Marín, Antonio. ?, p. t. s. XVIII – Guatemala, 1783 pos. Coronel e ingeniero en jefe.
El 28 de julio de 1742, era nombrado ingeniero extraordinario. Con fecha de 3 de julio de 1755 realizaba un Plano, perfil y elevación de un puente o palanca de madera que se propone hacer en el rio Güells, inmediato a la puerta de Figuerola, en la plaza de Gerona. En el mismo año trazaba un Plano y perfiles de una porción del castillo de la Seo de Urgel, y en noviembre de 1755 se le destinaba a la plaza de Cádiz, donde se encargaba de sus fortificaciones.
Promovido a ingeniero ordinario el 4 de marzo de 1762, recibía un oficio del gobernador de la plaza de Cádiz, por el que se le comunicaba una Real Orden confirmando su destino, bajo las órdenes del ingeniero jefe Francisco Gózar, director de las obras de fortificación de la citada plaza.
Entre 1766 y 1767, destinado en la Dirección Subinspección de Ingenieros de la Costa de Granada, trabajaba en las obras de los partidos de Adra, Almería y Vera. En ese último año revisó el castillo de San Pedro, en la cala San Pedro dentro del término municipal de Níjar, en el que encontraba ligeros desperfectos, para lo que realizaba el consiguiente presupuesto. Por otro lado, en esas fechas, según una solicitud suya a la corona, se le debían diversos salarios.
Antonio Marín debió de llegar a Guatemala a partir de 1770. El 29 julio de 1773, día de Santa Marta, y durante varios meses después, una serie de fuertes temblores sacudió a la Capitanía General de Guatemala, provocando la destrucción casi total de la ciudad del mismo nombre. Ante ello, las autoridades solicitaban numerosos dictámenes a funcionarios y militares para que consideraran la posibilidad de reconstrucción de la ciudad o bien su traslado; en este último caso, se solicitaba estudiar el sitio donde sería más conveniente establecer la nueva ciudad. Sin embargo, pronto se convencieron las autoridades locales de la imposibilidad de reconstruir sobre las ruinas de la ciudad, ya que la frecuencia en la repetición de los terremotos ocasionó que las pocas construcciones que se habían salvado en primer término cayeran con las réplicas.
En consecuencia, había que buscar el lugar adonde podría trasladarse a la capital del reino. Si bien en el reino de Guatemala se hallaba uno de los ingenieros más brillantes de cuantos estuvieron destinados en América, Luis Diez Navarro, su avanzada edad y sus achaques no le permitieron participar directamente en estos trabajos, aun cuando coordinaba buena parte de los mismos y elaboró un plano de lo que podría ser la futura nueva ciudad. Poco antes de que tuvieran lugar los seísmos, había llegado a la ciudad capital el ingeniero Antonio Marín, a quien se le encargó el reconocimiento de un par de sitios donde podría ser trasladada la ciudad. Sus conclusiones las vertía en una carta que enviaba a Pedro Martín Zermeño, quien estaba al mando del Real Cuerpo de Ingenieros, informándole sobre el reconocimiento que había realizado del traslado de la capital del reino de Guatemala:
“Ya tengo dicho a V.S. en 20 del citado mes de Agosto, y en cumplimiento de lo que sirvio prevenirme en el 17 del mismo el estado en que reconoci la ciudad, sus Templos, Conventos, casas de comunidades, edificios públicos, y los de sus vecinos, pues aviendo hecho muy menuda inspeccion de todos ellos, o de la mayor parte, y en el modo que lo permitia la brevedad del tiempo, y los vestigios de sus ruinas, y tambien la continuacion de terremotos,… y el juicio, que formé con la devida refleccion, pareciendome (como assi lo afirmo) que… la destruccion total, que han padecido algunas, pues se ven enteramente por el suelo; las que en otras se ven desde sus cimientos; y las que se hallan en pie, ofreciendo un gravissimo peligro. […] Y haciendo juicio de la capacidad, que ofrece este dilatado valle, o Pueblo de la Hermita, del buen temperamento, que se experimenta…, apartado de los volcanes que por momentos amenazan con sus repetidos retumbos, o estruendos a la Capital, de no ser escaso de agua, de haver facilidad para introducir otras, de apreciarse todas por de buena calidad, con las demás proporciones, que tiene con la proximidad a Guatemala, pues dista como 8. ó 9. leguas vulgares, parece por todas circunstancias mas proporcionado para la translacion de que se trata”. Dios Gue. á V.S. m.s a.s Hermita 27 de Xbre. de 1773. Con anterioridad, el 18 de agosto de 1773 realizaba un mapa del Llano de Jalapa y de Chiquimula de la Sierra.
Por su parte, Antonio Marín, aunque no participó directamente en la construcción de la Nueva Guatemala, tuvo un papel importante en los informes, ya citados, que se realizaron tras el terremoto de la repetidamente citada capital, trabajando en la delineación y nivelación de los terrenos y aguas, en la zona destinada a la erección de la nueva ciudad, donde aún seguía en 1783.
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Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño
