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Juan Alfonso Pimentel

Biografía

Alfonso Pimentel, Juan. Conde de Benavente (I). ?, c. 1355 – ¿Benavente? (Zamora), XII.1419. Noble, caballero.

Era miembro de un numeroso linaje portugués, asentado entre los ríos Miño y Duero, cuya elevación se debe a su tatarabuelo, Vasco Martíns Pimentel, merino mayor en los últimos años del reinado de Alfonso III y en los tres primeros de Dionís.

Enemistado con este monarca, pasa a Castilla, al servicio de Alfonso X; combatiendo a su servicio en el enfrentamiento con su hijo, el futuro Sancho IV, hallará la muerte cerca de Córdoba. Aunque sus hijos aparecen pronto al servicio de don Dionís, el horizonte castellano será una constante en la familia, alguno de cuyos miembros combatirá en el Salado, al servicio de Alfonso XI, hasta el definitivo traslado a Castilla de una de las más importantes ramas de la familia.

Juan Alfonso era hijo de Rodrigo Alfonso Pimentel, mencionado como comendador de Mértola; se ignora el nombre de su madre, de la que se sabe solamente que era hija de Lourenço da Fonseca. Su elevación personal y familiar tiene lugar como consecuencia de su matrimonio con Juana Téllez, hermana ilegítima de Leonor Téllez, esposa de Fernando I, probablemente en 1377, en el marco de las relaciones matrimoniales tejidas por la Reina para afirmar su poder. De este matrimonio nacen Beatriz, Rodrigo, que sucederá en el condado, Alfonso y Teresa.

También estaba casado con otra hermana de la reina Leonor, María Téllez, el infante don Juan, hijo de Pedro I e Inés de Castro: los vínculos familiares incluían por tanto a Juan Alfonso en un grupo político muy definido. Su presencia en los desposorios de Beatriz y Juan I de Castilla, en Salvaterra de Magos (30 de abril de 1383) le sitúa entre los defensores de posiciones castellanistas en el próximo conflicto sucesorio portugués.

Fernando I le hizo donación de Vinhais, Lomba y Valpaços, en 1373, y le nombró alcaide de Penas Róias y de Bragança, cargo que también ocupó su abuelo homónimo en 1357 y que determinará una estrecha vinculación con la nobleza local. Recibía también varias donaciones procedentes de confiscaciones dictadas por el Monarca: en junio de 1374 los bienes confiscados en Bragança a Gómez Lourenço, almojarife de esta villa; en septiembre de 1375 le donaba Penaguiao, Fontes, Gestaço y Godim, confiscados a Vasco Martínez de Sousa, al menos los dos primeros lugares.

En la crisis que abre el fallecimiento de Fernando I, Juan Alfonso, que ya entonces aparece como cabeza del linaje Pimentel, desempeñará importante protagonismo, siempre próximo a la Reina; en consecuencia, adopta desde el primer momento una posición favorable a los derechos al trono portugués de la princesa Beatriz y de su esposo, Juan I de Castilla, y se halla entre los miembros de la nobleza que les reciben en Santarém, en enero de 1384.

Tras su llegada al poder, el nuevo monarca portugués, Juan I, ordenó, en abril de 1385, la confiscación de las donaciones que le hiciera Fernando I. Tras la derrota del rey de Castilla en Aljubarrota, Juan Alfonso mantuvo Bragança y su territorio dentro de la obediencia castellana; sólo abandonó su posición a favor del monarca castellano cuando, tras un durísimo cerco, Chaves fue conquistada (abril de 1386) por el condestable Nuno Álvares Pereira, y después de una minuciosa negociación con éste que le garantizó la conservación de todos su bienes. Inmediatamente confirmó Juan I las donaciones hechas por Fernando I, incluyendo la justicia civil y criminal en aquellos lugares, y las incrementa con otras nuevas; no fue fácil la recuperación de algunos lugares como Vinhais, porque un año después hubo de exigir el Rey, bajo severas penas, que se efectuase la entrega prevista.

En su consolidada posición al servicio del monarca portugués participó en la expedición anglo-portuguesa en Castilla (marzo-abril de 1387), cuyo ejército se concentró en Bragança y que tuvo en Benavente uno de sus principales hechos de armas. En 1392 negocia el matrimonio de su hija Beatriz con Martín Alfonso de Melo, celebrándolo algo después; en mayo del año siguiente, Portugal y Castilla firmaban una prórroga de las treguas vigentes: Juan Alfonso figura entre los nobles que las juran por parte portuguesa; su hijo Rodrigo es uno de los rehenes cuya entrega garantizaría su cumplimiento.

Sin embargo, desde mediados de la década de los noventa, se deterioran rápidamente las relaciones de Juan Alfonso con Juan I, lo que acabará provocando que el señor de Bragança abandone definitivamente Portugal. La ruptura se habría producido, de acuerdo con una confusa noticia difícil de confirmar, por el asesinato de Beatriz por su esposo sin que Juan I aplicase el castigo demandado por su padre.

Las razones tienen que ver, sin duda, con la situación política del reino. Por una parte, el deseo del monarca portugués de afirmar sólidamente su poder causa inquietud en la nobleza menos afecta y provoca el paso a Castilla de algunos linajes como Acuña, Pacheco, Coello y el propio Pimentel, encabezado por Juan Alfonso. El trasvase se produce en el marco del nuevo enfrentamiento entre ambos reinos provocado por la toma de Badajoz por el monarca portugués (mayo de 1396) y la reacción castellana cuyas consecuencias más importantes son un enfrentamiento naval y el incendio de Viseo.

Tras unas negociaciones que, en nombre de Enrique III, lleva Diego López de Estúñiga, Juan Alfonso recibía del monarca castellano (marzo de 1398) Benavente, que en ese momento era de la reina Catalina, con título condal, tierra para ochenta lanzas, cantidades proporcionales para sus acompañantes, según su rango, la confirmación de Bragança y Vinhais, que retendría en nombre de Dionís, cuya candidatura al trono portugués era apoyada por el monarca castellano y que, de triunfar, supondría para Juan Alfonso la recuperación de todo su patrimonio en Portugal.

Naturalmente, Juan I distribuía entre sus fieles todos los bienes confiscados a Juan Alfonso.

No fue sencilla la toma de posesión de Benavente.

Dos años después, los habitantes de esta villa presentan al Rey un detallado memorial de agravios inferidos por su nuevo señor. Se trata de indudables abusos de poder, en especial del entorno portugués que acompaña a Juan Alfonso, pero también de la resistencia de una desarrollada organización concejil al dominio señorial.

La firma de treguas entre ambos reinos, en agosto de 1402, creaba un nuevo escenario político; la mutua devolución de plazas ocupadas incluía la entrega de Bragança y Vinhais y suponía el fin de la posibilidad de Juan Alfonso de un retorno a Portugal. Fue preciso que Enrique III le ordenase por dos veces la entrega de las mismas y una dura negociación; hizo entrega efectiva a García Fernández, comendador mayor de la Orden de Santiago en Castilla, por delegación del maestre, Lorenzo Suárez de Figueroa, en los primeros días de abril de 1403. Fue compensado con la concesión de una renta de 60.000 maravedíes anuales sobre las alcabalas de Zamora.

El encaje del nuevo linaje en la nobleza castellana, al más alto nivel, se hace efectivo a partir de 1410, con el matrimonio de su primogénito, Rodrigo Alfonso, con Leonor Enríquez, hija del almirante de Castilla; la dote de la novia aportaba a la familia las primeras posesiones en Galicia, muy próximas también a la frontera portuguesa. Para consolidar la posición del linaje, Juan Alfonso constituía mayorazgo a favor de su sucesor y disponía la renuncia, bien compensada, de sus otros dos hijos al parte correspondiente de la herencia: Alfonso, que profesará en el monasterio jerónimo de Guadalupe, y Teresa, que, cinco años después, contraerá matrimonio con Pedro de Bazán. A pesar de las precisas disposiciones, las cuestiones hereditarias se prolongan hasta 1423, en que Guadalupe acepta un acuerdo muy ventajoso para el monasterio, y dos años más hasta la definitiva liquidación.

Desde 1419, Rodrigo Alfonso aparece al frente de los asuntos familiares a causa de la enfermedad de su padre; a punto de partir hacia Francia, como miembro de una embajada castellana, Rodrigo otorga poderes para la administración de sus bienes a su esposa, Leonor Enríquez. Precisamente durante el transcurso de esta embajada se producía el fallecimiento de Juan Alfonso, seguramente en el mes de diciembre de 1419. Fue enterrado, según había dispuesto, en el convento de San Francisco de Benavente, en la capilla que había ordenado construir al efecto.

 

Bibl.: E. Mitre Fernández, Evolución de la nobleza en Castilla bajo Enrique III (1390-1406), Valladolid, Universidad de Valladolid, 1966; L. Suárez Fernández, Historia del reinado de Juan I de Castilla, Madrid, Universidad Autónoma, 1977; I. Beceiro Pita, El condado de Benavente en el siglo xv, Benavente, Centro de Estudios Benaventanos, 1998; B. Vasconcelos e Sousa, Os Pimentéis. Percursos de uma linhagem da nobreza medieval portuguesa (séculos xiii-xiv), Lisboa, Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 2000; R. C. Gomes, D. Fernando, Lisboa, Círculo de Leitores, 2005.

 

Vicente Ángel Álvarez Palenzuel

 

 

 

 

 

 

Alfonso Pimentel, Juan. Conde de Benavente (I). ?, c.1355 – ¿Benavente? (Zamora), XII.1419. Noble, caballero.

Era miembro de un numeroso linaje portugués, asentado entre Miño y Duero, cuya elevación se debe a su tatarabuelo, Vasco Martíns Pimentel, merino mayor en los últimos años del reinado de Alfonso III y en los tres primeros de Dionís. Enemistado con este monarca, pasa a Castilla, al servicio de Alfonso X; combatiendo a su servicio en el enfrentamiento con su hijo, el futuro Sancho IV, hallará la muerte cerca de Córdoba. Aunque sus hijos aparecen pronto al servicio de don Dionís, el horizonte castellano será una constante en la familia, alguno de cuyos miembros combatirá en el Salado, al servicio de Alfonso XI, hasta el definitivo traslado a Castilla de una de las más importantes ramas de la familia.

Juan Alfonso era hijo de Rodrigo Alfonso Pimentel, mencionado como comendador de Mértola; se ignora el nombre de su madre, de la que se sabe solamente que era hija de Lourenço da Fonseca. Su elevación personal y familiar tiene lugar como consecuencia de su matrimonio con Juana Téllez, hermana ilegítima de Leonor Téllez, esposa de Fernando I, probablemente en 1377, en el marco de las relaciones matrimoniales tejidas por la reina para afirmar su poder. De este matrimonio nacen Beatriz, Rodrigo, que sucederá en el condado, Alfonso y Teresa. También estaba casado con otra hermana de la reina Leonor, María Téllez, el infante don Juan, hijo de Pedro I e Inés de Castro: los vínculos familiares incluían por tanto a Juan Alfonso en un grupo político muy definido. Su presencia en los desposorios de Beatriz y Juan I de Castilla, en Salvaterra de Magos (30 de abril de 1383) le sitúa entre los defensores de posiciones castellanistas en el próximo conflicto sucesorio portugués.

Fernando I le hizo donación de Vinhais, Lomba y Valpaços, en 1373, y le nombró alcaide de Penas Róias y de Bragança, cargo que también ocupara su abuelo homónimo en 1357 y que determinara una estrecha vinculación con la nobleza local. Recibía también varias donaciones procedentes de confiscaciones dictadas por el monarca: en junio de 1374 los bienes confiscados en Bragança a Gómez Lourenço, almojarife de esta villa; en septiembre de 1375 le donaba Penaguiao, Fontes, Gestaço y Godim, confiscados a Vasco Martínez de Sousa, al menos los dos primeros lugares.

En la crisis que abre el fallecimiento de Fernando I, Juan Alfonso, que ya entonces aparece como cabeza del linaje Pimentel, desempeñará importante protagonismo, siempre próximo a la Reina; en consecuencia, adopta desde el primer momento una posición favorable a los derechos al trono portugués de la princesa Beatriz y de su esposo, Juan I de Castilla, y se halla entre los miembros de la nobleza que les reciben en Santarém, en enero de 1384.

Tras su llegada al poder, el nuevo monarca portugués, Juan I, ordenó, en abril de 1385, la confiscación de las donaciones que le hiciera Fernando I. Tras la derrota del rey de Castilla en Aljubarrota, Juan Alfonso mantuvo Bragança y su territorio dentro de la obediencia castellana; solo abandonó su posición a favor del monarca castellano cuando, tras un durísimo cerco, Chaves fue conquistada (abril de 1386) por el condestable Nuno Álvares Pereira, y después de una minuciosa negociación con éste que le garantizó la conservación de todos su bienes. Inmediatamente confirmó Juan I las donaciones hechas por Fernando I, incluyendo justicia civil y criminal en aquellos lugares, y las incrementa con otras nuevas; no fue fácil la recuperación de algunos lugares como Vinhais porque, un año después, hubo de exigir el rey, bajo severas penas, que se efectuase la entrega prevista.

En su consolidada posición al servicio del monarca portugués participó en la expedición anglo-portuguesa en Castilla (marzo-abril de 1387), cuyo ejército se concentró en Bragança y que tuvo en Benavente uno de sus principales hechos de armas. En 1392 negocia el matrimonio de su hija Beatriz con Martín Alfonso de Melo, celebrado algo después; en mayo del año siguiente, Portugal y Castilla firmaban una prórroga de las treguas vigentes: Juan Alfonso figura entre los nobles que las juran por parte portuguesa; su hijo Rodrigo es uno de los rehenes cuya entrega garantizaría su cumplimiento.

Sin embargo, desde mediados de la década de los noventa, se deterioran rápidamente las relaciones de Juan Alfonso con Juan I, lo que acabará provocando que el señor de Bragança abandone definitivamente Portugal. La ruptura se habría producido, de acuerdo con una confusa noticia difícil de confirmar, por el asesinato de Beatriz por su esposo sin que Juan I aplicase el castigo demandado por su padre.

Las razones tienen que ver, sin duda, con la situación política del reino. Por una parte, el deseo del monarca portugués de afirmar solidamente su poder causa inquietud en la nobleza menos afecta y provoca el paso a Castilla de algunos linajes como Acuña, Pacheco, Coello y el propio Pimentel, encabezado por Juan Alfonso. El trasvase se produce en el marco del nuevo enfrentamiento entre ambos reinos provocado por la toma de Badajoz por el monarca portugués (mayo de 1396) y la reacción castellana cuyas consecuencias más importantes son un enfrentamiento naval y el incendio de Viseo.

Tras unas negociaciones que, en nombre de Enrique III, lleva Diego López de Estúñiga, Juan Alfonso recibía del monarca castellano (marzo de 1398) Benavente, que en ese momento era de la reina Catalina, con título condal, tierra para ochenta lanzas, cantidades proporcionales para sus acompañantes, según su rango, la confirmación de Bragança y Vinhais, que retendría en nombre de Dionís, cuya candidatura al trono portugués era apoyada por el monarca castellano y que, de triunfar, supondría para Juan Alfonso la recuperación de todo su patrimonio en Portugal. Naturalmente, Juan I distribuía entre sus fieles todos los bienes confiscados a Juan Alfonso.

No fue sencilla la toma de posesión de Benavente. Dos años después, los habitantes de esta villa presentan al rey un detallado memorial de agravios inferidos por su nuevo señor. Se trata de indudables abusos de poder, en especial del entorno portugués que acompaña a Juan Alfonso, pero también de la resistencia de una desarrollada organización concejil al dominio señorial.

La firma de treguas entre ambos reinos, en agosto de 1402, creaba un nuevo escenario político; la mutua devolución de plazas ocupadas incluía la entrega de Bragança y Vinhais y suponía el fin de la posibilidad de Juan Alfonso de un retorno a Portugal. Fue preciso que Enrique III le ordenase por dos veces la entrega de las mismas y una dura negociación; hizo entrega efectiva a García Fernández, comendador mayor de la Orden de Santiago en Castilla, por delegación del maestre, Lorenzo Suárez de Figueroa, en los primeros días de abril de 1403. Fue compensado con la concesión de una renta de 60.000 maravedíes anuales sobre las alcabalas de Zamora.

El encaje del nuevo linaje en la nobleza castellana, al más alto nivel, se hace efectivo a partir de 1410, con el matrimonio de su primogénito, Rodrigo Alfonso, con Leonor Enríquez, hija del Almirante de Castilla; la dote de la novia aportaba a la familia las primeras posesiones en Galicia, muy próximas también a la frontera portuguesa. Para consolidar la posición del linaje, Juan Alfonso constituía mayorazgo a favor de su sucesor y disponía la renuncia, bien compensada, de sus otros dos hijos al parte correspondiente de la herencia: Alfonso, que profesará en el monasterio jerónimo de Guadalupe, y Teresa, que, cinco años después, contraerá matrimonio con Pedro de Bazán. A pesar de las precisas disposiciones, las cuestiones hereditarias se prolongan hasta 1423, en que Guadalupe acepta un acuerdo muy ventajoso para el monasterio, y dos años más hasta la definitiva liquidación.

Desde 1419, Rodrigo Alfonso aparece al frente de los asuntos familiares a causa de la enfermedad de su padre; a punto de partir hacia Francia, como miembro de una embajada castellana, Rodrigo otorga poderes para la administración de sus bienes a su esposa, Leonor Enríquez. Precisamente durante el trascurso de esta embajada se producía el fallecimiento de Juan Alfonso, seguramente en el mes de diciembre de 1419. Fue enterrado, según había dispuesto, en el convento de San Francisco de Benavente, en la capilla que había ordenado construir al efecto.

Bibl.: E. Mitre Fernández, Evolución de la nobleza en Castilla bajo Enrique III (1390-1406). Valladolid, Universidad de Valladolid, 1966; L. Suárez Fernández, Historia del reinado de Juan I de Castilla. Madrid, Universidad Autónoma, 1977; I. Beceiro Pita, El condado de Benavente en el siglo XV, Benavente, Centro de Estudios Benaventanos, 1998; B. Vasconcelos E. Sousa, Os Pimentéis. Percursos de uma linhagem da nobreza medieval portuguesa. (séculos XIII-XIV), Lisboa, Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 2000; R. C. Gomes, D. Fernando, Lisboa, Círculo de Leitores, 2005.

Vicente Ángel Álvarez Palenzuela