Julián Sanz, Narciso. Madrid, 1913 – Villaviciosa de Odón (Madrid), 22.V.2003. Militante del Partido Comunista de España (PCE) y miembro de su Comité Central.
Narciso Julián nació en una numerosa familia ferroviaria. Su padre, Nicolás, tenía un empleo, equivalente al actual de un jefe de tren, en la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, donde ingresó Narciso a los diecisiete años, tras terminar su formación como mecánico ajustador en la Escuela Municipal de Areneros de Madrid. Pronto se afilió al Sindicato Ferroviario, próximo al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Allí conoció a muchos de los que más tarde serían amigos suyos y destacados miembros del Partido Comunista, como Lucio Santiago, Francisco Antón, Domingo Girón, entre otros.
Indalecio Prieto, entonces ministro de Hacienda de la Segunda República, consideraba sectarios a los comunistas, por lo que influyó sobre el Sindicato para que los expulsaran. Narciso, en desacuerdo con la medida, dejó el Sindicato e ingresó en las Juventudes Comunistas, primero, y en el Partido Comunista, después.
En 1934, inició sus estudios en Peritaje Industrial.
Era ya un activo militante comunista. La huelga de octubre le sorprendió en el Depósito de Máquinas de Príncipe Pío. Sufrió su primera detención, fue fichado y expulsado de la empresa, a la que se reincorporó en marzo de 1936, con la amnistía del Gobierno del Frente Popular, correspondiéndole una indemnización por el tiempo que estuvo cesante. Con este dinero decidió tomar unas vacaciones y acudir a las Olimpiadas Antifascistas que se iban a celebrar en Barcelona como protesta por la Olimpiada que se desarrollaba en Berlín a mayor gloria de Hitler.
Llegó a Barcelona en tren, el 19 de julio, y allí se enteró del levantamiento del ejército de África. Acudió a la sede del partido donde se repartían armas, tomando parte en el asalto a Capitanía. Pasó en Barcelona el resto de julio recibiendo formación en el manejo de ametralladoras y armas ligeras. A primeros de agosto, se enroló en la columna “Carlos Marx” y partió hacia el frente de Aragón, donde fue herido por metralla de una bomba y trasladado a Madrid. Una vez dado de alta fue nombrado comandante del Batallón Ferroviario, con el que participó en acciones de guerra en la sierra norte de Madrid hasta septiembre. La reorganización del Ejército Popular decretada por el gobierno de Largo Caballero, le convirtió en jefe de Brigada, con el título de comandante del Batallón de Trenes Blindados, puesto en el que permaneció hasta casi el final del conflicto, cuando con motivo del golpe de Casado pasó a una compañía de carros de combate, con la que trató sin éxito de oponérsele.
El fin de la guerra le sorprendió, como a muchos otros, en el puerto de Alicante, deambulando bajo falsa identidad por los campos de concentración de la zona hasta mediados de septiembre de 1939, momento en que fue delatado, llevado a Madrid, y recluido en la cárcel de Porlier. Instruido el sumario, se formó un Consejo de Guerra que le condenó a muerte, pena que fue conmutada sucesivamente por la de cadena perpetua y treinta años de reclusión.
Comenzó así su primer peregrinaje por las cárceles de Porlier, Alcalá de Henares, el Dueso, Yeserías, Ocaña… En 1946, fue puesto en libertad y comenzó a trabajar en varios talleres de Madrid, a la vez que mantenía una activa lucha clandestina que le obligó a poner tierra por medio. En Francia contactó con el propio Santiago Carrillo, que determinó su vuelta a Madrid para reconstruir el Partido en la capital. En esta labor tuvo que realizar diversos viajes a Francia, al tiempo que en España participaba en la organización de huelgas, como la de 1951.
En septiembre de 1954 acudió a Praga como delegado al V Congreso del PCE, donde fue elegido miembro del Comité Central. Regresó a España y comenzó a sentir la presión policial muy de cerca. Finalmente fue detenido y sometido a todo tipo de torturas, que resistió con entereza. En 1955 se enfrentó a su segundo Consejo de Guerra, bajo la acusación de pertenencia al Comité Central del PCE, del que salió con su segunda condena de muerte que, como la anterior, fue conmutada por dos penas de reclusión de treinta años cada una. Afrontó así su segundo peregrinaje por las cárceles españolas (Carabanchel, Valencia, Burgos y Yeserías), aquejado de lesiones en la columna vertebral, producto de las torturas recibidas.
El 14 de abril de 1969, en la cárcel de Almería, contrajo matrimonio con Soledad y el 2 de octubre de 1972 llegó la libertad. Narciso tenía entonces sesenta años y la salud muy quebrantada, pero no dejó de participar activamente en la política a través del Partido Comunista.
Consiguió su simbólico reingreso en RENFE, siendo nombrado agente honorario. Más tarde y como jubilado vivió a la orilla del mar —en Barcelona, primero, y Torrevieja después— por recomendación médica. A los noventa años y con la salud muy quebrantada, falleció en Villaviciosa de Odón, donde se encontraba recibiendo tratamiento médico en un centro geriátrico.
Fuentes y bibl.: Entrevista personal con ~.
E. Comín Colomer, Historia del Partido Comunista de España, Madrid, Editora Nacional 1967; G. Moràn, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, Barcelona, Editorial Planeta, 1986, (Col. Espejo de España).
Eusebio Toral Zuazo