Peruzzi, Baldasarre. Siena (Italia), 6.III.1481 – Roma (Italia), 6.I.1536. Pintor, arquitecto e ingeniero militar de la Monarquía Hispánica.
Italiano, nacido en Siena, se formó en su ciudad natal en el estilo de Pinturicchio. Como arquitecto comenzó su trabajo en 1503, en la construcción de San Pedro del Vaticano bajo la dirección de Bramante, y en 1520 llegó a ser adjunto de Antonio Sangallo el Joven, continuando vinculado a las obras de la basílica hasta su muerte.
Su aptitud para la arquitectura se puede encontrar ya en la Villa Le Volte, cerca de Siena, construida para Sigismondo Chigi (terminada en 1505), cuya familia era una de las más poderosas de Siena y quien lo introdujo en el ambiente romano, marcado por la presencia de Bramante y Rafael. Peruzzi, además, realizó un estudio constante de los “Monumentos antiguos”, evidenciado en sus numerosos dibujos, quizás destinados a un tratado científico (cientos de hojas sólo en los Uffizi), creados a través del estudio de las ruinas romanas y la lectura de Vitruvio, estudios que tendrán una notable influencia en la tratadística de Serlio.
También para la familia Chigi construyó en Roma, entre 1505 y 1511, una villa palacio (llamada por los propietarios posteriores Farnesina), con la fachada al jardín caracterizada por una logia flanqueada por alas salientes. La decoración de las fachadas se enriquece con dos órdenes superpuestos de pilastras coronadas por un friso esculpido de estilo antiguo, al que se abren las ventanas del ático. Peruzzi realizó, además, las trazas para la nueva catedral (1513-1514) y para la fachada de S. Maria in Castello (1515) en Carpi (provincia de Módena) y para Bolonia realizó diseños para la fachada de San Petronio (1522). Tras abandonar Roma (saco de 1527), donde había trabajado en la construcción de San Pietro tras la muerte de Rafael, regresó a Siena como arquitecto de la república, realizando obras de fortificación y en la catedral (1529). Roma siguió siendo, sin embargo, el principal contexto operativo de su arquitectura, culminando con el cargo de primer arquitecto de San Pedro (1532).
Desde 1520, tras la muerte de Rafael, trabajó en las construcciones de San Pedro del Vaticano, labor que suspende en 1527 tras el saqueo de Roma (como se ha señalado ut supra), volviendo a Siena, donde era nombrado arquitecto de la República. Allí dejó obras arquitectónicas y pictóricas, como la construcción y decoración de la Villa Belcaro. Vuelto a Roma entre 1530 y 1531 reclamado por el papa Clemente VII y, posteriormente, entre 1535 y 1536, por Paulo III, que le nombra arquitecto del Vaticano, intervino en las obras de la basílica y restauración del Belvedere.
La obra de Peruzzi es un ejemplo paradigmático de las inquietudes de un momento histórico en el que, llevado al extremo el estudio del clasicismo, se investigaban al mismo tiempo los límites y las posibilidades de la libertad, en una búsqueda formal revolucionaria y estimulante, aunque discontinua y no resolutiva.
Es en el ámbito de la arquitectura militar en el que se concentró al final de su carrera, siendo especialmente intensa en la última década de su vida, en el periodo comprendido entre el año previo al Sacco di Roma, el año 1526, y su muerte en enero de 1536. Sus primeros pasos como aprendiz y discípulo de Francesco di Giorgio Martini, debieron de familiarizarle desde su juventud con las novedades impulsadas por su maestro, en el ámbito de la fortificación contra la artillería, conocimientos que probablemente le mantuvieron a lo largo de su vida en contacto con otros compañeros más activos en el campo militar.
Aunque no hay constancia de otros trabajos relacionados con fortificaciones durante sus primeros treinta años de actividad, Baldassarre debió de mantenerse al corriente en lo que a poliorcética se refiere, ya que en 1526 fue llamado a supervisar el Castello Antonino de Piacenza, junto a la comitiva formada por Michele Sanmicheli, Antonio da Sangallo il Giovane, Antonio dall’Abacco y Pier Francesco da Viterbo. En este sentido, apunta también la existencia de un tratado de arquitectura militar conservado en la Accademia di Belle Arti di Firenze que en los últimos años ha sido atribuido a Peruzzi.
Tras el Sacco di Roma, fue nombrado “Architetto della Reppublica” y, con el encargo de inspeccionar sus fortificaciones, comenzó una serie de labores que lo tuvieron ocupado durante varios años en su ciudad natal. Durante este periodo realizó numerosas visitas para inspeccionar y reformar las fortificaciones de ciudades como Asciano, Chiusi, Chianciano, Sarteano o Porto Ercole, participando también, activamente, en los asedios de Poggio Imperiale y Florencia en 1529, llevado a cabo por un ejército del Sacro Imperio Romano Germánico y España, como representante sienés. Posteriormente, dirigió la reforma de las fortificaciones medievales de Siena, proyectando y dirigiendo la construcción de varios baluartes, entre los que se conservan todavía hoy día el Fortino delle Donne Senese, el Bastione di Porta Laterina y el hermoso ejemplo del Bastione di Porta San Viene.
Dada la asiduidad con la que otras ciudades solicitaron también sus servicios como ingeniero militar durante este periodo, su trabajo en la fortificación debió de ser muy reconocido más allá de las fronteras de la república sienesa. Este reconocimiento, unido a su retorno a Roma, propició su último gran encargo en el ámbito militar, y al que probablemente dio una solución más singular y personal: la construcción de una residencia fortificada para el cardenal Alessandro Cesarini en la villa de Roccasinibalda, al norte de Roma. Es probable que la idea del proyecto y los diseños conservados se remonten entorno al año 1530, momento en el que Peruzzi, a pesar de estar inmerso en sus labores como ingeniero militar para la Republica de Siena, obtuvo el permiso para asumir nuevos encargos que lo llevaron a Roma entre los años 1529 y 1532.
En este último proyecto de fortificación, concebido y construido ex novo a partir de 1537 sobre el emplazamiento de una escarpada colina, Baldassarre Peruzzi consiguió acordar la cultura de fortificación defensiva heredada de su maestro Francesco di Giorgio Martini, con las recientes propuestas pensadas para incorporar la respuesta ofensiva tanto en la capacidad funcional, como en la imagen expresiva de las defensas, propuesta por Michelangelo Buonarroti apenas un año antes para la defensa de Florencia.
La muerte de Baldassarre Peruzzi, coincidente con el inicio del proyecto, hizo que la fortaleza construida no fuera fiel a los diseños del arquitecto sienés. Precisamente fueron sus características más innovadoras desde el punto de vista de su forma y tipología defensiva las que acabaron siendo reemplazadas por soluciones más convencionales que desvirtuaron por completo el proyecto.
Los planteamientos de Peruzzi para esta fortaleza pudieron tener continuación en las propuestas realizadas por otros ingenieros de esa generación. En este sentido apuntan, por ejemplo, la renovación del Forte Malatesta de Arcoli-Piceno, realizada por Antonio da Sangallo il Giovane a partir de 1536, con un esquema análogo al frente de la fortaleza de Roccasinibalda, con un mastio central apuntado en su base y flanqueado por dos baluartes que se adelantan también hacia el frente, o la utilización de un esquema geométrico inusualmente similar al del puntone de Peruzzi por el ingeniero militar Gabriele Tadino di Martinengo en una ciudad tan alejada de Roma como San Sebastián, en la forma de su Cubo Imperial, también con un cuerpo triangular equilátero frontal adosado a otro rectangular, en la tercera década del siglo XVI.
Bibl.: N. Soldini, “El Gobernante Ingeniero: Ferrante Gonzaga y las estrategias de dominio en Italia”, en Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; “Peruzzi, Baldassarre”, en Dizionario Biografico degli Italiani, vol. 82, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana, 2015; A. Díez Oronoz, Una Bella sfida formale tra Quattro e Cinquecento I y II, tesis doctoral, Universidad del País Vasco, 2019.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño