De familia aristocrática, Antonio Cánovas del Casti­llo nació en Madrid el 13 de diciembre de 1908. Es­tudió en Granada la carrera de Arquitectura. Por mo­tivos políticos, huyó de España en 1936, instalándose en París. Allí comenzó accidentalmente su actividad en el mundo de la moda, realizando diseños de joyas, ves­tidos y sombreros para diversos diseñadores franceses. Trabajó para las casas Chanel, Schiaparelli y Paquin.

En 1944, se trasladó a Nueva York contratado por Elizabeth Arden. Permaneció en Estados Unidos hasta 1950, trabajando además en la realización de vestidos para la Ópera de Nueva York y Broadway. A principios de los años cincuenta fue contratado por la casa Lanvin, en la que consiguió una sintonía to­tal con los valores de la firma, que se plasmaron en la autoría compartida en las etiquetas de sus creaciones (LanvinCastillo). En aquellos momentos esta firma parisina realizaba trajes de ajustados corpiños y faldas holgadas. Sus siguientes diseños emplearon como ele­mento esencial las faldas, hasta las caderas que en pro­gresivas colecciones se van alargando hasta el suelo. A partir de los años cincuenta se confirmó como uno de los grandes modistos de la costura francesa. Os­car de la Renta entró a trabajar en Lanvin como asis­tente de Antonio Castillo. Dejó de trabajar para Lan­vin para abrir su propia casa en 1965 en el número 8 de la rue de Faubourg Saint-Honoré de París, reali­zando sus diseños para su propia clientela. [...]