Palacios de Arce, Francisco de. Madrid, 1622- 1625 – 27.I.1652. Pintor.
Francisco de Palacios murió con apenas treinta años, lo que hace lamentar la escasa producción de este pintor. Natural y vecino de Madrid, según su biógrafo Palomino, Francisco era de ascendencia burgalesa, pues sus padres, Simón de Palacios y María de Arce, procedían de Espinosa de los Monteros.
Nacido entre 1622 y 1625, su infancia y adolescencia permanecen oscuras, si bien Palomino señaló que su formación pictórica la tuvo con Velázquez, llegando a ser uno de los discípulos que más imitaron su manera.
La primera noticia fechada que se conoce de la vida de Palacios data del 10 de enero de 1646, cuando formalizó sus capitulaciones matrimoniales con Josefa Bergés, hija del pintor y mercader de cuadros Francisco Bergés y de la acaudalada Felipa de Mendoza. En ellas se acordaba por parte de la contrayente una dote de 6000 reales, repartidos en dineros, joyas y ajuar de casa, y por parte de Francisco una contribución de al menos 200 ducados por ser Josefa “doncella, virtuosa [...] y de nobles padres”. También se exigió a Palacios una carta de dote para cumplir con lo prometido so pena de 400 ducados, ya que la contrayente era futura heredera de memorias y ricas fundaciones. Palacios cumplió con lo pactado el 30 de ese mes, y a pesar de todas las objeciones, del matrimonio nacieron dos hijos: Francisco y Catalina.
Su carrera como pintor fue abriéndose paso en el mercado madrileño, no sin dificultades, pues el 4 de septiembre de 1647 el artista otorgó un poder a procuradores para que le defendieran en un pleito que sostenía con Jerónimo González de Bricianos a causa de un cuadro de San Juan que le había pintado.
No parece que Palacios tuviera más contratiempos en estos años, y los documentos que de él hacen referencia le muestran plenamente integrado en el ambiente artístico madrileño. Así, en 1648 asistió a la almoneda del pintor Antonio Puga comprando diversos dibujos, estampas y otros objetos, entre ellos, un molde de cera. Un año después, en 1649, Palacios figuró junto a cincuenta pintores en el pleito contra la cofradía de los Siete Dolores por la liberalidad de la pintura a favor de Alonso Cano, Nardi y Guerra Coronel.
En estos años su domicilio se fija en la Puerta del Sol, y su economía parece ser holgada cuando actúa como fiador del platero Juan Francisco de Mola, en prisión por haber herido en la cabeza a uno de sus aprendices.
Como tantos otros pintores, Francisco Palacios alternó sus actividades pictóricas con la venta de cuadros. Cuando su carrera empezaba a destacar, la muerte le sobrevino el 27 de enero de 1652, falleciendo en plena juventud. El 22 de diciembre del año anterior, el pintor había otorgado testamento, ordenando su enterramiento en una de las sepulturas que la hermandad de San Nicolás —de la que era cofrade— tenía en el Convento de San Felipe. Entre las mandas declaró que había prestado una espada y una daga a Don Diego de Silva nombrando por herederos a sus dos hijos.
Como pintor es muy poco lo que de él se conoce. Palomino ya señaló que “no se sabe de obra pública de su mano”, si bien ensalzó sus retratos entre los particulares. En el testamento del pintor se hace mención precisamente de un retrato que había hecho a la mujer de un José Ferriol, oficial de la secretaría de Indias. A pesar de la referencia de Palomino, es evidente que Palacios tuvo algunos encargos públicos. Ponz y Ceán consignaron un San Onofre y un San Francisco de Asís en la antigua iglesia madrileña de las Arrepentidas. Estos cuadros, hoy en el Convento de las Calatravas en Moralzarzal (Madrid), presentan un estilo sumamente personal con un gran dominio de la técnica, acorde con su maestro.
Sus cuadros más conocidos son, sin embargo, una pareja de bodegones conservados en la colección austríaca del conde de Harrach. Están firmados en 1648, y su complejidad en el tratamiento de los objetos capturando el aire ambiente, al modo de Velázquez, le convierten en uno de los mejores pintores barrocos españoles en el campo de la naturaleza muerta. Su especialidad en este género se constata también por el hecho de que su suegro conservaba en su colección pictórica tres fruteros y un bodegón de mesa de la mano del yerno.
A pesar de las pocas obras que hoy se conocen de Palacios, su personalidad es importante en los años centrales de la centuria, siendo de lamentar como ya se ha dicho su temprana desaparición y escasa repercusión.
Obras de ~: San Onofre, Convento de madres calatravas, Moralzarzal (Madrid); San Francisco de Asís, Convento de madres calatravas, Moralzarzal (Madrid); Bodegón con frutas, Palacio Rohrau, Colección Harrach, Austria, 1648; Bodegón con panes, Palacio Rohrau, Colección Harrach, Austria, 1648; ¿Sueño del Caballero?, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
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Álvaro Piedra Adarves