Ayuda

Marcelino Idoyaga Madariaga

Biografía

Idoyaga Madariaga, Marcelino. Forua (Vizcaya), 2.I.1903 – Aránzazu (Guipúzcoa), 19.II.1991. Compositor y organista.

Adquirió sus primeros conocimientos musicales en la preceptoría del convento de los padres franciscanos de Forua, en el que estudió hasta cumplir los catorce años, con el padre José María Usobiaga, profesor de Solfeo y Piano. Ingresó en el colegio Seráfico del santuario de Nuestra Señora de Aránzazu el 1 de septiembre de 1915, trasladándose en julio del año siguiente al Santo Domicilio de Zarauz, para tomar el hábito franciscano después de un año de noviciado, con la intención de sumarse a la vida monástica. Durante su estancia en el seminario menor de Aránzazu, formó parte de la banda del colegio. De vuelta a Aránzazu, realizó tres cursos de Filosofía, tras los cuales pasó a Olite a estudiar Teología.

No estando plenamente convencido de su vocación sacerdotal, al poco tiempo abandonó la Orden franciscana, volviendo a su casa natal de Forua.

Comenzó así una etapa de su vida de gran actividad musical, ya que fue la de músico la profesión por la que optó en su vida seglar. Residió en la localidad vizcaína de Sestao, desde donde se desplazaba a Las Arenas para impartir clases de Música a familias acomodadas, o a diversas iglesias para ejercer de organista, como las de Santa María de Portugalete y Guernica, o el convento franciscano de Bermeo. En los cines amenizaba películas mudas, y fue conocido también tocando el piano en el Batzoki de Guernica. Durante algunos años fue profesor de Solfeo en La Escontrilla, en San Salvador del Valle (Vizcaya), hasta mayo de 1931, en que se suprimió dicho cargo. Tras pasar la Guerra Civil en Forua, en su casa natal, reanudó su actividad como organista en las parroquias en las que había trabajado como tal con anterioridad al conflicto bélico, como Portugalete, localidad en la que en 1947 fue organista de la iglesia de Santa María.

Readmitido nuevamente en 1948 en la Orden franciscana, ya plenamente convencido, ingresó en el noviciado de Zarauz, regresando a Aránzazu para realizar los cursos de Teología. Llevó a cabo la profesión solemne en 1952 y recibió el sacramento del sacerdocio el 28 de septiembre de ese mismo año. Desde entonces, vivió en el monasterio de Aránzazu, desarrollando plenamente su actividad musical como responsable de la organistía del santuario, además de profesor de Piano en el seminario entre 1953 y 1977 y de impartir clases de Solfeo, Piano, Órgano y Armonía, así como encargado del acompañamiento de misas en diversas parroquias. Compaginó todas estas actividades con la enseñanza de asignaturas como Matemáticas o Geografía, además de las obligaciones propias del sacerdocio.

Practicaba diariamente armonía, piano y órgano, dedicando esos momentos de estudio también a la composición.

Aficionado a los pájaros y amante de la naturaleza, era conocida su extraordinaria sensibilidad tanto artística como humana. Músico continuador de las viejas tradiciones del santuario de Aránzazu, demostró también ser poseedor de una gran inquietud, que le llevó en lo musical a profundizar en diversas facetas, además de en la interpretación organística, como se deduce de la correspondencia que en 1954 mantenía con Tomás de Manzarraga y con Samuel Rubio, sobre análisis de canto gregoriano, materia que le interesó particularmente. También dan muestra de este afán investigador diversas anotaciones suyas sobre la afinación de bandurria, con citas de libros, que se encuentran entre sus notas personales, así como la autoformación en materias como la instrumentación a través de diversos manuales especializados. No rechazó innovaciones, como el órgano eléctrico, y actuó como organista en acontecimientos, como la inauguración del órgano eléctrico del monasterio de Santa Clara de Portugalete en 1961. Ejerció, además, de forma continuada como organista no sólo en el santuario de Aránzazu, sino ofreciendo muchos conciertos y acompañando a músicos famosos fuera del monasterio.

Una parte importante de su obra musical aparece indisolublemente ligada a su labor de organista del santuario, ya que compuso desde musicalizaciones de oraciones hasta misas completas. La música profana también está presente en el corpus por él compuesto, tanto en forma de armonizaciones como de creaciones originales.

Sus obras, incluso aquellas escritas para voz y órgano, como el caso de su Misa corporativa, presentan ciertos rasgos de impresionismo pianístico, con sonoridades que en más de una ocasión pueden llegar a evocar las armonizaciones del Padre de Donostia.

 

Obras de ~: Salve Regina, 1938; Gure meza, 1969; Agur, agur; Agur, Jesusen ama; Aintza zuri, meza santua; Aldarean bai det; Ama maite Maria; Ara zein gozo; Arantzazuko; Aur eder baten billa; Aurtxoa seaskan; Ave de Begoña; Ave María; Azken apari; Begira nago; Benedicta; Biotz batez; Errodrigotxo; Euskal soñu zarrak; Goizian goizik; Gure meza; Gure aita; Himno a San Martín de la Ascensión de Aguirre; Iru errege orienteko; Izan zaitez beti; Jesus maitia zan; Jesus,munduko argia; Maitasuna; Marcha de los Reyes Magos; Marcha de San Juan; Meza santuko doiñuak; Misa Corporativa Melodiada; Misa del Santísimo Sacramento; Maite zaitut; Ogi zerutik; Oh Señor... yo no soy digno!; Ona bildots eztia; Oñazez; Ostian bizi zera; Or zaude Jesus aldarean; Ogei kanta Arantzazuko; Proclama mi alma; Sangre en la arena; Uxo zuriya; Zein gozo ta eder, y Zugan jauna, s. f.

 

Bibl.: “Ha muerto el P. Marcelino Idoyaga”, en Arantzazu (abril de 1991), pág. 23; A. E. Gorosabel Garai, “Idoyaga Madariaga, Marcelino”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VI, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, pág. 395.

 

Amaia Elixabet Gorosabel Garai

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares