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Beato Rufino Lasheras Aizcorbe

Biografía

Lasheras Aizcorbe, Crescencio. Rufino. Arandigoyen (Navarra), 15.VI.1900 – Boadilla del Monte (Madrid), 1.IX.1936. Religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OH), mártir y beato.

Era hijo de Saturio Lasheras Lasa e Inés Aizcorbe Monreal, labradores de modesta fortuna, cristianos prácticos, muy inclinados a las obras de misericordia.

Tuvieron siete hijos, tres de los cuales abrazaron la vida religiosa. Fue bautizado el mismo día de haber nacido, en la parroquia de San Cosme y San Damián, con el nombre de Crescencio. El sacramento de la confirmación lo recibió de manos del obispo de Pamplona fray José López Mendoza el 2 de noviembre de 1901 en la parroquia de Villatuerta.

Vivía fielmente sus prácticas religiosas, llegando su párroco a hacer de Crescencio el siguiente elogio: “Era un joven en la edad, pero un viejo en la madurez de juicio”. Sin duda, teniendo delante el ejemplo de su hermano mayor, fray Álvaro, después de haber cumplido el servicio militar, el beato Rufino, sin haber cumplido los veintisiete años, ingresó en la Orden Hospitalaria incorporándose en Ciempozuelos el 13 de enero de 1927. Con fecha de 25 de abril del mismo año tomó el hábito hospitalario en Carabanchel Alto, cambiando el nombre de Crescencio por el de fray Rufino, dando inicio al noviciado canónico. Un año después, el 10 de mayo, emitió la profesión de los votos temporales; y tres años más tarde, en la misma fecha, hizo la profesión solemne. Para la formación complementaria propia del neoprofesorado pasó a Ciempozuelos, en cuyo tiempo se le encomendó el servicio hospitalario de vela nocturna en una de las enfermerías del sanatorio psiquiátrico; fue su entrega en la asistencia a los enfermos con “caridad y abnegación heroica”, llenando su cometido a plena satisfacción de todos. Y en todas las demás casas por las que pasó formando comunidad (Santurce, Carabanchel), “gozó de muy buena fama y reputación de religioso observante”.

En julio de 1936 formaba parte de la comunidad de Carabanchel Alto, y vivió momentos delicados ante los registros y zozobras pasadas en el hospital. El 1 de septiembre de 1936 fueron trasladados en un autocar a Boadilla del Monte, donde, alineados ante la fosa llamada Charco Cabrera, les mataron. Al morir, el beato Rufino Lasheras tenía treinta y seis años de edad y nueve de vida religiosa como hermano de San Juan de Dios. El 8 de abril de 1992, después de la aprobación del proceso por martirio el 14 de mayo de 1991, y antes de la beatificación el 25 de octubre de 1992, se hizo canónicamente el reconocimiento de los restos de los doce hospitalarios que se conservan en el instituto-hospital San José; dispuestos en urnas individuales, fueron colocados en los sarcófagos de la misma cripta, donde actualmente son venerados. Su fiesta litúrgica se celebra el 30 de julio como “Mártires de la Hospitalidad”.

 

Bibl.: O. Marcos Bueno, Violencias, profanaciones y asesinatos cometidos por los marxistas en los Establecimientos de San Juan de Dios: Ciempozuelos, Carabanchel Alto y Talavera de la Reina, Palencia, Editorial Hospitalaria, 1938; R. M. Saucedo Cabanillas, “Hasta el Cielo”, en Biografía y martirio de 54 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, Madrid, ARGES, 1952; O. Marcos Bueno, Testimonio Martirial de los Hermanos de San Juan de Dios en los días de la persecución religiosa española, Madrid, Editorial Hospitalaria, 1980; F. Lizaso Berruete, Testigos de la misericordia hasta el martirio, Madrid, Editorial Hospitalaria, 1992.

 

José Luis Martínez Gil, OH

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