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Juan Martín Cabezalero

Biografía

Martín Cabezalero, Juan. Almadén (Ciudad Real), c. 1634 – Madrid, 24.VI.1673. Pintor.

Nacido en Almadén (Ciudad Real) hacia 1634, según la afirmación de su biógrafo Palomino que constató su muerte en 1673, con apenas cuarenta años. su trayectoria vital hasta llegar a la Corte es aún oscura. Hijo homónimo de Juan Martín Cabezalero, vecino de Almadén, e Isabel Muñoz, se ignora cuándo se trasladó a Madrid. La primera noticia fechada que se conoce de la vida de Cabezalero le relaciona con el pintor Juan Carreño de Miranda (1614-1685), su maestro, al decir también de Palomino, y le muestra ya como profesional. Procede de una tasación madrileña de pinturas que realizó en 1666 cuando contaba casi con treinta años de edad y en ella se declaraba “pintor”, “vecino de esta Villa” y residente frente al convento de San Gil en casa de Carreño. No se sabe cuándo Cabezalero entró en el taller de este maestro, si bien el hecho de vivir aún en casa del pintor asturiano evidencia la estrecha amistad y familiaridad que hubieron de tener ambos artífices.

Su primera obra conocida está firmada también en el año 1666. Representa a un San Jerónimo (Meadows Museum, Dallas) y su estilo, ya maduro, conjuga una técnica vigorosa, muy suelta, a base de grandes trazos de color puro y planos a contraluz, con un sutil dramatismo a lo Ribera y una sublime admiración por Van Dyck, elegante y contenida, heredada de Carreño.

Un año después en el verano de 1667 contrató la que ha de ser su obra más importante: los cuatro grandes lienzos de la Pasión de Cristo (Crucifixión, Camino del Calvario, Lanzada y Ecce Homo) para la capilla franciscana de la Venerable Orden Tercera de Madrid. Realizados con una sorprendente complejidad de situaciones y composiciones, sin duda lo más original de cuanto se veía en el Madrid de esos años, los modelos parten de prototipos flamencos-venecianos, sabiamente elaborados y estudiados por el artista hasta hacerlos suyos, para llegar a fundirse de forma magistral con las lecciones de Velázquez presentes a través de los consejos de Carreño. La obra se concluyó en la primavera de 1618 y por ella cobró una importante cantidad (6.200 reales), que refleja su prestigio en alza.

Simultáneamente, nada más acabar la obra de la capilla franciscana, el 18 de junio de 1668 recibió otro importante encargo para la cartuja del Paular, esta vez junto con su condiscípulo José Jiménez Donoso (c. 1632-1690). Ambos artistas se comprometieron a realizar tres lienzos —hoy perdidos— con pasajes de la historia de san Bruno, al parecer encastrados en la bóveda de la sala capitular.

En 1669 ejerció de nuevo como tasador de pinturas.

El 2 de octubre tasó en Madrid una modesta colección de cuadros y el 26 y 27 de noviembre valoró, junto a su maestro Carreño —corroborando una vez más la estrecha relación entre ambos artistas—, los “Riberas” de la importante colección del duque de Medina de las Torres.

A partir de este momento la biografía documental de Cabezalero queda desierta hasta el 13 de junio de 1673 en que redactó su testamento. Para ello dio licencia a su madre por tener “algunas dependencias” con ella y mandó que se le enterrara en la parroquia de San Sebastián. Se informaba que estaba ya en la cama y no podía firmar el documento por la gravedad de su enfermedad. Once días después, el 24 de junio, murió Juan Martín Cabezalero en la cima de su corta carrera, siendo enterrado en la parroquia de San Sebastián tal como había dispuesto. En su partida de entierro se notifica su domicilio en la madrileña plaza del Ángel, independiente ya de la tutela de Carreño, y se le declara soltero. Su madre, a la que dejaba por única heredera, le sobrevivió diez años y, por su propia declaración testamentaria, se sabe que vivía con otro hijo llamado Antonio, al parecer también soltero y al que le dejó heredero a su vez de todos sus bienes.

A pesar de las pocas obras que hoy se conocen de Cabezalero, su actividad pictórica para la Corte fue brillante e intensa, cultivando con asiduidad la pintura al fresco (historias de la Pasión de Cristo en la iglesia de San Plácido —destruidos en 1908—, techo de la capilla del Almirante, etc.). Su influencia como pintor también es patente entre los pintores de su época, especialmente en su condiscípulo Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia, quien le admiró e imitó al principio de su carrera.

El retrato moral de Cabezalero lo define Palomino como modesto, humilde y sumamente estudioso.

 

Obras de ~: San Jerónimo, Meadows Museum Dallas, 1666; Ecce-Homo, Camino del Calvario, Crucifixión, Lanzada, capilla de la Venerable Orden Tercera, Madrid, 1667-1668; Asunción de la Virgen, Museo del Prado, depósito en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife; Pasaje de la vida de san Francisco, Museo del Prado, Madrid; Apoteosis de san Bruno, colección particular, Madrid; Imposición de la casulla a san Ildefonso, colección Apelles; Comunión de santa Teresa, Museo Lázaro Galdiano, Madrid; Aparición de san Pedro de Alcántara a santa Teresa, iglesia del Carmen, Jerez de la Frontera (Cádiz); San Juan Bautista, Museo Lázaro Galdiano, Madrid; Inmaculada Concepción, Museo de Bellas Artes, Salamanca.

 

Bibl.: A. A. Palomino y Velasco, El Museo Pictórico, y escala Óptica con El Parnaso Español Pintoresco Laureado, Madrid, Imprenta de Sancha, 1715-1724 (Madrid, Aguilar, 1988); A. Ponz, Viaje de España, Madrid, Ibarra, 1772-1794 (t. II, Madrid, Aguilar, 1988); J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, t. 1, Madrid, Imprenta Viuda de Ibarra, 1800; L. Viardot, Notices sur les principaux peintres de L’Espagne, Paris, Gavard, 1839; E. Mélida, “Pintura. La Escuela de Madrid”, en Arte en España (1862), pág. 214; L. Alonso Anareta-Protasio, “Cabezalero”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (BSEE) (1915), págs. 33-40; E. Tormo, “Más de Cabezalero. Pintor de la Escuela de Madrid”, en BSEE (1915), págs. 41- 50 y 109-123; Las iglesias del Antiguo Madrid, Madrid, Imprenta de A. Marzo, 1927; C. de Polentinos, “El Convento de San Hermenegildo, de Madrid”, en BSEE (1933), pág. 45; E. Lafuente Ferrari y M. Friedlander, “El realismo en la pintura del siglo XVII”, en VV. AA., Historia del Arte Labor, vol. XII, Madrid, Labor, 1935; Marqués de Saltillo, “Artistas madrileños (1592-1850)”, en BSEE, 1953, págs. 190- 192; D. Angulo Íñiguez, Pintura del siglo XVII, en M. Almagro Basch et al., Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, vol. XV, Madrid, Plus Ultra, 1971; M. Agulló y Cobo, “El arte del Paular en los Documentos del Archivo Histórico Nacional”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños (AIEM), 66 y 68 (1975); Noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI y XVII, Granada, Universidad, 1978; J. L. Barrio Moya, “Diez cuadros de Cabezalero tasados por Ruiz de la Iglesia”, en Archivo Español de Arte (AEA) (1980), pág. 387; M. Agulló y Cobo, Más noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI y XVII, Madrid, Ayuntamiento, 1981; M. Fernández García, “Algunos pintores (II) y escultores que fueron feligreses de la parroquia madrileña de San Sebastián”, en AIEM (1982), pág. 70; VV. AA., Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo (1650-1700), catálogo de exposición, Madrid, Museo del Prado, 1986; M. B. Burke, “Paintings by Ribera in the collection of the Duque de Medina de las Torres”, en The Burlington Magacine (1989), págs. 132- 136; A. E. Pérez Sánchez, “Precisiones sobre Juan Martín Cabezalero”, en VV. AA., Velázquez y el arte de su Tiempo. V Jornadas de Arte, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1991, págs. 247-257; Pintura barroca en España, 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1992; M. Agulló y Cobo, Documentos para la Historia de la Pintura Española, t. I, Madrid, Museo del Prado, 1994; M. B. Burke y M. Cherry, Spanish Inventoires I, Colecctions of Paintings in Madrid, 1601- 1755, Michigan, Ann Arbor, 1997; VV. AA., En torno a Velázquez. Pintura Española del Siglo de Oro. The Apelles Collection, Oviedo, Museo de Bellas Artes de Oviedo, 1999.

 

Álvaro Piedra Adarves