Zufriategui y Mas de Ayala, Rafael. Montevideo (Uruguay), 1773 – ?, p. m. s. XIX. Diputado, sacerdote.
Hijo de Francisco de Zufriategui, de Eibar (Guipúzcoa), y de Catalina Mas de Ayala, criolla.
Capellán del Real Cuerpo de Artillería del Departamento del Río de la Plata, fue diputado por Montevideo y la Banda Oriental del Uruguay y Norte del Río de la Plata (Virreinato de Buenos Aires) en las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813), siendo elegido en 1811 en Montevideo por los nueve electores correspondientes. En torno a su nombramiento hubo cierta polémica, motivada por la presión de las autoridades españolas y el desacuerdo por ello de una parte del Ayuntamiento de Montevideo, hasta el punto de que tuvo dificultades para que se aprobaran sus poderes, habida cuenta que se presentó en Cádiz sin ellos, al parecer por haberlos extraviado. Prestó juramento el 28 de julio de 1811, sustituyendo así a José Antonio Fernández, presbítero, que había renunciado a su cargo. Continuamente expuso las reivindicaciones de su provincia, solicitando la abolición del paseo del Real Pendón, alegando que “se hace anualmente sin el debido decoro y sólo sirve para recordar la conquista de las Américas”. Formó parte de la comisión de Negocios Ultramarinos y obtuvo la creación de un Consulado en Montevideo, si bien la insurrección habida en Buenos Aires y la lucha mantenida por las tropas españolas desde Montevideo, al mando de Vigodet, debieron influir en su creación (13 de enero de 1812). Típico representante de autoridades coloniales de su provincia, intervino frecuentemente para dar muestras de la lealtad de Montevideo a España, comunicando a las Cortes urgentes demandas de intervención del ejército, a pesar de que la mayoría de los diputados criollos estaban en contra de dicha intervención en América. Así, pidió en las Cortes varias veces el envío de municiones y tropas contra los insurrectos de Buenos Aires, que le apodaban Fray Sufra, con lo que desde muy pronto hizo gala de un absolutismo que le procuró un cierto aislamiento y, en algunos casos, hasta un calculado desprecio por parte de los diputados liberales, tanto peninsulares como americanos. Hizo varias propuestas para que se concretara la fecha de disolución de las Cortes, arguyendo que, al estar ya elaborada la Constitución, no tenía sentido que continuaran funcionando, siendo el momento adecuado para que “dieran prueba de su desprendimiento, disolviéndose lo más pronto que fuese posible” (13 de marzo de 1812). Todo ello creó gran descontento, hasta el punto de que el Ayuntamiento de Montevideo mostró su desacuerdo y solicitó su destitución y el nombramiento de otro diputado.
Solicitó permiso de las Cortes para regresar a su país después de prestar el debido juramento a la Constitución, aunque no se le concedió hasta el día 21, una vez que ésta había sido ya promulgada. Volvió a ser diputado en las Cortes Ordinarias de 1813 y luego en las del Trienio (1820-1822). Durante su estancia en Cádiz, se alojó en la calle de San Juan, n.º 70.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 3 n.º 27.
Congreso de los Diputados, Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, Madrid, Imprenta de J. A. García, 1870; R. Comenge, Antología de las Cortes de Cádiz, t. II, Madrid, Congreso de los Diputados-Imprenta de J. A. García, 1910, pág. 730; J. M.ª García León, Los diputados doceañistas, t. II, Cádiz, Ayuntamiento, 2006, págs. 572-573; M. Urquijo Goitia (dir.), Diccionario biográfico de parlamentarios españoles.
Cortes de Cádiz. 1810-1814, Madrid, Cortes Generales, 2010 (CD).
José María García León