Font i Quer, Pius (Pío). Lérida, 9.IV.1888 – Barcelona, 2.I.1964. Botánico.
Pius Font i Quer, o Pío Font Quer, pues de ambos modos firmó sus trabajos, fue hijo único del matrimonio leridano formado por el farmacéutico Manuel Font i Balué, aficionado al excursionismo, y Sofía Quer i Roca, cuya amplia cultura y carácter inquieto se reflejaron en iniciativas como la creación de la revista La Mujer Moderna, fundada en 1904 en Manresa (Barcelona), a donde la familia se había trasladado unos años antes. De Manresa el joven Pius pasó a Barcelona en 1905 para estudiar en su Universidad la licenciatura en Ciencias Químicas, cuyos cuatro cursos estudió en tres años, pues acabó en 1908. Aficionado al excursionismo, como su padre, e iniciado en la Botánica a través de un curso de la Institució Catalana d’Història Natural, resolvió estudiar a continuación la carrera de Farmacia, la única que en Barcelona incluía entonces enseñanzas oficiales de Botánica.
Esta vez le bastaron dos años para terminar unos estudios de cuatro, en los que se licenció en 1910. En 1911 se doctoró en Farmacia en la Universidad Central con una tesis de índole botánica titulada Ensayo fitotopográfico de Bages.
La carrera profesional de Font se encauzó ese mismo año de 1911 al ingresar por oposición en el Cuerpo de Sanidad Militar como farmacéutico y obtener su primer destino en Mahón (Menorca, Islas Baleares).
Sucesivos traslados en el desempeño de su puesto fueron acompañados siempre de la dedicación a la Botánica, ya que Font aprovechó para herborizar en los diferentes lugares a donde le llevó su carrera militar.
Sin embargo, como botánico, su principal afiliación institucional fue a la Junta de Ciències Naturals de Barcelona, una entidad municipal destinada a apoyar el Museu de Ciències Naturals de Barcelona y la investigación asociada a éste. Font se incorporó a los trabajos de esta Junta en 1916 y en ella trabajó muchos años por la creación de un gran centro especializado, lo que consiguió en 1935 con el Institut Botànic de Barcelona. Su liderazgo en este ámbito institucional de la ciencia catalana queda de manifiesto en su rápida consolidación profesional. Tras un primer nombramiento de carácter honorífico como naturalista agregado, pasó a ser en 1917 auxiliar técnico de Botánica, en 1918 conservador de Botánica del museo y a finales de ese mismo año regente de las secciones de Fanerogamia, Criptogamia y Geografía Botánica de dicho centro. Por Real Orden de 6 de noviembre de 1920 se le encargaba el desempeño de la cátedra de Botánica Descriptiva de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, de la que se había ocupado interinamente desde 1917. Y en 1921, tras la jubilación de Artur Bofill, era nombrado para ocupar el puesto que éste dejaba vacante como director del Museu de Ciències Naturals de Barcelona. En apenas una década Pius Font i Quer se había situado a la cabeza de los naturalistas en Cataluña. No ha de extrañar que en 1922 ingresara en la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona.
Entre otras virtudes, Font supo establecer y cultivar fructíferas relaciones de colaboración. Con Carlos Pau, farmacéutico de Segorbe (Castellón) que, desde su posición no académica, sobresalió en su tiempo como uno de los mejores conocedores de la flora ibérica, mantuvo desde su juventud amistad y colaboración, remitiéndole numerosas plantas para su estudio.
En el Museu de Ciències Naturals logró enrolar desde 1917 a Enric Gros, un excepcional recolector que trabajó en muchos de sus proyectos. Y más tarde, a partir de 1933, iba a descubrir también el talento, en este caso como dibujante, del entonces adolescente Eugeni Sierra, que ilustró muchas de sus obras más tardías y que se iba a convertir en una referencia para la ilustración botánica en España durante el resto del siglo XX.
La ascendente carrera de Font, bien cimentada en un trabajo de investigación botánica de primer nivel y en las correspondientes publicaciones científicas, tropezó empero con las peculiaridades del sistema universitario cuando en 1922 concurrió a la oposición que se había convocado para cubrir en propiedad la cátedra de Botánica que él mismo venía desempeñando.
Contra toda evidencia, el tribunal otorgó la plaza a Cayetano Cortés, cuyo currículo científico en Botánica era por entonces prácticamente nulo y, en todo caso, enormemente inferior al de Font. Esto apenas interrumpió, sin embargo, su labor docente, que ejerció desde 1923 en la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona.
Su trayectoria científica sufrió un nuevo giro en 1926, al ser ascendido en su carrera de farmacéutico militar, cargo que seguía desempeñando por entonces en Barcelona. Nombrado farmacéutico mayor, se vio obligado a elegir un nuevo destino, y éste fue el Protectorado Español en Marruecos. Sus años en el norte de África fueron de una extraordinaria intensidad científica, hasta el punto de convertirle en una de las máximas autoridades en la flora marroquí, al nivel de figuras de la Botánica francesa como René Maire o Louis Emberger. Concibió de hecho el proyecto de preparar una magna Flora Occidentalis que abarcase todo el oeste del Mediterráneo, es decir, tanto de la Península Ibérica como de Marruecos, los dos territorios cuya flora había llegado a conocer en profundidad.
Además de su labor investigadora personal, centrada en la taxonomía vegetal y en la florística, es decir, en la descripción y la clasificación de las diferentes formas de plantas y en el inventario de su presencia en distintas regiones y localidades, Pius Font i Quer impulsó, en su ya mentada dimensión de organización y promoción institucional, otras áreas y subdisciplinas de la Botánica. En 1928, con la ayuda de su discípulo José Cuatrecasas y bajo la dirección honorífica de Carlos Pau, fundó la revista Cavanillesia, primera dedicada monográficamente a la Botánica en España y en la que publicaron los mejores especialistas del momento, incluidos muchos extranjeros, hasta su desaparición durante la guerra en 1938. En el Museu de Ciències Naturals trató de impulsar los estudios de Geografía Botánica y Ecología Vegetal contratando en 1923 a Emilio Huguet del Villar como regente de la sección de Fitogeografía. La vinculación de Huguet del Villar, que había destacado como introductor en España de la moderna Ecología Vegetal, apenas pudo prolongarse un año, debido entre otras causas a las dificultades que para el funcionamiento institucional de la Junta de Ciències Naturals supuso el período de la dictadura de Primo de Rivera a partir de 1923. Pero Font retuvo su interés por fomentar este campo de investigación, que trató de vincular más tarde a la Escuela Fitosociológica del suizo Josias Braun-Blanquet con sede en el centro fundado por éste en la ciudad francesa de Montpellier. Tal vínculo se concretó en la excursión por Cataluña de Braun-Blanquet y otros botánicos europeos en 1934, auspiciada y organizada por Font y Cuatrecasas, que significó el inicio de la introducción de la Fitosociología en España.
Tras su etapa en Marruecos, Font regresó a Barcelona coincidiendo casi en el tiempo con la proclamación de la República en 1931. Nuevamente asumió la dirección del Museu de Ciències Naturals y ahora también del Jardí Botànic de Barcelona, con motivo de su traslado a Montjuïc, donde estaba previsto que, más adelante, se instalase el centro de investigación botánica que Font anhelaba. A partir de 1933 retornó también a la docencia universitaria, al incorporarse como profesor agregado permanente a la Universidad Autónoma de Barcelona para impartir Botánica farmaceútica.
Aprovechó este último puesto para reforzar su programa de investigación florística con dos colaboradores alemanes, Werner Rothmaler, especialista como él en fanerógamas o plantas con flor, y Rolf Singer, que ampliaba su radio de acción a las criptógamas, tales como los hongos. De hecho, los estudios sobre hongos ya venían siendo fuertemente impulsados por Font, a través no sólo de algunas de sus investigaciones y publicaciones, sino también de las actividades del Plan Quinquenal Micológico de 1931 a 1935. Mientras tanto, la obtención por su discípulo José Cuatrecasas de la cátedra de Botánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central en 1931, consolidaba la madurez de una escuela de Botánica catalana, fundada sobre los cimientos asentados por científicos anteriores, como Antonio Cipriano Costa, Federico Tremols o Joan Cadevall, pero creada en lo fundamental por Pius Font i Quer. A la Botánica ibérica y norteafricana abarcada por Font, Cuatrecasas añadió, además, su especialización en Botánica tropical, que concretó fundamentalmente en el estudio de la flora de Colombia a partir de 1932.
Entre 1932 y 1937 Font se encargó de completar la publicación de la Flora de Catalunya, obra de Joan Cadevall de la que se habían llegado a publicar tres volúmenes entre 1913 y 1922. Font supervisó la aparición de los tres volúmenes inéditos y agregó las partes correspondientes a gimnospermas, redactada por él, y pteridófitos, a cargo de Rothmaler, con lo que se culminaba este gran empeño de la Botánica catalana, auspiciado por el Institut d’Estudis Catalans como entidad editora.
La manifestación tangible de todo este apogeo de la influencia de Font fue la creación en 1935 del Institut Botànic de Barcelona. Como director del mismo, Font apenas pudo, sin embargo, desarrollar la actividad del nuevo centro más allá de unos cuantos meses, debido al estallido de la Guerra Civil en julio de 1936.
En ese momento Font se encontraba en un viaje botánico con alumnos por la sierra de Albarracín y, visto el cariz de los acontecimientos, resolvió volver a Barcelona.
Durante los tres años de contienda se ocupó de la salvaguarda de los ricos herbarios y colecciones del Institut, fruto de todo el trabajo anterior, y trabajó en solitario sobre tales materiales preparando su proyectada Flora Occidentalis.
Al terminar la guerra fue detenido y juzgado por un tribunal militar acusado de auxilio a la rebelión, a pesar de no haber participado en actividades bélicas ni haber militado en formaciones políticas. El hecho de haber regresado a Barcelona, en zona republicana, en el verano de 1936 y el haber firmado un manifiesto de protesta por los bombardeos de Barcelona fueron motivos suficientes para condenarlo a ocho años de prisión, de los cuales cumplió dos, entre 1939 y 1941, encarcelado en el castillo de Montjuic.
Tras salir de la cárcel en libertad provisional, reanudó algunos trabajos, tomando parte en las actividades clandestinas del Institut d’Estudis Catalans y de la Institució Catalana d’Història Natural, y recuperando el contacto con botánicos como el fitosociólogo Braun-Blanquet, que desde Montpellier viajaba a menudo a España para estudiar la vegetación del valle del Ebro.
En 1946 se reincorporó discretamente al Instituto Botánico de Barcelona, del cual había sido creador y director, como encargado de una sección para elaborar la Flora Hispánica. Se consiguió también en ese año publicar de nuevo una revista especializada en Botánica, que llevaba por título Collectanea Botanica.
Pero el ambicioso proyecto para redactar, bajo el amparo del Institut d’Estudis Catalans, una actualizada flora de Cataluña, que sustituyese a la necesariamente anticuada Flora de Cadevall, que él mismo había ayudado a concluir unos años atrás, apenas llegó a dar algún fruto.
Las dificultades y estrecheces que en general encontró para continuar las investigaciones botánicas que había perseguido en el período anterior le empujaron hacia trabajos más hacederos en los ámbitos, que ya de antes le habían interesado, de la divulgación y de la lingüística, siempre en relación con la Botánica. En el primero destaca, entre otras obras, su libro de 1962 Plantas medicinales, subtitulado El Dioscórides renovado, reeditado una y otra vez, que puede considerarse un clásico absoluto en la literatura botánica para públicos amplios en España. En el segundo su aportación supone la recogida de numerosas voces vernáculas relacionadas con plantas y hongos, la normalización del lenguaje botánico en catalán y también una notable contribución al rigor y la precisión de la lengua castellana en materias de botánica, gracias, entre otros trabajos menores, a su muy consultado Diccionario de Botánica de 1953. Unida su labor como publicista y tratadista a su constante producción científica en artículos y monografías, la bibliografía de Font i Quer es enormemente prolija y de ella sólo puede recogerse aquí la selección que figura más abajo.
Pius Font i Quer había contraído matrimonio en 1919 con Emilia Civit i Bellfort, con la que tuvo cinco hijos.
En los años previos a su muerte, ocurrida a principios de 1964, aún le quedó a Font la satisfacción de recibir varias distinciones y nombramientos, entre ellos la presidencia del Institut d’Estudis Catalans en 1958 y el doctorado honoris causa por la Universidad de Montpellier en 1959, que venían a reconocer lo extraordinario de su trayectoria y su obra, aun con lo que claramente tuvieron de truncadas e incompletas.
Este doble sentimiento de admiración por lo que fue y de frustración ante lo que pudo ser se trasluce en una valoración tan autorizada como la del ecólogo Ramon Margalef, quien en 1981 dejaba escrito que, además de ser “un científico absolutamente moderno”, “Pius Font i Quer fue una de nuestras cabezas mejor construidas, que el país pudo aprovechar sólo a medias”.
Obras de ~: “Notes sobre la flora de Bages”, en Butlletí de la Institució Catalana d’Història Natural (BICHN), 10 (1910), págs. 99-109; Ensayo fitotopográfico de Bages, Mahón, Tipografía Mahonesa, 1914; “Una excursió botànica a la Catalunya transibèrica”, en Treballs de la Institució Catalana d’Història Natural, 1 (1915), págs. 1-27; “La vall de l'Avencó (Nota de geografia biològica)”, en BICHN, 16 (1916), págs, 130-145; “Instruccions per a la recol·lecció, preparació i conservació de les plantes”, en Treballs del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, 1 (1917), págs. 1-41; “Adiciones a la flora de Menorca”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (BRSEHN), 19 (1919), págs. 268-273; “Contribució al coneixement de la flora catalana occidental”, en Treballs del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, 5 (1920), págs. 193-233; “Los herbarios de Cataluña y su conservación”, en Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona (MRACAB), 18 (1925), págs. 431-452; Illustrationes florae occidentalis: quae ad plantas hispaniae, lusitaniae et mauritaniae, novas vel imperfecte cognitas, spectant, Barcelona, Museo de Ciencias Naturales, 1926; “Datos acerca de la flora orófila de Gredos”, en BRSEHN, 29 (1929), págs. 265-270; con L. Emberger y R. Maire, “La végétation de l’Atlas rifain occidental”, en Comptes-Rendues Sommaire des Séances de la Société de Biogéographie, Alger, 42 (1929), págs. 70-75; con J. Codina, “Introducció a l’estudi dels macromicets de Catalunya”, en Cavanillesia, 3 (1931), págs. 100-189; con J. Braun-Blanquet, “L’Excursion de la SIGMA en Catalogne (Pâques 1934)”, en Cavanillesia, 7 (1935), págs. 89-110 y 153-167; “Resultats del pla quinquenal micològic a Catalunya, 1931-1935”, en Arxius de l’Escola Superior de Agricultura de Barcelona, 3 (1937), págs. 523-536; Iniciació a la Botànica (Morfologia vegetal), Barcelona, 1938; “Los estudios botánicos en la provincia de Lérida”, en Ilerda, 1 (1943), págs. 214-285; “Addicions i esmenes a la Flora de Catalunya”, en BICHN, 37 (1949), págs. 46-58; “Comentario al Glosario de voces romances del Dr. Asín Palacios”, en MRACAB, 30 (1950); “Ortografía y fonética de diversas voces castellanas en lexicografía botánica”, en MRACAB, 30 (1951), págs. 441-447; Diccionario de Botánica, Barcelona, Labor, 1953; “Algunas noticias sobre nombres colectivos de plantas”, en MRACAB, 31 (1954), págs. 435-444; Botánica pintoresca, Barcelona, Ramón Sopena, 1960; “Los hongos de Cataluña y su nomenclatura popular”, en MRACAB, 33 (1960), págs. 241-277; Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Barcelona, Labor, 1962.
Bibl.: A. y O. Bolòs, “Biografía de P. Font i Quer”, R. Candel Vila, “El Dr. Pío Font Quer y las investigaciones botánicas en Marruecos”, y L. Emberger, “Quelques souvenirs sur P. Font Quer”, en Collectanea Botanica, 7 (1968), págs. 5-45, págs. 166-206 y págs. 281-285, respect.; J. Carbonell (dir.), Gran Enciclopèdia Catalana, vol. VII, Barcelona, Enciclopedia Catalana, 1976, pág. 572; R. Margalef i López, “Meditació sobre la recerca a la Universitat”, en Sobre les formes de l’activitat universitaria, Barcelona, Universitat, 1981; J. M. Camarasa, “Pius Font i Quer: un precursor de l’etnobotànica farmacèutica a Catalunya”, en Arxiu d'Etnografia de Catalunya, 3 (1984), págs. 175-186; Miscel·lània, homenatge al Dr. Pius Font i Quer, Lleida, Institut d’Estudis Ilerdencs, 1988; A. González Bueno, “Las campañas botánicas de P. Font Quer en el Norte de África: una reconstrucción de los “Iter Maroccanum” (1927-1935)”, en Treballs de l'Institut Botànic de Barcelona, 12 (1988), págs. 7-55; J. Vallès i Xirau, Homenatje de la Facultat de Farmàcia de Barcelona al Dr. Pius Font i Quer en el centenari del seu naixement, Barcelona, Universitat, 1988; E. Boix, Font i Quer, Barcelona, Edicions de Nou Art Thor, 1989; C. Riera i Fonts y J. Vallès i Xirau, Pompeu Fabra, Pius Font i Quer i Miquel de Garganta. Un epistolari fonamental per a la lexicografia catalana (1928-1953), Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1991; M. Artis y J. M. Camarasa, “Pius Font i Quer (Lleida, 1888, Barcelona, 1964). La maduresa de la botànica catalana”, en J. M. Camarasa y A. Roca Rosell (dirs.), Ciència i tècnica als Països Catalans: una aproximació biogràfica, Barcelona, Fundació Catalan per a la Recerca, 1995.
Santos Casado de Otaola