Pondal Abente, Eduardo. Ponteceso (La Coruña), 8.II.1835 – La Coruña, 8.III.1917. Poeta.
Eduardo María Pondal Abente es una de las máximas figuras del Rexurdimento gallego, junto con Rosalía de Castro y Manuel Curros Enríquez, y se erige en poeta oficial del Movimiento Regionalista de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Nació en Ponteceso, en la comarca de Bergantiños, en el seno de una familia aristocrática y enriquecida gracias a la fortuna cultivada en la emigración americana, donde su padre se había dedicado al comercio.
Fue el más joven de siete hermanos, de los que sólo una se casó (Julia), aunque sin descendencia, de modo que el poeta no tuvo herederos directos.
Siendo niño, y como era costumbre en las familias ricas del rural gallego, inició sus estudios acudiendo a caballo a la rectoral de Vilela de Nemiña acompañado por su fiel criado, Farruco da Bouza, donde aprendió latín con el párroco.
En 1848 marchó a Santiago de Compostela para estudiar el bachillerato en Filosofía, obteniendo el título de bachiller en 1854. Posteriormente inició la carrera de Medicina, que terminó en 1860. Fue en la ciudad universitaria donde se dio a conocer como escritor, en el contexto del Liceo de la Juventud, donde coincidió con Aguirre, Rodríguez Seoane, Murguía y con Rosalía, a quien es posible que conociese antes de 1853 debido a la amistad de ésta con su hermana Eduarda, y el Banquete de Conxo (1856), evento trascendental organizado para la confraternización entre estudiantes y artesanos. En el Banquete, Pondal leyó su “Brindis”, un poema en español que, junto con la composición de Aurelio Aguirre, escandalizó al poder eclesiástico compostelano. Por lo tanto, Pondal vivió la universidad recién deputada tras la revolución de 1846, en la que la juventud abrigaba las ideas liberales que estallaron con el pronunciamiento de O’Donnell en 1854.
Ejerciendo como médico de la Armada Española en Ferrol, publicó su primer poema en gallego en 1858, “El Canto de un Brigante. A campana de Anllóns”, en El País del 14 de febrero de ese año; la obra reapareció cuatro años después dentro del Álbum de la Caridad.
En 1861 consiguió una plaza en el Cuerpo de Sanidad Militar, en la fábrica de armas de Trubia (Asturias), pero la abandonó por no ser capaz de adaptarse al ambiente y disciplina militares. Desde 1864 no volvió a ejercer la medicina y se dedicó completamente a la poesía, estableciendo su residencia entre Ponteceso y La Coruña, ciudad esta última donde terminó afincándose definitivamente.
Fascinado por el celtismo que le mostró Murguía y que unía a los tertulianos de la coruñesa Librería Carré, también llamada Cova Céltica, Pondal asumió para sí mismo el aristocrático papel de “bardo” o poeta guía de la nación gallega, creyendo, además, en la existencia del bardo Ossian que, en realidad, se había inventado el poeta escocés McPherson y que Pondal habría leído a través de una traducción francesa de 1867. Ese papel de “guía” del pueblo lo llevó a buscar el vacío dejado por la ausencia de poesía épica en la literatura gallega, una intención que, para Pondal, estaba ineludiblemente vinculada al nacionalismo y al celtismo, del que no pudo encontrar más señales que las que el propio Murguía le relataba. También se basó en las alusiones presentes en las sagas irlandesas, como la de los fenios, pueblo que habitaría en España antes de establecerse en Eirin y cuyo jefe, Breogán, había nacido en España y fundado la ciudad de Brigantia, donde levantaría la Torre de Breogán desde la que su hijo Ith vería la isla de Irlanda y habría navegado hasta ella, para ser herido de muerte, acontecimiento que causaría que Breogán conquistase definitivamente la isla. Es esa mitología celta irlandesa a la que Pondal alude en su poesía, aunque a menudo se limita a evocaciones con héroes inventados cuyos nombres tienen una raíz toponímica.
En busca de dotar a la literatura gallega de esa épica inexistente, Eduardo Pondal escribió a lo largo de toda su vida el extenso poema Os Eoas, que tiene como tema el descubrimiento de América y está compuesto en octavas reales organizadas en veintiocho cantos y un epílogo. En vida no publicó la obra, e incluso le cambió varias veces el título; empezó siendo A América descoberta y contenía cinco cantos, pero Murguía se refiere al poema en 1865 como Colón, y veinte años después se habla de él en la prensa como Os Eoas. Finalmente, Pondal no llegó a ver la obra publicada y no se sabe con certeza si llegó a considerarla conclusa.
Lo cierto es que el texto, editado por Amado Ricón en 1992, es un poema escrito en el siglo XX pero realizado extemporáneamente con el mismo espíritu renacentista, también con intención de dignificación nacional, que inspiró a Camões con Os Lusíadas o a Torcuato Tasso en la Gerusalemme Liberata.
Rumores de los pinos, su primer libro, fue publicado en 1877 y cuenta con veintiún poemas escritos en gallego y español, que servirá como antecedente del siguiente, Queixumes dos pinos (1886), que recupera los poemas en gallego del anterior, traduce algunos de los castellanos y va incluyendo poemas conforme se va reeditando. En este segundo poemario hay, sin duda, la intención de Eduardo Pondal de erigirse en poeta eminentemente gallego.
La poesía de Pondal, que revisaba constantemente y reelaboraba en múltiples ocasiones, busca la estilización del lenguaje literario a través de la utilización de numerosos cultismos. Su obra puede dividirse en dos etapas, una primera de corte romántico, entre 1854 y 1868, en la que predomina el cultivo literario de la lengua castellana, y una segunda etapa regionalista, con gran influencia de Murguía, que se inicia con Rumores de los pinos. La influencia del celtismo de la Cova Céltica hace que el poema Os Eoas, comenzado en la fase más temprana, sea reformulado desde una perspectiva regionalista.
Pondal entendía la poesía como un elemento de vertebración de la misión colectiva de los pueblos, de modo que sus palabras están puestas al servicio del objetivo común de los gallegos como una especie de pueblo gloriosamente destinado a liderar un imperio hispánico. Pero también hay una poesía pondaliana de hondo lirismo basada fundamentalmente en la vivencia del paisaje rústico de la Galicia de Bergantiños, su comarca natal. Es la poesía que Carballo Calero relaciona con la égloga, una especie de canto rústico en el que el mar es visto desde tierra.
Eduardo Pondal también es autor de numerosos poemas sueltos que podrían ser textos finalmente no incluidos en alguno de los poemarios publicados, o partes de otras obras que no llegó a realizar.
Parte de ellos fue publicada muy tardíamente por Ricardo Carballo Calero en Pondal: versos iñorados ou esquecidos (1960), y en Eduardo Pondal, novos poemas (1971). En 1995 se comenzó a editar la obra completa del autor en varios tomos, en los que se incluyen tanto los libros publicados por Pondal en vida como sus poemas sueltos y manuscritos, en edición crítica.
Obras de ~: Rumores de los pinos, Santiago de Compostela, Tipografía de M. Mirás y Álvarez, 1877; Queixumes dos pinos, La Coruña, Biblioteca Gallega, 1886; Versos iñorados ou esquecidos de Eduardo Pondal, Pontevedra, Centro de Estudios Fingoi, 1961; Poesía Galega Completa, Santiago de Compostela, Sotelo Blanco, 1995.
Bibl.: M. Murguía, “Eduardo Pondal”, en Los Precursores, La Coruña, Biblioteca Gallega, 1885; R. Carballo Calero, Eduardo Pondal, Vigo, Galaxia, 1965; R. Otero Pedrayo (dir.), Gran Enciclopedia Gallega, Gijón, Silverio Cañada, 1974; R. Carballo Calero, Historia da Literatura Galega Contemporánea (1808-1936), Vigo, Galaxia, 1981 (3.ª ed.); A. Ricón, Eduardo Pondal, Vigo, Galaxia, 1981; Estética poética de E. Pondal, Sada, Ediciós do Castro, 1985; X. M. Dobarro y M. Ferreiro, “Breve achegamento á biografía de Pondal”, en Eduardo Pondal. Home libre, libre terra, extra-7 de A Nosa Terra, Vigo, Promocíons Culturais Galegas, 1986; M. Forcadela, A harpa e a terra. Unha visión da poesía lírica de Eduardo Pondal, Vigo, Xerais, 1988; A. González Catoyra, “González Pondal y Abente, Eduardo María”, en Biografías coruñesas, s. l., Fundación Caixa Galicia, 1990; M. Ferreiro, Pondal: Do dandysmo á loucura (Biografía e correspondéncia), Santiago de Compostela, Laiovento, 1991; A. Ricón, “Limiar”, en E. Pondal, Os Eoas (Unha aproximación), La Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1992, D. Vilavedra (coord.), Diccionario da literatura galega, vol. I (Autores), Vigo, Galaxia, 1995, págs. 475-480.
Inmaculada López Silva