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Arístides de Artiñano y Zuricalday

Biografía

Artiñano y Zuricalday, Arístides de. Bilbao (Vizcaya), 31.VIII.1840 – Bilbao (Vizcaya), 12.XII.1911. Historiador, periodista y político fuerista neocatólico.

Hijo de Miguel de los Santos Laureano Artiñano Ybarra y de Eustaquia María Zuricalday Urquijo, familia de situación económica acomodada o precaria, según distintos historiadores. Arístides se casó hacia 1868 con María Concepción Hermógenes Galdácano Avellaneda. El matrimonio tuvo cinco hijos, de los cuales el tercero, Gervasio Ángel (1873), y el benjamín, Pedro Miguel (1879), fueron notables ingenieros industriales, catedráticos e historiadores.

Arístides pasó la infancia en el municipio natal de su madre, Oquendo, donde realizó sus estudios primarios, volviendo a Bilbao para cursar el bachillerato en el recién creado Instituto Vizcaíno de segunda enseñanza.

Los estudios universitarios fueron itinerantes, pasando por las universidades de Valladolid, Central de Madrid (alumno de la Facultad de Derecho y “bachiller en Administrativo”) y Sevilla, obteniendo en esta última la licenciatura en Derecho Administrativo en el mes de junio de 1862, figurando como socio numerario de la Academia Sevillana de Jurisprudencia y Legislación antes del término de sus estudios. En 1863 consiguió el título de licenciado en Derecho Civil y Canónico.

Fue abogado de los Tribunales del Reino e individuo correspondiente de la Real Academia de la Historia, además de secretario de estadística del señorío de Vizcaya en 1864 y secretario del Consejo Provincial. Recibió de la reina Isabel II la distinción de la Orden de Carlos III. ​

Ya a los 20 años dio un avance de lo que iba a ser su constante ideario. Publicó en El Eco Vascongado un vehemente artículo titulado “Antiguos Sepulcros de Vizcaya”, donde defendía la existencia de un cristianismo vasco primitivo desde la temprana Edad Media.

No había terminado su carrera de Derecho en 1862 cuando simultaneaba los estudios con la labor literaria y periodística. Comenzó a colaborar asiduamente en el diario bilbaíno Euskalduna (1858-1873) desde 1864, donde escribió numerosos y acalorados artículos para ilustrar la opinión en materias de derecho consuetudinario y foral. Desde muy pronto se manifestó como un intelectual al servicio del foralismo neocatólico o tradicionalista.

En 1869 publicó el opúsculo Jaungoicoa eta Foruac: la causa vascongada ante la revolución española, calificado por algunos como “prenacionalista”, en el que reivindicaba los fueros vascongados y la unidad católica de España atacada por la legislación anticlerical del Sexenio Democrático. Artículo que le supuso la destitución de sus cargos en la Diputación de Vizcaya.

El compromiso carlista de Artiñano no ofrecía dudas durante todo el Sexenio Revolucionario (1868-1874). A lo largo de la Tercera Guerra Carlista fue organizador y cronista de algunos actos oficiales del rey don Carlos, redactando reglamentos, proclamas y alocuciones.

Exiliado en Francia al final de la guerra y comprendiendo que ya era indeseable su presencia en Bilbao, residió una treintena de años (1876-1906) en Barcelona, donde tuvo el acierto de lograr la confianza del I marqués de Comillas (Antonio López y López, 1817-1883), exitoso banquero y empresario, quien acababa de fundar en Barcelona su principal proyecto empresarial, la creación del Banco Hispano Colonial, del que Artiñano fue secretario general hasta su jubilación en 1906.

En la Ciudad Condal colaboró con el periódico Laurac-bat​ y fue una especie de cónsul de las provincias Vascongadas, apartándose por completo del campo de las luchas políticas, que hasta el término de la guerra civil habían absorbido sus energías. Pero mantuvo siempre el culto fervoroso de la Religión y de los Fueros.

Artiñano simultaneaba sus cargos empresariales con sus aficiones económicas y literarias vascófilas. En 1885 escribió su obra principal, El Señorío de Vizcaya, histórico y Foral (1885). En el año siguiente alcanzó el premio en las Fiestas Euskaras de Durango con Proyecto de Academia Vascongada de San Ignacio de Loyola (1886), quizá su obra más recordada.

A partir de 1888 Alzola observa en Arístides una dirección cada vez más acentuada hacia la vida ascética y espiritual, revelándose un sentido místico en los nuevos escritos, relativos a las coronaciones canónicas de la Virgen de la Merced o la de Begoña, y en otros manuales y devocionarios religiosos.

Jubilado en 1906, regresó a Vizcaya. Pasaba largas temporadas en la casa solariega de Oquendo y en el otoño volvía a Bilbao. Aunque apartado de las luchas políticas, Artiñano conservaba vivo el entusiasmo en las cuestiones forales. En 1908 volvió a la palestra en El Porvenir Vasco, abogando calurosamente por la restauración de las formas externas del Antiguo Régimen.

En resumen, Artiñano es considerado un destacado fuerista o prenacionalista, según las distintas y controvertidas tendencias historiográficas. Ha pasado a la memoria colectiva de Euskadi envuelto en la polémica que se esconde bajo los términos de “prenacionalista”, “nacionalista”, “forismo”, “foralismo”, “españolismo” y otros parecidos, fácilmente manipulables desde la ideológica política de cada uno. En sus 71 años de vida tuvo tiempo para pensar de distintas maneras, pero parece que no simpatizaba demasiado con Sabino Arana, quien menospreciaba el “pobre Arístides” y no logró encontrar en el neocatólico y antiguo carlista, firmes inquietudes separatistas, y mucho menos supremacismo racial.

 

Obras de ~: Jaungoicoa eta foruac: la causa vascongada ante la revolución española, Vitoria, Imp. a cargo de Mateo Sanz y Gómez, 1869; El Alzamiento de Vizcaya en 1872 y el convenio de Amorevieta, Sevilla, La Andalucía, 1872; Escursión de SS. MM. Católicas por el Señorío de Vizcaya en junio de 1874, Tolosa, Imprenta de Pedro Gurruchaga, 1874; El Señorío de Bizcaya, histórico y foral, Barcelona, La Peninsular, 1885; El poder legislativo foral en las provincias bascongadas, s.l., [1886]; Proyecto de Academia Bascongada, Barcelona, Tipo-litografía de los Sucesores de Ramírez, 1886; Jubileo sacerdotal de su santidad el papa León XIII, Barcelona, 1887; P. Novia de Salcedo, Diccionario etimológico del idioma vascongado, pról. de ~, Tolosa, Casa Editorial de Eusebio López, 1887; Crónica de la Coronación Canónica de la milagrosa imagen de Ntra. Sra. de la Merced, Barcelona, 1889; Coronación canónica de Nuestra Señora de Begoña, Barcelona, 1901; 1902. Jubileo Pontificio de León XIII: recuerdo de la peregrinación española a Roma, Barcelona, 1903; El Beato Valentín de Berrio-Ochoa y Aristi, Obispo y Mártir…, Bilbao, 1906.

 

Bibl.: S. Arana, “El proyecto de Academia Bascongada del señor de Artiñano”, en Euskal-Erria, 15, 227 (30 de octubre de 1886), págs. 361-364; V. de la Fuente, “El Señorío de Bizcaya histórico y foral, por D. Arístides de Artiñano y Zuricalday”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 10 (1887), págs. 201-211; P. de Alzola, “Estudio necrológico del Ilmo. Sr. D. Arístides de Artiñano y Zuricalday, leído en la sesión celebrada por la Comisión de Monumentos de Vizcaya el 6 de marzo, de 1912”, en Euskal-Erria, 1.064 (1913), págs. 216-489; J. L. Lizundia Askondo, “Proyecto de Academia Bascongada. 1886ko Euskal Jaien emaitza eta veste”, en Antoine d’Abbadie 1897-1997. Congrès International. (Hendaye, 1997), Donostia, Sociedad de Estudios Vascos / Eusko Ikaskuntza, 1998, págs. 655-661; J. Gracia Cárcamo, “Antes y después del nacionalismo. Arístides de Artiñano: una vida consagrada, a través de su obra histórico-jurídico-política, a la Santa Causa Foral”, en Notitia Vasconiae, 1 (2002), págs. 361-409; P. J. Chacón Delgado, Nobleza con libertad. Biografía de la derecha vasca, Bilbao: Editorial Atxular Atea, 2015, págs. 389-401.

 

Antonio Astorgano Abajo

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