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Eduardo Propper de Callejón

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Biografía

Propper y de Callejón, Eduardo. Madrid, 9.IV.1895 – Londres (Reino Unido), 11.I.1972. Diplomático y Justo entre las Naciones.

Eduardo fue el hijo menor de los tres que tuvo (sus hermanos eran Juan y Armando) el matrimonio formado por Max Propper Kohn (1856-1916), financiero judío de Bohemia, y Juana de Callejón y Kennedy (?-1934), una española cristiana, hija a su vez del diplomático y diputado en Cortes Juan de Callejón y Villegas (1816-1890) y de Marie Héloïse Eloísa Kennedy y Massicot (1841-1920), miembro de la gran burguesía de Nueva Orleans y amiga de la reina Victoria Eugenia. A pesar de ser el padre judío, la madre educó a sus tres hijos en la religión católica. Eduardo ingresó en la carrera diplomática a finales de la Primera Guerra Mundial; en concreto, en junio de 1918, con el número 6 de su promoción. Sus destinos iniciales serán Bruselas (1918-1920) –a las órdenes de uno de sus valedores, el marqués de Villalobar, Rodrigo de Saavedra y Vinent (1864-1926)–, Lisboa (1924-1926) y Viena (1926-1930). Fue en esta última ciudad donde conoció a su futura esposa, la joven aristócrata Hélène Bubbles Fould-Springe (1907-1997).

Hélène (que se convirtió al catolicismo antes de la boda, en diciembre de 1929), provenía de una destacada familia judía franco-austríaca. Su padre, el barón Eugene (1876-1929), era pariente del ministro de Finanzas de Napoleón III y pertenecía a la familia de banqueros europea Fould Oppenheim, mientras que su madre, la baronesa Mary-Cécile Mitzi (1886-1978), era la hija única del barón Gustav Springer, magnate judío de la industria austrohúngara. La hermana menor de Hélène, Liliane (1916-2003), se casó con el barón Élie de Rothschild (1917-2007).

Concluida su estancia en Viena, antes de regresar en noviembre de 1930 al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid con el propósito de aprender criptografía en la sección de cifra, Propper pasó diez meses destinado en la legación en El Cairo.

Después del advenimiento de la república, decidió abandonar por voluntad propia el servicio activo. Transcurridos pocos meses, en noviembre de 1932 y con solo 36 años, el Ministerio de Estado lo jubiló por decreto.

Ya apartado de la carrera diplomática, durante los primeros meses de la Segunda República se trasladó junto a su familia a vivir a la localidad de Asnières-sur-Oise, situada a 35 kilómetros al norte de París. Se instaló en el castillo de Royaumont, que era propiedad de la familia de su suegra. Desde este lugar Propper se ocupó de gestionar los asuntos patrimoniales de su esposa, aprovechando también para ampliar sus conocimientos en el campo de la criptografía.

Estando allí, tuvo lugar en España el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, lo que lo movió a incorporarse en París a un grupo monárquico de diplomáticos españoles (dirigido por el embajador Quiñones de León, amigo de Alfonso XIII), cuya misión era representar oficiosamente en Francia los intereses políticos del Gobierno de Burgos.

A petición de Juan de la Cierva, durante los primeros días de la Guerra Civil se trasladó a Alemania con el cometido de contratar armamento para los sublevados recurriendo en pro de ello su amistad con el conde Johannes von Welczeck –antiguo embajador del Reich en España (1925-1936) y, posteriormente, embajador también en París (1936-1940)–.

En abril de 1939, poco antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial, se reincorporó al Servicio Exterior, siendo designado primer secretario en la embajada de París, bajo las órdenes de José Félix de Lequerica.

Con posterioridad, desde el consulado español en Burdeos, Propper mostró su comportamiento humanitario frente al rápido avance germano y antes de la firma del armisticio. Por entonces, junio de 1940, la ciudad era una torre de Babel desbordada por el éxodo de miles de refugiados de todas las nacionalidades. Muchos apátridas, la mayoría judíos, se agolpaban desesperados a las puertas del consulado, solicitando un visado de tránsito para España y luego para Portugal con el que ponerse a salvo.

Camino de Vichy, una comitiva de la embajada de España dirigida por el embajador José Félix de Lequerica recaló en Burdeos, donde se había establecido el Gobierno francés. Con el consentimiento del embajador y ante la ausencia del cónsul titular (Enrique Beltrán y Manrique), Propper, ayudado por el también diplomático Eduardo Casuso, permaneció constantemente en las oficinas consulares para atender en solo ocho días (del 18 al 26 de junio) la gran afluencia de peticiones de visado.

Según la Orden Circular n.º 152 del 1 de mayo de 1940 del Ministerio de Asuntos Exteriores, al ser necesario “restringir cuanto fuera posible” la entrada de extranjeros a España, la concesión de dichos visados solo era factible “en circunstancias de carácter urgentísimo”, con una “causa justamente razonada” y con la obligatoriedad para las misiones diplomáticas españolas de informar previamente. Propper –saltándose la preceptiva consulta a Madrid– decidió emitirlos por un plazo limitado de cuatro días, tiempo suficiente para que los refugiados pudieran atravesar España y llegar a Portugal. La “inmediata concesión” de estos “visados especiales”, así los llamaba Propper, facilitó la huida de miles de personas.

Al desaparecer los libros de registro del consulado, se desconoce el número exacto o al menos aproximado de visados que finalmente pudo conceder el diplomático español. Avner Shalev, presidente de la Junta Directiva de Yad Vashem, en su intervención el 12 de marzo de 2008 durante la ceremonia en honor de Propper para entregar a sus hijos el diploma y la medalla como Justo entre las Naciones, manifestó que se podía evaluar en un mínimo de 1.500 los visados otorgados tanto a judíos como a no judíos.

Apenas seis meses tras la firma de los visados que facilitaban el tránsito por España de la población judía, Serrano Suñer ordenó el cese de Propper y su traslado inmediato a Marruecos para ocupar el puesto de cónsul en Larache. Antes de su marcha, el presidente Pétain (por entonces, jefe de Estado al frente del Gobierno de Vichy) le concedió la Cruz de la Legión de Honor por las gestiones realizadas para culminar el armisticio franco-alemán. Ante ello, Serrano Suñer se mostró sumamente disgustado con el diplomático y escribió de su puño y letra en una minuta que la condecoración era debida a “los servicios prestados a la judería francesa”.

Propper nunca supo realmente cuáles fueron las razones del ministro para tal hostilidad, pero dos informaciones pudieron influir en la decisión: por una parte, la relativa a la utilización de su residencia como refugio de obras de arte de la familia Rothschild y, por otra, sus inclinaciones monárquicas en oposición a las falangistas.

Tras su paso durante veintidós meses por el consulado de Larache y otros tantos al frente del de Rabat, fue destinado al consulado de Zúrich. Posteriormente, entre 1949 y 1955 fue encargado de Negocios y luego ministro consejero en la embajada en Estados Unidos. Allí coincidió de nuevo con su mentor Lequerica, con cuyo equipo participó en la renovación de las relaciones diplomáticas entre Madrid y Washington, así como en las gestiones que condujeron a la entrada del Gobierno de Franco en la ONU.

Antes de jubilarse en 1965 tras 43 años de servicio activo, Propper fue nombrado embajador en Canadá (1955-1958) y en Noruega –acreditado también ante Islandia– (1958-1965).

Fruto de su matrimonio con Hélène Fould-Springer nacieron dos hijos: Elena y Felipe.

Pasado el tiempo, Eduardo Propper se convirtió en suegro del banquero Raymond Bonham Carter al casarse con él su hija Elena. De este matrimonio nació la actriz británica Helena Bonham Carter, su nieta, por tanto.

El diplomático falleció en 1972 en Londres. El 6 de agosto 2007 Yad Vashem lo reconoció como Justo entre las Naciones.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Administración (AGA), 82/6666, leg.R. 2295, ex. 4 y ex. 10, correspondencia y despachos de Lequerica al ministro; Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores (AGMAE), leg. PG. 88, exp. 21857, Hoja de servicios y Expediente Personal de Eduardo Propper de Callejón; Yad Vashem Archives, M.31.10867/13252, expediente para la concesión del título Justo entre las Naciones; Archivo Felipe Propper de Callejón, texto borrador de Eduardo Propper, sobre sus actividades profesionales entre 1931 y 1963, Oslo 18 octubre 1963, y borrador de un escrito, probablemente destinado a un libro de memorias, de Eduardo Propper respecto a las circunstancias que ocurrieron entre París y Burdeos en junio 1940.

Instituto Cervantes de Nueva York, Homenaje a Eduardo Propper de Callejón. Burdeos 1940, la labor humanitaria de un diplomático español (cat. exp.), Nueva York, Instituto Cervantes - The International Raoul Wallenberg Foundation, 2006; M. Paldiel, Diplomat Heroes of the Holocaust, Jersey City, KTAV Publishing House, 2007, pág. 204; J. A. Lisbona, “Eduardo Propper y de Callejón. La concesión de visados de tránsito”, en Más Allá del Deber. La respuesta humanitaria del Servicio Exterior frente al Holocausto, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, 2015, págs. 265-280; J. A. Lisbona, “Beyond Duty”, en Spain, the Second World War, and the Holocaust, Toronto, University of Toronto Press, 2020, págs. 163-164.

 

José Antonio Lisbona

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