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Esteban de Peñafiel

Biografía

Peñafiel, Esteban de. Algeciras (Cádiz), p. t. s. XVIII – San Roque (Cádiz), 1782 pos. Ingeniero en segunda y teniente coronel del Ejército.

En abril o mayo de 1747 debió de ingresar en el Ejército como cadete de Infantería. El 23 de septiembre de 1752, a propuesta del ingeniero general, Peñafiel obtuvo el rango de ingeniero delineador y, tras ser confirmado en el cargo, se le destinó a Aragón. Tres años más tarde ascendió a ingeniero extraordinario (según real orden de 29 diciembre de 1755), permaneciendo en Zaragoza hasta 1757. En esta última fecha, junto a los ingenieros Jerónimo Crame (Krame) y Pedro Jardín, era destinado a Galicia, debiendo trasladarse a Ferrol. Al parecer, no debió de dirigirse de forma inmediata a su nuevo destino, pues estaba encargado de las obras que se estaban realizando por aquel entonces en Monzón (Huesca) y debía estar presente hasta concluirlas. Por real orden de 2 de julio de 1757 se mandó que subsistiera en Aragón hasta que concluyese las obras de las que estaba encargado en Monzón, debiendo dirigirse inmediatamente después a su destino de Galicia.

En 1758 estaba en Galicia, ya que en la Relación del Cuerpo de Yng.s según se hallaba distribuido en las provincias de España constaba que se situaba en La Coruña. En Galicia participó en las obras a cargo de Antonio Gaver, por ejemplo, en el arsenal de Ferrol, junto a Francisco Llovet, o en La Coruña en la remodelación de ciertos edificios y obras de fortificación, como el castillo de Santa Cruz, del que se conserva un plano: Antonio Gaver (autor) y Esteban de Peñafiel (supervisor), Plano y Perfiles del Castillo de Santa Cruz, situado en un Peñon, unido con el Borde de la ensenada y porcion del Puerto, a la parte opuesta de la ciudad de la Coruña, el que ha quedado, por mucho tiempo abandonado, y de presente tiene aprobado S.M. […]. El que se forme una Bateria, y se restablezca, lo demas para dejarle en el Estado que se considera necesario, 1759.

Con motivo de la nueva campaña de Portugal (9 de mayo-24 de noviembre de 1762), a raíz del Tercer Pacto de Familia junto a Francia y la guerra contra Inglaterra (en el marco de la Guerra de los Siete Años), el ejército del conde de Maceda llevaba integrados varios ingenieros, entre ellos el propio Peñafiel. A finales de 1762, por cercanía con el territorio en conflicto, fue destinado a Castilla, junto a los también ingenieros Julián Giraldo, Carlos Lemaur y Antonio Exarch. Bajo las órdenes del brigadier e ingeniero jefe Antonio de Gaver, participó en el levantamiento del plano topográfico de la comarca de Simancoa en Portugal y, junto a José de Hermosilla, dibujó la plaza y el entorno de Almeida, además del castillo de esa población lusitana: Esteban de Peñafiel y José de Hermosilla, Plano del castillo de la Plaza de Almeyda, y Plano de la Plaza de Almeyda y sus contornos en el que se manifiestan los Campamentos e Imbestidura de ella con los puestos que se tomaron, y dias en que se apodero de ellos nuestra Tropa, 1763.

En 1763 a Peñafiel le fue concedido el grado de capitán de Ingenieros, según la real orden del “18 de marzo de ese año, en que quedaron extinguidos los nombres de Delineadores, Extraord.s, menos el de Dir.r, sustituyendose en su lugar los de sub.te, Ten.te, Capitan, Teniente Coronel y Coronel de Yng.s.”. En marzo de 1763 pedía, sin resultado, el grado de teniente coronel. Según manifestaba en su solicitud, llevaba “15 años de servicio en la forma sig.te. De cadete 4 años y 9 meses. De yng.º Delin.or 3 años y 4 meses. De yng.º Extrad.º 7 años y 3 meses. De Cap.n de yng.s Lo restante”. En este tiempo había hecho el servicio de guarnición y desempeñado varias comisiones en paz y guerra. Siempre en 1763, se le expedía una certificación en la que se pone de manifiesto que “como Ingeniero Extraordinario, participó bajo las órdenes del Brigadier e Ingeniero Director Antonio Gaver, en el alzamiento del plano topográfico de la comarca de Simancoa en Portugal”.

Por real orden del 26 de abril de 1763 se le destinaba nuevamente a Aragón. En esa época realizó una serie de propuestas de construcción, entre la que destacan sus diseños para el levantamiento del mausoleo del I duque de Montemar, José Carrillo de Albornoz y Montiel, en el Pilar de Zaragoza (1764) y, en 1765, Planos, perfiles y elevación del cuartel de Caballería proyectado para la ciudad de Barbastro, y plano del primer piso del cuartel, con pabellones para diez oficiales que podrá adaptarse en las villas de Caspe, Belchite y la Almunia.

Al mismo tiempo que Agustín Ibáñez, director de Ingenieros de la plaza, realizó su proyecto del mausoleo citado. En un intento de economizar la materialización del sepulcro del duque de Montemar, el marqués de Castelar ordenó al capitán de Ingenieros Esteban de Peñafiel diseñar otra propuesta más económica, que este presentó en el mismo mes de septiembre de 1764. Se trataba de un mausoleo enmarcado por una estructura arquitectónica de diseño clásico. Por lo que respecta a los materiales a emplear, Peñafiel indicaba que las dos estatuas, los trofeos, adornos de la urna y el bajorrelieve de la batalla de Bitonto, debían ser de mármol blanco de Génova, pero, dado que se le exigía realizar un mausoleo lo más económico posible, presentaba dos presupuestas, uno con todas las piezas en mármol y otro con la inclusión de elementos en estuco blanco, plan que ascendía a 58.000 reales. El marqués de Castelar remitió el 22 de septiembre de 1764 los proyectos de los ingenieros Ibáñez y Peñafiel al marqués de Esquilache con objeto de que el monarca dictaminase cuál debía llevarse a cabo, si bien aquel consideraba que el de Peñafiel era “más moderado y arreglado”. La contestación que recibió Castelar el 16 de octubre fue que el proyecto a ejecutar no debía superar los 60.000 reales de vellón. Finalmente, se escogió la propuesta de Peñafiel adaptándola a la cantidad económica referida.

Por real despacho del 26 de octubre de 1773, fue propuesto para el grado de teniente coronel de Infantería e ingeniero en segundo. Su ascenso fue ratificado con su nombramiento por real despacho del 6 de diciembre de 1773. En 1777 volvió a Aragón “Por R.l Orn de 30 de junio de 1777 se mandó que pasasen del ramo de fortificación al de obras civiles para hacer el servicio, entre otros ingenieros, Peñafiel, D. Estevan. Ten.te Cor.l de Yng.s de Castilla a Comnd.te del Camino de Cataluña”. En 1774 se había dividido el Cuerpo de Ingenieros en tres secciones o ramos: el ramo de Academias Militares, el ramo de Fortificaciones del Reino y el ramo de Caminos, Puentes, Edificios de Arquitectura Civil, y Canales de Riego y Navegación. De 1777 se conserva un dibujo de Pedro Beaumont del puente de Barranco y el camino a Villafranca del Penedés, supervisado por Esteban de Peñafiel. En ese año solicitaban nuevos reparos en el puente, junto a los de Villagodín y los de la calzada que unía Zamora con Morales del Vino. En 1770 otra gran avenida había producido daños en el puente y en 1777 actuaban en obras para reparos en dos bóvedas, dos maestros canteros bajo la dirección del ingeniero militar de la plaza Esteban de Peñafiel.

En julio de 1779 regresó a la tierra de sus orígenes, instalándose en el Campo de Gibraltar, concretamente en San Roque. Allí permaneció hasta octubre de 1781, ya que, por real orden de 25 del mismo día y año, se le ordenaba que debía trasladarse desde esa localidad a la plaza de Cádiz, nombrado vocal de la Junta de Fortificaciones de dicha ciudad. Debió de fallecer o bien retirarse después de 1782 por estar vacante su plaza en febrero de ese año.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Madrid, Colección Aparici; Archivo General de Simancas.

J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993, 2 ts.; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; A. Cámara Muñoz, “Esos desconocidos ingenieros” y M. Galland Seguela, “Los ingenieros militares españoles en el siglo XVIII”, en A. Cámara Muñoz (coord.), Los ingenieros militares de la Monarquía Hispánica en los Siglos XVII y XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa - Centro de Estudios Europa Hispánica, 2005; C. Sanz de Miguel, “El mausoleo del I duque de Montemar en el Pilar de Zaragoza: un encargo de Carlos III en honor a su memoria”, en Cuadernos dieciochistas, 19 (2018), págs. 213-243; M.ª J. Tarifa Castilla, “La inmortalidad de la fama póstuma frente al paso del tiempo: el Mausoleo del I duque de Montemar en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”, en A. Castán Chocarro, C. Lomba Serrano y M.ª P. Poblador Muga (coords.), El tiempo y el arte: reflexiones sobre el gusto IV, vol. 2, Zaragoza, Institución “Fernando el Católico” - Excma. Diputación de Zaragoza, 2018, págs. 649-660; “Puente Nuevo de Zamora”, en Cazando Puentes, 6 de julio de 2019 [en línea], disponible en http://loboquirce.blogspot.com/2019/07/puente-nuevo-de-zamora.html.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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