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Valentín Ferraz Barrau

Biografía

Ferraz Barrau, Valentín. Anciles, Benasque (Huesca), 14.II.1792 – San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 31.VIII.1866. Militar y político.

Miembro de una familia noble del Pirineo aragonés, fueron sus padres Tomás Ferraz (Benasque) y Teresa Barrau (Anciles). Falleció soltero y sin descendencia.

Su primo José Ferraz y Cornel fue ministro de Hacienda en diversas ocasiones. Además, Valentín Ferraz era primo segundo de Eusebio Bardají y Azara.

Al iniciarse la Guerra de la Independencia abandonó sus estudios para enrolarse como cadete (3 de diciembre de 1808) en el regimiento de caballería Dragones del Rey. Participó activamente en la defensa de la plaza de Zaragoza durante su segundo sitio y, tras la capitulación, fue hecho prisionero; pero pocos días más tarde logró escaparse y optó por reincorporarse a su unidad que se estaba reorganizando en Gandía.

Finalizada la reestructuración, su regimiento empezó a operar en el territorio norte del reino de Valencia contra las tropas del mariscal Suchet. A pesar de la redacción encomiástica de su hoja de servicios, sus méritos hasta el final de la guerra no debieron de ser muy importantes, ya que sólo alcanzó el grado de teniente (27 de noviembre de 1811), situación en la que acabó la guerra.

Tras la derrota española en Alacuás (26 de diciembre de 1811), las tropas se retiraron en dirección a Alicante, en medio del caos, que se vio agravado por la indisciplina de una parte de las tropas diezmadas por la deserción. Un mes más tarde (26 de enero de 1812), una nueva derrota les obligó a dirigirse hacia La Mancha. Tras finalizar la guerra, su regimiento fue destinado a Madrid.

Parece evidente que Ferraz consideraba que su carrera de ascensos era muy pobre y reclamó diversos premios, sin mucho éxito, por su actuación en la Guerra de la Independencia. Tras varios fracasos, optó, como él mismo señala en su hoja de servicios, por solicitar el pase al Ejército del Perú (22 de julio de 1815).

El 8 de mayo de 1816 inició la travesía a América y tres meses más tarde (8 de septiembre de 1816) llegó al puerto chileno de Arica. Tras completar el equipamiento, bajo el mando de José de Laserna, operaron hasta final de año en el departamento de Tarija. Una vez pacificado este territorio, a principios de 1817 se dirigió hacia Jujuy y Salta, y antes de empezar la campaña fue ascendido a comandante (18 de febrero de 1817). Participó en diversas operaciones, hasta que los resultados adversos le obligaron a retirarse a los cantones del sur del Perú. Durante este año estuvo a las órdenes de Jerónimo Valdés.

En mayo de 1818 formó parte de diversas expediciones por el territorio del norte de Argentina. Un año más tarde se encuentra en una nueva incursión a Jujuy (marzo de 1819), a las órdenes del general Canterac. En mayo y junio de 1820, las tropas españolas volvían a dirigirse hacia Argentina, a fin de atraer tropas y de esta forma facilitar el desembarco de las fuerzas que debían llegar desde España a las órdenes del conde del Abisbal. Como consecuencia de ello, se vieron obligados a retirarse desde Tucumán, enmedio del acoso permanente de las tropas independentistas.

A continuación se dirigió a Lima, que se encontraba amenazada por las tropas que habían llegado desde Chile bajo el mando de San Martín, en donde entraron el 10 de enero de 1821. A finales de enero participó en la conjura que finalizó con la destitución del virrey Joaquín Pezuela, que fue sustituido por José de Laserna. A continuación fue destinado a la línea de Aznapuquio (16 de marzo a 18 de mayo de 1821).

Ante el acoso de las fuerzas enemigas, decidieron retirarse al valle de Jauja.

El 6 de julio, tras abastecer la plaza de El Callao, abandonaron Lima y se dirigieron hacia Jauja, y poco después de su arribo (25 de agosto) volvieron nuevamente hacia la capital peruana, a la que llegaron el 5 de septiembre. Tras atravesar las líneas de cerco penetraron en la plaza de El Callao. A mediados de mes (16 de septiembre) volvieron a salir de la plaza, que se hallaba sobrecargada de personas.

Las tropas permanecieron en el valle de Jauja, reponiendo sus equipos hasta el 26 de marzo de 1822, en que el general Canterac inició una nueva expedición para ocupar la ciudad de Ica. Posteriormente, a las órdenes del general Lóriga se dirigieron a Pisco.

En ambas batallas capturaron numerosos prisioneros y equipamiento militar. Para premiar su actuación en todos estos hechos se le concedió a Ferraz el grado de coronel (23 de mayo de 1822). Una vez más regresaron al valle de Jauja, desde donde salieron en septiembre hacia Arequipa, que había sido ocupada por el general independentista Alvarado.

A principios de 1823 participó Ferraz en las operaciones desarrolladas en la provincia de Arequipa contra Millar. El 18 de junio se hallaba nuevamente en Lima, pero a los pocos días, formando parte de las tropas del general Valdés, se dirigió hacia las provincias de Puno, La Paz y Oruro. Las acciones de dicha campaña le supusieron el ascenso a brigadier (5 de octubre de 1823).

Durante los primeros meses de 1824 compatibilizó la Comandancia Militar de Arequipa con sus responsabilidades en la reorganización de la caballería. Participó en la campaña contra el general Olañeta, quien se había sublevado contra el virrey Laserna. Durante los meses de julio y agosto tuvo lugar esta campaña que produjo grandes pérdidas en los ejércitos. Estos hechos aceleraron la crisis de las fuerzas españolas en América.

Una nueva organización de las tropas, que se habían reunido en Cuzco, confirió a Ferraz la Comandancia General de la Caballería. A continuación emprendieron la lucha contra el caudillo Bolívar, quien se había apoderado de la parte norte del Perú.

El 3 de diciembre participó en la batalla de Corpaguaico y continuó las operaciones hasta la de Ayacucho (9 de diciembre de 1824). Tras la capitulación, al igual que otros oficiales, se dirigió hacia Quilca.

Tras una escala en Río de Janeiro, alcanzó territorio europeo en el puerto de Burdeos (28 de mayo de 1825). Al entrar en España se le asignó residencia en Vitoria (25 de agosto de 1825), mientras se realizaba información sobre su conducta política. Pocos días más tarde (3 de septiembre de 1825) se certificaba que había estado desde 1816 en América “sin que haya tomado parte en las desagradables ocurrencias de la Península durante el ominoso sistema constitucional”.

El 6 de noviembre se le asignaba residencia en Vitoria, en situación de cuartel, y se le reconocían los ascensos y cruces recibidos durante las últimas campañas.

A principios de marzo de 1826 se le confió de forma interina la responsabilidad militar de Álava, que ejerció hasta finales de julio, en que obtuvo permiso (20 de julio de 1826) para tomar baños en la costa entre Bilbao y San Sebastián. En su hoja de servicios señala que aprovechó el cargo para “favorecer con su acostumbrada imparcialidad y buena fe, a muchos jefes y oficiales que procedentes del Ejército Constitucional disuelto en 1823, se hallaban distribuidos en aquella Provincia”.

Hasta 1830 permaneció en la misma situación de cuartel, aunque realizó nuevos viajes a Vizcaya (abril de 1827) y solicitó el traslado a Barcelona alegando motivos de salud y mayor cercanía a su familia. Mejor suerte corrieron sus peticiones de condecoraciones en reconocimiento de su actuación en América.

El 5 de enero de 1830 se le ordenó trasladarse a Cádiz, al objeto de dirigirse a Filipinas a fin de asumir la responsabilidad de 2.º cabo y subinspector de las tropas del Ejército de dichas islas. Ante sus alegaciones se revocó dicha decisión (9 de marzo de 1830).

Cuando se produjo la entrada de la expedición de Espoz y Mina se encontraba tomando baños en Cestona.

En tal coyuntura fue nombrado 2.º comandante del Ejército de Operaciones, creado para combatir dichas expediciones, pero no llegó a ocupar el cargo, ya que ante la urgencia de la situación se recurrió a Luis Fernández de Córdoba que se hallaba en Vitoria en aquellos momentos.

El 25 de mayo de 1831 se le confiere el mando del Regimiento de Caballería de Extremadura. A fines de dicho año, el regimiento fue transferido a Almagro.

Durante su permanencia en la villa manchega desempeñó Ferraz interinamente la Comandancia General de La Mancha y la de armas de Almagro. El 11 de noviembre de 1832 era trasladado su regimiento a Murcia, donde Ferraz también ocupó la Comandancia Militar.

En 1832, la necesidad de configurar un grupo de jefes militares adictos motivó la realización de numerosos cambios en los puestos clave, previa información sobre la conducta política de los candidatos. Y en consecuencia Ferraz fue nombrado para ocupar interinamente la plaza de brigadier coronel del Regimiento de Granaderos a caballo de la Guardia Real, nombramiento que se convirtió en definitivo unos meses más tarde (31 de marzo de 1833).

En el mes de junio se trasladó temporalmente a Madrid para asistir a la jura de la infanta Isabel como princesa de Asturias. Tras el fallecimiento de Fernando VII se le ordenó (8 de octubre de 1833) dirigirse a Vallecas y poco después a Madrid. El 23 de febrero de 1834 es nombrado vocal de la Junta de Clasificación del Distrito de Castilla la Nueva. Durante todo ese año su actividad militar está unida estrechamente al servicio de la Corte, primero en Madrid y posteriormente en Segovia (finales de junio), adonde se trasladó la Reina ante la llegada de la epidemia de cólera.

El 11 de marzo de 1835 fue ascendido a mariscal de campo y, tres días más tarde, nombrado inspector general de Caballería. Desde esta responsabilidad fue uno de los elementos fundamentales en la preparación del Arma durante todo el período de la Primera Guerra Carlista. Ante la crisis de la guerra en el norte, el ministro de la Guerra, Jerónimo Valdés, optó por hacerse cargo de las tropas que se enfrentaban a Zumalacárregui y decidió que Ferraz se hiciera cargo del Ministerio durante su ausencia (8 de abril de 1835 a 13 de junio de 1835), responsabilidad que compatibilizaba con la Inspección General de Caballería.

Al igual que había sucedido en enero de 1835, Ferraz defendió al Gobierno de la sublevación que tuvo lugar en Madrid en agosto de 1836 y tras la cual la Reina juró la Constitución de 1812. Los cambios políticos no supusieron su defenestración, quizá porque era un claro exponente de los militares “ayacuchos”.

Continuó en la Inspección General de Caballería, y desempeñó interinamente la Comandancia General de la Guardia Real de Caballería (16 de febrero de 1837 a 12 de septiembre de 1837; 27 de diciembre de 1837 a 3 de marzo de 1838) y la Inspección General de la Milicia Nacional (19 de mayo de 1840).

En 1838 se le propuso el desempeño interino de la cartera hasta la llegada del titular, Isidro Alaix, pero renunció. El 30 de abril de 1839 alcanzó el grado de teniente general.

Ferraz participó activamente en los momentos de crisis que llevaron a la Reina gobernadora a dimitir y marcharse al exilio. El 20 de julio era nombrado ministro de la Guerra en un gabinete presidido por Antonio González. Poco después, ante la crisis política existente, dimitió el Gobierno y se encomendó al propio Ferraz la responsabilidad de organizar uno nuevo (12 de agosto de 1840), que duró solamente dieciséis días. Tras su cese, se dirigió a Madrid (31 de agosto) para encargarse nuevamente de la Inspección General de Caballería.

Tras la dimisión de la Reina gobernadora, el nuevo Gobierno le mantuvo en el cargo. Las ocupaciones de este puesto le movieron a solicitar (principios de 1841) se le eximiese del desempeño interino de la Inspección General de la Milicia Nacional; sin embargo, Baldomero Espartero se negó a acceder a su petición e incluso le confirió el puesto en propiedad (13 de marzo de 1841).

El ejercicio de ambas responsabilidades le convirtió en un hombre clave en la lucha contra los sublevados de octubre de 1841. La noche del 7 al 8 de octubre acudió a la defensa del Palacio real al frente de los batallones de la Milicia Nacional.

Espartero acudió a combatir la sublevación de Barcelona (noviembre de 1842) acompañado del general Antonio Seoane, capitán general de Castilla la Nueva.

Para sustituirle interinamente se recurrió nuevamente a Ferraz (16 de diciembre de 1842 a 23 de enero de 1843).

Tras la victoria de la coalición antiesparterista, se le aceptó la dimisión (23 de julio de 1843) de todos sus cargos, y quedó destinado de cuartel en Madrid.

Inmediatamente se le concedió permiso (27 de julio de 1843) para viajar a tomar baños en las provincias del norte (Santander y Vascongadas) o en Bagnères (Francia).

A finales de 1844 un informe confidencial le acusaba de estar preparando una sublevación contra el Gobierno moderado en La Mancha; por ello se le ordenó (23 de noviembre) trasladarse de forma inmediata a Talavera de la Reina. En dicha población se mantuvo hasta el 6 de mayo de 1845, cuando se le autorizó a regresar a la capital.

Desde esta fecha hasta julio de 1854 permaneció de cuartel en Madrid, salvo algunas temporadas en que solicitó permiso para trasladarse a tomar baños o a pasar el verano en zonas menos calurosas. Tras el triunfo de la Revolución, Ferraz no se integró en ningún puesto de responsabilidad. Durante los meses finales de ese año viajó a distintos lugares de reposo y balnearios (El Molar, Ontaneda, etc.).

El 1 de enero de 1855 asumía la alcaldía de Madrid.

Durante su mandato los problemas más importantes a los que tuvo que enfrentarse fueron la epidemia de cólera y la tensión política existente que provocó serios incidentes con la Milicia Nacional de Madrid. Los dos sucesos referidos a la Milicia Nacional fueron el plante de los comandantes madrileños en marzo de 1855, y el asalto a las Cortes por parte del piquete que guarnecía el edifico en enero de 1856.

El 18 de noviembre de 1855 fue nombrado inspector general de la Milicia Nacional. Ferraz tomó parte a favor de Espartero en los enfrentamientos de Madrid, por ello fue inmediatamente cesado de todos sus cargos (15 de julio de 1856) y puesto bajo arresto domiciliario (20 de julio de 1856). A finales de año (13 de diciembre de 1856) se sobreseyó la causa.

A partir de ese momento su actuación política pasa a segundo plano. En su expediente constan numerosos viajes al objeto de tomar baños en distintas regiones españolas e, incluso, en Francia. Tras el regreso de Leopoldo O’Donnell, es nombrado (28 de julio de 1858) vocal de la Junta consultiva de Guerra.

El 31 de agosto de 1866 fallece en San Lorenzo de El Escorial.

Fue elegido senador por Huesca en las elecciones de 1839, 1841 y 1843. En 1853 se le nombró senador vitalicio.

Estaba en posesión de diversas condecoraciones por su actuación en la Guerra de la Independencia y por su intervención en los sucesos de octubre de 1841. Cabe mencionar especialmente las grandes cruces de la Real Orden Americana, de Isabel la Católica (1835), de la Orden Nacional y Militar de San Fernando (1838), y de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (1852).

Fue miembro de las Sociedades Económicas de Amigos del País de Huesca (1839) y Murcia (1839), y honorario de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza (1 de septiembre de 1839).

 

Obras de ~: Instrucción provisional para el servicio de guerrillas de la caballería (formada y mandada circular a los cuerpos del Arma por don Valentín Ferraz), Madrid, Imprenta de don José María Repullés, 1838; Memoria de los trabajos ejecutados para obtener la elevación y repartimiento de las aguas llamadas de la Fuente de la Reina, Madrid, Imprenta Librería de don Eusebio Aguado, 1856.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia). Ilustres, Caja 55 exp. 1; Archivo Histórico Nacional (Madrid) Estado, legs. 894 exp. 54, 6319; Archivo Histórico de Protocolos (Madrid) leg. 24711; Archivo del Senado, exps. personales, His 0165-03; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación electoral, 16 n.º 12, 20 n.º 32.

Gaceta de Madrid, 3 de julio de 1824; 28 de marzo de 1845; 17 de septiembre de 1866; Biografía del Excelentísimo Señor Teniente General Don Valentín Ferraz: publicada en la obra del Estado Mayor General del Ejército, Madrid, Imprenta de Pedro Montero, 1854; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Bilbao, Espasa Calpe, [1910- 1975]; J. de la Pezuela, Memoria de gobierno, ed. y pról. de V. Rodríguez Casado y G. Lohmann Villena, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1947; E. Fernández Clemente (dir.), Gran enciclopedia aragonesa, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro, 1980-1982; V. Herrero Mediavilla (dir.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, [1986-2005], I microficha 330 n.os 1, 20-34, 52, 54; microficha 343 n.os 20-22, microficha 1066 n.os 347- 348; II microficha 324 n.os 219-221, microficha 343 n.º 48; J. Pascual de Quinto y de los Ríos, Relación general de señores académicos de la Real de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza (1792-2004), Zaragoza, Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, 2004; F. García- Mercadal y García-Loygorri y F. Martínez de Baños Carrillo, Valentín Ferraz (1792-1866). Un militar altoaragonés en la corte Isabelina, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 2010.

 

José Ramón Urquijo Goitia

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