerdo con la amplitud de sus conocimientos.
Por un Real Decreto de 28 de mayo de 1902, se le concedía el empleo de general de brigada y el ingreso en la Reserva del Estado Mayor General, con antigüedad de 7 de febrero de ese mismo año.
Obras de ~: Organización de la enseñanza teórica y práctica de los regimientos de ingenieros. Memoria reglamentaria correspondiente al año 1882, Madrid, 1882: con N. Lagarde y Carriquiri, Puentes militares y paso de ríos, Madrid, Impr. de Enrique Rubiños, Madrid, 1886; La aerostación militar, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1887; “Organización de la telegrafía militar en diversos ejércitos”, en Memorial de Ingenieros, 42, 13 y 43, 13 (junio y julio de 1887), págs. 137-140 y 149-152, respect.; La aerostación militar, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1887; con F. P. Rojas, Los globos en la guerra. Aplicaciones, organización y material del servicio aerostático en los ejércitos, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingeniros, 1899
Fuentes y Bibl.: Archivo de Simancas, Exps. Personales.
Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1870-1884; “Necrología”, en Memorial de Ingenieros del Ejército, 58, 4 (abril de 1903), págs. 124-126; Índice analítico del Memorial de Ingenieros (1843-1920), Madrid, 1921; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Abriendo Camino. Historia del Arma de Ingenieros, Madrid, Imprenta Grafoffset, 1997; M. Fernández Cánovas, “Ingeniería Militar e Ingeniería Civil, dos ingenierías íntimamente vinculadas”, en Revista de Obras Públicas, 3413 (2001), págs. 47-57; M. Silva Suárez (ed.), Técnica e Ingeniería en España, VII. El Ochocientos, de las profundidades a las alturas, Zaragoza, Real Academia de Ingeniería, 2013; X. Torrebadella-Flix, “Aventura, espectáculo y deporte en los inicios de la aerostación en España (1784-1905)”, en Recorde: Revista do História do Esporte, 7, 1 (2014).
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño