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Antonio Flores

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Biografía

Flores, Antonio. Elche (Alicante), 16.XII.1818 – Madrid, 16.VII.1865. Escritor costumbrista, novelista y cronista.

Nació, en el seno de una familia acomodada. Su padre, natural de Madrid, residió en Elche como contador de la casa de Arcos para practicar una liquidación de sus bienes y ventas en unión del administrador general Juan González Briceño. En el año 1836 la familia Flores se instaló definitivamente en Madrid. Años más tarde, Antonio Flores contrajo matrimonio con Magdalena Regoyos. De dicho enlace nació Eugenio Antonio, escritor que se dio a conocer en la segunda mitad del siglo XIX con sus artículos de costumbres y novelas de corte folletinesco y naturalista. El 16 de febrero de 1857, Antonio Flores fue nombrado oficial de la Secretaría de la Intendencia General de la Real Casa. El 15 de marzo del mismo año fue ascendido a oficial primero. En el año 1858 acompañó a Sus Majestades a las Islas Baleares, Aragón y Cataluña como cronista oficial y el 3 de noviembre de 1860 fue nombrado secretario de la Intendencia General de la Real Casa y Patrimonio y vocal de la Junta Consultiva.

Antonio Flores fue uno de los principales costumbristas de la época y el primero que escribió una novela de costumbres: Doce españoles de brocha gorda (1846). En época temprana dirigió la revista literaria El Laberinto (1843-1845), publicación de idéntico corte a la ideada por Mesonero Romanos en el Semanario Pintoresco Español, aunque en la publicación de Flores prima más la crítica teatral y se prescinde de la publicación por entregas de novelas. La relación de colaboradores, así como la calidad literaria de ellos —Alcalá Galiano, Bretón de los Herreros, Espronceda, Gil y Carrasco, Hartzenbusch, Mesonero Romanos, Zorrilla— y el acierto de Flores en la elección y disposición de los artículos hicieron posible que fuera conocido en los círculos literarios de la época, siendo usual ver su nombre en la redacción de numerosos periódicos. Su inclusión en el cuadro de Esquivel, Los Románticos, junto a los escritores más afamados de la época, habla por sí sola.

Desde las páginas de los periódicos y revistas La América, El Clamor Público, La Época, La España, El Museo de las Familias, La Risa, El Semanario Pintoresco Español, La Semana, entre otros, Flores desgranó la realidad social española a través del artículo de costumbres.

Sus escritos fueron múltiples, y si bien figura por derecho propio como discípulo aventajado de los maestros del género costumbrista, su obra está relacionada, inexorablemente, con la aparición de la adormecida novela realista, anticipándose en tres años a la publicación de La Gaviota (1849) de Fernán Caballero.

En la novela Doce españoles de brocha gorda, Flores trazó una peripecia argumental sirviéndose de los tipos no incluidos en la magna colección costumbrista Los españoles pintados por sí mismos (1843- 1844). Flores se ocupa, por ejemplo, de tipos y modos de vivir contemporáneos, como el estafador de nuevo cuño —el caballero de industria— o un tipo de celestina politizada —la cuca— que saca pingües beneficios estafando a carlistas e isabelinos. De igual forma introduce modelos sociales ausentes en Los españoles pintados por sí mismos, como la aristocracia corrupta o el nuevo pícaro.

En 1850 publicó la novela Fe, esperanza y caridad, relato que sigue las huellas de la célebre novela Los misterios de París, de E. Sue. En 1852 apareció su obra Historia del matrimonio, relato hilvanado mediante la presentación sucesiva de cuadros en donde los jóvenes protagonistas reflejan las relaciones amorosas de la época. El auge de las fisiologías inspiró a Flores en la composición de estos cuadros, en una época en la que convergen la novela de folletín, las escenas costumbristas y las fisiologías. Su Crónica del viaje de SS. MM. a las Islas Baleares, Aragón y Cataluña (1861) es un libro ameno e ilustrado al mismo tiempo, en el que desgrana los momentos más emocionantes del viaje y, especialmente, los recibimientos de las autoridades y del pueblo.

De su corpus costumbrista destaca su gran obra Ayer, hoy y mañana o la fe, el vapor y la electricidad, cuadros sociales de 1800, 1850 y 1889. La influencia de Mesonero parece estar presente en la elección del título —recuérdese su cuadro Antes, ahora y después—, aunque el contenido y enfoque de la escena y tipos varíe sustancialmente. Flores describe con cierto candor los hábitos y costumbres de sus mayores desde una perspectiva harto nostálgica y condescendiente, por ejemplo en Un dómine de ayer, Un hombre de estado en bruto, Pasatiempos honestos, Un visitón, Juego de prendas. Por el contrario, en los cuadros pertenecientes a la sociedad de 1850, la coetánea al autor, se observa una constante censura, dirigida, especialmente, contra los nuevos hábitos y comportamientos que esa misma sociedad adopta. Temas como la sociedad del “quiero y no puedo”, el sistema penitenciario, la venalidad de la justicia o la falsa moralidad de los representantes eclesiásticos protagonizan no pocas páginas de su Ayer, hoy y mañana. Se podría afirmar que los aspectos más esenciales del costumbrismo de Mesonero y Larra inciden al unísono en Flores, de ahí que no se pueda establecer un modelo único, pues utiliza tanto el tono condescendiente de Mesonero como el estilo mordaz y punzante de Fígaro.

Las líneas más significativas de su costumbrismo remiten al lector a motivos harto repetitivos entre los escritores del género. Las diatribas más punzantes de su costumbrismo irán dirigidas contra aquellos adaptadores o traductores de obras francesas, modelos que reflejan una moral relajada y unos hábitos en contradicción con la moral cristiana: maridos burlados, esposas infieles, hijos adulterinos... Situaciones que embelesaban al público y que actuaban como modelos en la sociedad de la época. La finalidad ético-docente asumida por el teatro moratiniano será para Flores el modelo a seguir: de ahí su postura y visión negativa ante este tipo de piezas teatrales. Su obra Ayer, hoy y mañana es, igualmente, un documento de gran valor tanto para el estudioso del costumbrismo como para el historiador, pues gracias a este mosaico de escenas se puede conocer el proceso evolutivo de un contexto histórico completamente distinto al descrito por los maestros del género.

 

Obras de ~: Doce españoles de brocha gorda, que no pudiéndose pintar a sí mismos, me han encargado a mí, Antonio Flores, sus retratos. Novela de costumbres contemporáneas, Madrid, Imprenta de D. Julián Saavedra y Cía., 1846; Fe, esperanza y caridad, novela de costumbres, Madrid, Imprenta de L. García, 1850; La historia del matrimonio. Gran colección de cuadros vivos matrimoniales, pintados por varios solteros malogrados en la flor de su mocedad, Madrid, Imprenta de L. García, 1852; Ayer, hoy y mañana, o la fe, el vapor y la electricidad, cuadros sociales de 1800, 1850 y 1899, dibujados a la pluma por ~, Madrid, Imprenta de J. M. Alonso, 1853; Crónica del viaje de SS. MM. y AA. RR. a las Islas Baleares, Cataluña y Aragón, en 1860, escrita de orden de S. M. la Reina por ~, Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1861; Tipos y costumbres españolas, Sevilla, Francisco Álvarez y Cía., 1877.

 

Bibl.: A. Ferrer del Río, “Crítica literaria”, en La América, 10 (27 de mayo de 1862); G. le Gentil, Les revues littéraires de l’Espagne pendant la première moitié du xixe siècle, Paris, Hachette, 1909; P. Ibarra Ruiz, “Antonio Flores y Algovia. Noticias biográficas del festivo escritor ilicitano. Sus últimos momentos”, en Nueva Ilice, 16 de diciembre de 1918; R. Benítez Claros, Antonio Flores. Una visión costumbrista del siglo xix, Santiago de Compostela, Secretariado de Publicaciones, 1955; J. F. Montesinos, Costumbrismo y novela, Madrid, Castalia, 1960; V. Ramos, Literatura alicantina. Ensayo crítico y bibliográfico, Madrid, Alfaguara, 1965; J. Latour Brotons, “Un ilicitano olvidado: Antonio Flores Algovia”, en Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, 1972; E. Rubio Cremades, Costumbrismo y folletín. Vida y obra de Antonio Flores, Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, Patronato “José María Cuadrado”-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1976-1979, 3 vols.; “El costumbrismo de Antonio Flores”, en Cuadernos Hispanoamericanos, 355 (1980), págs. 184- 196; “Antonio Flores y Los españoles pintados por sí mismos”, en Escritores alicantinos contemporáneos, Alicante, Universidad de Alicante-Ayuntamiento de Elche, 1982, págs. 5-20; “La configuración urbana madrileña del siglo xix a través de los tipos y escenas de Antonio Flores”, en Caminería Hispánica, Guadalajara, AACHE Ediciones, 1996, págs. 307-316; “Tipos ausentes en Los españoles pintados por sí mismos: Doce españoles de brocha gorda”, en VV. AA., Actas del I Coloquio de la Sociedad de Literatura Española del siglo xix: Del Romanticismo al Realismo, Barcelona, Universidad, 1999, págs. 301-306.

 

Enrique Rubio Cremades

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