Arrese y Layseca, Francisco José de. Lima (Perú), 10.V.1763 – Lima (Perú), 31.XII.1815. Catedrático, abogado, diputado a Cortes, escritor, caballero de la Orden de Santiago e ilustrado criollo.
Nacido el 10 de mayo de 1763 en Lima y bautizado en la iglesia de San Marcelo, Francisco de Arrese fue hijo del matrimonio de Joaquín Joseph Arrese-Lardizábaal (1734-1790) y de María Manuela Layseca. Su padre era de origen vasco, nacido en Ormaiztegui (Guipúzcoa, España), descendiente de Joaquín Ignacio Arrese-Guerrico y Ana Joaquina Lardizábal y Elorza. Su madre, María Manuela Layseca, era criolla limeña nacida en 1738, hija de Francisco Layseca e Isabel María Talledo. Francisco de Arrese y Layseca tuvo dos hermanos, Joaquín y Manuel, y tres hermanas, Josefa, Manuela y Micaela. Arrese y Layseca representó en vida el amparo administrativo de sus hermanas, encargándose de que éstas heredasen la pensión vitalicia que ostentaba su madre tras el fallecimiento de su padre, el cual había sido caballero de Santiago y asesor de la aduana. Francisco de Arrese y Layseca se casaría con Jacoba Carrillo, el 31 de enero de 1798, en la parroquia de San Sebastián de Lima, los cuales tuvieron cuatro hijos, dos fallecidos en edad prematura y los otros dos fueron Manuel de Arrese y Dolores de Arrese y Carrillo.
La formación de Francisco de Arrese, en los primeros años de su juventud, estuvo marcada por su padre, cuyo fin fue insertar a su hijo en los círculos vascos, a los que él pertenecía, presentes en Lima para hacer fortuna en América. De este modo, sus enseñanzas se cursaron entre el Seminario de Santo Toribio, el Colegio Real de San Martín y el convictorio de San Carlos de Lima, colegio caracterizado en la época por una docencia guiada por los ideales ilustrados llegados de Europa, encuadrados dentro de la fe católica y la lealtad a la corona borbónica española. Su formación ilustrada condicionó su vida profesional y escrituraria. La posición familiar acomodada en la Ciudad de los Reyes le permitió graduarse en la Universidad de San Marcos como doctor en Cánones, Leyes y Teología, ocupando las cátedras de Prima Escritura, Artes y Vísperas de Teología por periodos continuados de cuatro años hasta su muerte. En su etapa como catedrático participó en múltiples actos de graduación de compañeros y colegiales como miembro del tribunal. La Universidad de San Marcos que conoció Arrese y Layseca estaba inserta, en la segunda mitad del siglo XVIII, en una etapa de reformas educativas borbónicas tras la expulsión de los jesuitas y su modelo doctrinal en 1767. Estas reformas fueron impulsadas por el virrey del Perú, Amat y Junyent, pero no fue hasta 1787, cuando en el Plan de Estudios de Rodríguez de Mendoza en el convictorio de San Carlos, junto con Hipólito Unanue, se comenzaron a implantar algunas de las propuestas, que no se llegaron a materializar hasta el periodo republicano del Perú en el siglo XIX. De este modo, Francisco de Arrese se formó en un mundo académico en plena transición y modificación dieciochesca, heredando con sus estudios el espíritu reformista borbónico y de la Ilustración.
Además de su vida académica, Arrese y Layseca también se dedicó a participar en la Sociedad de Amantes del País, una sociedad de eruditos donde en las reuniones de sus componentes se realizaban debates filosóficos, reflexionando sobre gran variedad de temas. Estas reuniones de intelectuales copiaban el modelo de las Sociedades Económicas de Amigos del País nacidas en España dentro de un marco cultural ilustrado, en vinculación con las corrientes literarias francesas del siglo XVIII y de la política reformista borbónica, sustentadas por la iniciativa privada de sus miembros en conjunto con la acción del Estado, cuya finalidad era apostar por una regeneración económica, cultural y política en general. La llegada de estos círculos al Perú se produjo por emigrantes a Indias, como fue su padre Joaquín Joseph Arrese, donde tuvo gran influencia y participación el sector vasco-limeño. Desde sus inicios con Castell-dos-Rius, ex-embajador español en Versalles, esta sociedad congregaba en torno al palacio virreinal de Lima a eruditos y poetas, con el virrey como presidente y organizando sesiones regulares. No fue hasta 1790 cuando José Rossi y Rubí (alias Hesperófilo), Demetrio Guasque y José Hipólito Unanue emprendieron una reunión bajo el nombre de Sociedad Académica de Amantes del País de Lima, la cual se llevó a cabo a través de la iniciativa privada de sus miembros ilustrados, como Francisco de Arrese, uno de los que iniciaron las andaduras de este proyecto, que culminará con la publicación del Mercurio Peruano.
Bajo ese nombre tan característico, la Sociedad Académica publicaba sus debates y reflexiones, bebiendo de antecedentes franceses como el famoso Le Mercure Galant. Su principal objetivo era difundir las “luces” del campo científico y académico, destacando sobre todo temas de Historia Natural y Medicina. A partir de 1790 fueron muchas las personalidades virreinales e ilustrados los que se sumaron como suscriptores del Mercurio Peruano. Sus miembros provenían de altos y medios estamentos sociales: funcionarios de la administración, académicos, eclesiásticos, militares y vecinos limeños de clases medias. Aunque su primer mes de publicación fue enero de 1791 con 220 suscriptores, aumentando a 399 en cuatro meses, fue posteriormente cuando el virrey Francisco Gil de Taboada les otorgó la aprobación oficial, el 19 de octubre de 1792. Un año después ingresó Francisco de Arrese como miembro de la organización.
Arrese y Layseca no sólo se ciñó a la élite académica e intelectual del momento, también desarrolló una prolífica carrera administrativa en el Virreinato del Perú. El primer cargo que ostentó fue el de abogado de la Real Audiencia de Lima desde 1784. Siendo ya doctor y abogado de la Audiencia, solicitó a través del procurador limeño de la Audiencia en Madrid, Joseph Antonio Sanz, incorporarse como abogado en otros consejos y tribunales de España. Por esta documentación y según Toribio Medina, Francisco de Arrese habría viajado a España antes de su ocupación del cargo de jurista. También desempeñó otros puestos claves dentro del virreinato en el terreno económico, llegando a ser asesor de la Aduana y Renta del Tabaco, cargo que con anterioridad había ocupado su padre. Esta promoción en la administración virreinal se vio favorecida por su vinculación con los virreyes del Perú con los que mantuvo un fuerte vínculo como miembro de la élite intelectual limeña. Concretamente el virrey Gil de Taboada recomendó ante el Consejo de Indias a Francisco de Arrese para el cargo de administrador de aduana como figura representante del sector criollo que luchaba por tener una representación política en el Perú equiparable a la de los peninsulares.
No solo sus vinculaciones con la élite político-intelectual peruana le sirvieron para medrar políticamente, también logró promocionarse a través de sus letras. Fueron múltiples sus publicaciones llevadas a la imprenta de la Huérfanos de Lima entre 1780 y 1813. De todas, destaca su Descripción de las Reales Fiestas que por la feliz exaltación del Señor Don Carlos IV al Trono de España, y de las Indias, celebró la muy Noble Ciudad de Lima, Capital del Perú (Lima, 1790). Esta obra fue un encargo personal a Arrese por el virrey don Teodoro de Croix y publicada con licencia del virrey de Gil de Taboada. En este escrito, además de plasmar su dominio de las letras y el elevado grado de descripción festiva, también muestra su formación ilustrada y regalista exaltando la lealtad a los Borbones del territorio peruano. De este modo aclama la figura de Carlos III como principal promotor de las artes y las ciencias en su reinado y augurando un mismo porvenir a Carlos IV. Una obra propagandística de fidelidad criolla al nuevo reinado, en un contexto político amenazado por la reciente Revolución Francesa de 1789.
La conjunción de sus escritos y de sus cargos en la alta administración virreinal, le valieron a la postre para ser elegido diputado a las Cortes de Cádiz en 1814. Francisco de Arrese falleció poco después, el 31 de diciembre de 1815, a la edad de 52 años. El legado intelectual de sus publicaciones sirvió como referente para los círculos de San Martín en la Guerra de Independencia del Perú, sesgando su faceta de criollo ilustrado, enaltecedor y partícipe del regalismo borbónico.
Obras de ~: Ducentas et sexaginta selectiores ex universa Theologia Theses, Lima, Imprenta de los Huérfanos, 1780; Descripción de las Reales Fiestas que por la feliz exaltación del Señor Don Carlos IV al Trono de España, y de las Indias, celebró la muy Noble Ciudad de Lima, Capital del Perú, Lima, Imprenta de los Niños Expósitos, 1790; Elogio al Ilustrísimo D. Jorge de Escobedo y Alarcón, caballero de la Real y distinguida orden de Carlos III, Lima, Imprenta de los Niños Huérfanos, 1794; Por don Juan de la Torre y Cosío subdelegad de Quispicanchi, en el pleito que sigue con don Isidro Abarca del orden de Santiago sobre la poseción del título de Conde de San Isidro, Lima, Telégrafo Peruano, 1801; Elogio del obispo de Guamanga, Lima, Martín Valdivieso, 1812; Al respetable público de esta ciudad, Lima, Imprenta de los Huérfanos por Bernardino Ruiz, 1813; Oracion que en elogio del Excmo. e Illmo. señor D.D. Bartolomé María de las Heras, Lima, Bernardino Ruiz, 1815; Quintijam triennii Divi Marci subeundo examini universales Philosophiae Theses…, s.l., s.f.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos, 31321, “Francisco José de Arrese sobre que se le incorpore a los consejos y tribunales de España”; Archivo General de Indias (AGI), Lima, 677, “Carta de Teodoro de Croix a Antonio Porlier”; AGI, Lima, 692, “Cartas de Gil de Taboada a Pedro López de Lerena”; AGI, Lima, 695, “Carta Gil de Taboada a Antonio Porlier”.
Sociedad Académica de Amantes de Lima, Mercurio Peruano, Lima, Imprenta Real de los Niños Expósitos, enero-abril 1794; J. T. Medina, La imprenta en Lima. Epítome (1584-1810), Santiago de Chile, casa del autor, 1890; J. Arriz y Uceda, “Colaboradores a la Independencia Peruana”, en Revista del Instituto Sanmartino del Perú, 2 (1935), págs. 42-49; C. Zavala Oyaque, “Historia del mayorazgo de Lumbreras”, en Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas, 4 (1949), págs. 11-28; D. Valcárcel, San Marcos, Universidad decana de América, Lima, Imprenta de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1968; J. P. Clément, El Mercurio Peruano 1790-1795. Volumen I: Estudios, Madrid-Frankfurt am Main, Iberoamericana-Vervuet, 1997; J. C. Huaraj Acuña, El Convictorio de San Carlos de Lima. Currículo y pensamiento educativo, 1771-1836, tesis de licenciatura, Lima, 2007; L. M. Enciso Recio, Las Sociedades Económicas en el Siglo de las Luces, Madrid, Real Academia de la Historia, 2010; R. M. Serrera Contreras, La América de los Habsburgo (1517-1700), Sevilla, Universidad de Sevilla, 2013; P. M. Guibovich Pérez, “Ambrosio Cerdán y Pontero, la Sociedad de Amantes del País y el Mercurio Peruano”, en Boletín IRA, 31 (2014), págs. 223-237; A. Goicoetxea, “Presencia de miembros de la Bascongada en la Sociedad Académica de Amantes del País de Lima y en el Mercurio Peruano”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (BRSBAP), 70, 1-2 (2014), págs. 313-329; C. Tormo Camallonga, “Nuevas aportaciones para el estudio de la ciencia y la práctica jurídicas novohispanas del siglo XVIII”, en Revista Jurídica Universidad Autónoma De Madrid, 33 (2016), págs. 267-294.
Ramón Ojeda Corzo